PEREZ17102022

MUJERES QUE ESCRIBEN EN NUEVO LEÓM
Entrevista con Marisol Vera Guerra
Eligio Coronado 

1.- ¿Cómo te convertiste en escritora
R= En la casa de mi infancia los libros eran algo cotidiano porque papá tenía la manía de leer a todas horas y en todos los rincones. Él solía darme poemas para que los declamara, y un día, cuando tenía 8 años, le dije que ya no era necesario que me buscara poemas para memorizarlos, porque a partir de ahí escribiría los míos. Me gustaba mucho leer poesía barroca, Sor Juana y Francisco de Quevedo fueron dos de mis primeros modelos.

Empecé haciendo redondillas y sonetos. Mi papá fue técnicamente mi primer editor, me corregía la métrica; cuando el poema estaba listo lo pasaba en limpio, con su caligrafía impecable (mi letra siempre ha sido de patas de araña), y lo enmarcaba para obsequiarlo a alguno de mis profesores o a mi mamá. Pero lo que yo quería era ser astrónoma o arqueóloga. Amaba todo lo que tuviera que ver con los astros y con las civilizaciones antiguas.

Cuando tenía 13 años, leyendo la biografía de Edgar Allan Poe, supe que la escritura podía ser un oficio y ahí me lo comencé a tomar en serio. En el camino fue fundamental mi paso por el taller literario de ARGOS y mi trabajo en la editorial Voces de Barlovento, en Tampico. Sin embargo, no me asumí como escritora hasta que ya tenía dos hijos y algunos libros publicados. Me asumí escritora porque tenía que dar de comer a mis hijos, estaba sola y la literatura era lo único que en ese momento me podía dar un poco de sustento.

2.- ¿Qué sientes cuando escribes?
R= Siento que soy yo misma.

3.- ¿Cómo te ves a ti misma como autora?
R= Feliz y obsesiva.

4.- ¿Cómo juzgas la obra escrita por hombres en la actualidad?
R= Juzgar es una palabra inquisidora (risas). Veo una gran variedad de pulsiones y temas; ahí está, por ejemplo, Gastón Alejandro Martínez, poeta de Tamaulipas (además trovador y crítico) que escribe en una dúctil mezcla de erudición y cotidianidad, habla a raudales sobre la casa y los temas domésticos; y hasta me ha dicho que encuentra paz en la tarea de lavar los trastes, yo que lavo muy mal los trastes y no sé ponerme en estado zen, pienso que su literatura merece una atención que no ha tenido en demasía.

Por otro lado, Margarito Cuéllar, poeta afincado en esta ciudad y uno de los escritores más sólidos de la literatura mexicana actual, que enlaza sus versos entre aeropuertos, cantos, noches estrelladas, pieles y lluvias: bien nos hace acompañarlo en su viaje hasta Medellín, como nos presenta una lista de animales que en su carácter de ordinarios se vuelven fantásticos (no es raro, en su inclinación a poetizar su tránsito por el mundo, haberle dedicado un libro a Blaise Cendrars). Por citar a un par que disfruto bastante.

5.- ¿Y la escrita por mujeres?
R= Me fascina la fuerza, la capacidad de crear imágenes de muchas escritoras, de contar de nuevo lo que parecía ya contado y darle un matiz que lo resignifica. La prosa de Patricia Laurent Kullick (✝) y la poesía de Gloria Gervitz son de lo más genial que he hallado en la literatura mexicana contemporánea.

La voz de Gabriela Cantú Westendarp me ha llamado bastante la atención desde 2010 − cuando la conocí, aquí en Monterrey, en el encuentro México Joven que organiza la poeta y académica polaca Maja Zawierzeniec−, por su pulcritud, el verso minucioso donde van emergiendo con suavidad el tiempo, el cuerpo, la casa, los espacios de la memoria; en esa contemplación que es, me parece, herencia de la poesía mística que ella logra traer a la posmodernidad.

Pero necesitamos leernos más entre nosotras, pues por mucho tiempo fuimos excluidas de las librerías y de los programas académicos. Cuando me integré, en 2020, al comité organizador de la Feria Nacional del Libro de EscritorasMx (FENALEM), me hice consciente del sesgo que hay, todavía, entre las regiones geográficas. La obra de importantes poetas contemporáneas sigue siendo poco estudiada y no tan visibilizada como merece; por ejemplo, la poeta chihuahuense Reneé Acosta, que tiene una voz poco común en la literatura mexicana, donde integra el conocimiento filosófico, antropológico y poético, a menudo con matices experimentales, además de un profundo trabajo de investigación literaria.

6.- ¿Qué problemas sociales o morales has enfrentado como escritora?
R= La poesía me ha llevado por muchos lugares, me ha abierto muchas puertas. Pero he recibido agresiones en el camino, primero porque he abordado −desde que era muy joven− temas que parecían o bien negados al universo femenino, como el incesto, la masturbación, la violencia (aclaro, no me considero una escritora erótica, simplemente hablo de forma directa sobre la sexualidad y el cuerpo), o bien intimistas, la vida cotidiana, pues.

Luego, me enfrenté al prejuicio (que me parece medieval) de que “las mujeres con hijos no pueden escribir”. Cuando aparecieron mis primeras publicaciones, hubo quien me dijo que “si quería ser reconocida, debía hablar de los temas universales”. Pero ¿por qué el cuerpo de las mujeres y la vida cotidiana no eran universales?

Cuando conocí la poesía de Sylvia Plath, la sentí como una especie de alma gemela, eso me ayudó a validar y madurar mi propia voz. Se juzga con superficialidad cuando las mujeres escribimos desde el yo, porque se tiene el prejuicio de que eso es fácil o autocomplaciente, pero desde el momento en que vas elaborando un yo lírico, hay un trabajo válido.

¿Presión social?, ¡mucha!, de propios y extraños: viví mi infancia en Tantoyuca, Veracruz, en los años 80, un contexto tradicional donde las niñas teníamos un destino ya trazado. Mi gusto por la literatura parecía una monería que estaba bien mientras no me lo tomara demasiado en serio. De adolescente me esforcé por ser lo que otros esperaban, pero el costo de no ser yo misma fue la enfermedad sobre mi cuerpo; al final decidí seguir mi naturaleza, y me vine desplazando cada vez más hacia el norte.

Sin embargo, a pesar de estar en esta ciudad progresista, debido a mi condición de madre, me enfrenté a tantas agresiones y exclusiones que merecen un ensayo completo. Ahora mi hijo mayor acaba de cumplir 15 años y el año pasado la UANL publicó mi libro «El cuerpo, el yo y la maternidad», donde abordo −a través de la poesía− este tema de la censura del cuerpo y el maternaje.

7.- ¿Te han censurado alguna vez?
R= Te respondo con un par de anécdotas: el editor de mi libro «Canciones de espinas» me comentó que, en una ocasión, había batallado para imprimirlo porque el impresor lo consideraba inmoral. En otra ocasión, cuando estaba documentando, a través del autorretrato, mi libro sobre la maternidad, algunos conocidos me llamaron para que bajara mis fotos “pornográficas” de las redes sociales, y recibí insultos a través del chat “por exponer mi cuerpo”. Supongo, porque el cuerpo de una mujer en el puerperio o en el embarazo no entra en el canon de belleza; los pezones dando leche o unas estrías, escandalizan. Tradicionalmente los poetas le cantan al cuerpo de la mujer idealizada, no al cuerpo gestante, al cuerpo que ha dado vida, que está roto o se ha gastado.

8.- ¿Te han menospreciado como autora?
R= No que yo sepa.

9.- ¿Consideras que la crítica literaria es más benévola con los hombres que con las mujeres, o es pareja?
R= Históricamente ha sido más subjetiva con las mujeres, se ha dado por hecho que la escritura es un trabajo “masculino” y se ha invalidado e invisibilizado la obra de muchas escritoras por razones de género. Pero en la actualidad veo una revaloración de nuestro trabajo de una manera más objetiva y justa; y somos las propias mujeres quienes estamos provocando este cambio.

10.- ¿Qué autores te han impactado más?
R= En la niñez y pubertad, Edgar Allan Poe, Gustavo Adolfo Bécquer, Isaac Asimov, Julio Verne y Oscar Wilde; ya en la juventud, el primer poeta “de carne y hueso” al que leí fue el tampiqueño Arturo Castillo Alva, de él aprendí que se podía hablar sobre las cosas cotidianas, sobre la memoria y la ciudad. En esa misma época, me impactaron Borges, Kafka, Cavafis, Blake, Rimbaud y Camus. Yo diría que igual impacto tuvieron en la construcción de mi pensamiento, los libros de divulgación científica de Carl Sagan, Stephen Hawking y Brian Greene; y de los historiadores Enrique Florescano y Miguel León-Portilla.

11.- ¿Y qué escritoras?
R= Sin orden cronológico o geográfico, Sor Juana Inés de la Cruz, Sylvia Plath, Inés Arredondo, Gloria Gómez Guzmán, Gloria Gervitz, Alejandra Pizarnik, Silvia Favaretto, María Fernanda Ampuero, Mónica Ojeda, Elfriede Jelinek, Ethel Krauze, Alice Munro, Briceida Cuevas Cob, Svetlana Alexievich, Marguerite Yourcenar, Cristina Rivera Garza y (aunque ya se ha vuelto lugar común decirlo, y qué bueno) Irene Vallejo.

12.- ¿Has publicado libros (y cuáles son)?

R= Libros individuales:

«El cuerpo, el yo y la maternidad» (UANL, Monterrey, 2022);
«Otras mujeres como lobas» (Jade Publishing, Corpus Christi, 2021);
«Si La Muerte Se Enamora De Mí» (Voces de Barlovento, Tampico, 2019, 2021 / LELF, San Antonio, 2021);
«Antologia personale» (Progetto 7LUNE, Venecia, 2019);
«La muchacha cola de zorro» (Bitácora de Vuelos Ediciones, Saltillo, 2017);
«Imágenes de la fertilidad, canciones al hijo del viento» (ITCA, Cd. Victoria, 2016);
«Gasterópodo» (Ediciones El Humo, Querétaro, 2014);
«Canciones de espinas» (Poetazos, Monterrey, 2014);
«El yo desmembrado» (Zona no Verbal, Querétaro, 2014);
«Nunca tuve la vocación de Ana Karenina» (La Regia Cartonera, Monterrey, 2012);
«Crónica del silencio» (Letras de Pasto Verde, Orizaba, 2009);
«Tiempo sin orillas» (Voces de Barlovento, Tampico, 2009).

Antologías:

«Nelle stanze di Alice» (Supernova, Italia, 2021);
«Festival Internacional de Poesía Latinoamericana FEIPOL» (LAFA, EUA, 2018);
«La luna e i serpenti, prima antologia di landai ispanoamericani» (Progetto 7LUNE, Italia, 2014);
«Parkour Pop.ético o cómo saltar las bardas hacia el poema» (SEP / DGESPE, 2017);
«El ojo de la palabra, poesía visual regiomontana» (UANL / Ediciones del lirio, 2018);
«Ensayo panorámico de la literatura en Tamaulipas» (ITCA, 2015);
«Verso norte, bitácora de voces» (UANL / PD, 2012);
«Aquella voz que germina, retrosubjetiva de poesía tamaulipeca» (Gob. de Tamaulipas, 2010);
«Perros de agua, nuevas voces desde el sur de Tamaulipas» (Ayto. de Tampico / Miguel Ángel Porrúa, 2007) y otras.

Volúmenes colectivos (compiladora, bajo el sello editorial Ediciones Morgana)

«El poema que le gustaría habitar» (2022)
«Donde caen las máscaras humanas» (2021)
«El mundo clausurado» (coedición con UNAM San Antonio / Letras en la Frontera)
«Ritualidad, mito y poesía» (del taller literario impartido en UNAM San Antonio, 2019)
«Escritura de cuentos de hadas para mujeres» (2018).

13.- ¿Cuál consideras que es tu mejor libro o texto (poema, cuento, novela, etcétera)?
R= Creo que mi libro mejor portado es el de «Imágenes de la fertilidad», con poemas que sincretizan mito e historia sobre La Huasteca. Si hablo de poemas específicos, entre los que considero mejor logrados está el de “Zapatos nuevos”, que se publicó en la página de la Academia Mexicana de la Lengua, y los que han despertado mayor empatía entre los lectores: “Me dormí con un pitbull y desperté con una cobra”, “Astillas” y “Quiero un mundo donde mis hijas caminen libres”.

14.- ¿Premios, becas o reconocimientos que hayas recibido?
R= He recibido apoyo del Instituto Tamaulipeco para la Cultura y las Artes, a través de su Programa de Estímulos a la Creación y al Desarrollo Artístico, y de su programa de publicaciones; así como de CONARTE, a través de su programa de Apoyo a la difusión y Promoción Artística para presentar mi obra en Italia. Premio Internacional de Poesía La Carta de Altino, Italia, 2020. Entre los reconocimientos destaco el que recibí de la asociación cultural veneciana Progetto 7LUNE por mi exposición visual “Poesía para desactivar patrones establecidos”.

15. ¿Proyectos en puerta?
R= Estoy trabajando en un poemario bilingüe, tének-castellano, con la guía de mis maestros originarios de La Huasteca, que espero tener listo este año. También estoy escribiendo un libro de cuento. Y el 30 de abril pretendo hacer el lanzamiento oficial del primer volumen de la colección LATIKA, Literatura para las Infancias, que reúne textos de narradores y poetas seleccionados bajo convocatoria, con el sello de Ediciones Morgana.