Dallas.- Al parecer las cosas no le salen bien a Donald Trump, leo que sus ofensivas legales no levantan vuelo, por la falta de pruebas los jueces las desechan.
Y su mal genio y desavenencias, incluso con sus funcionarios cercanos, lo llevan a despedirlos. Ya sabrá usted que este lunes despidió ni más ni menos que al secretario de Defensa: Mark Esper. Sí, no las trae todas consigo, sin embargo, los pleitos jurídicos apenas empiezan.
Pero al comenzar estos apuntes pensé dejar en sus respectivos espacios a Trump y a Joe Biden. Quiero enfocar unas líneas a esa mitad del país que, en sus distintos niveles, forman los simpatizantes de Trump.
A ver, con el ritmo que llevan las cosas es predecible que Biden asume la presidencia de Estados Unidos el 20 de enero próximo, que Trump se retira a regañadientes y sin la dignidad del buen perdedor.
Saltémonos también las conjeturas del papel que jugarán en todo eso las teorías conspiranoicas, el ruido del odio entre xenófobos, supremacistas blancos y la ira del racismo.
Ayer uno de mis amigos, al compartirme sus conocimientos me instruyó sobre la composición de la “comunidad MAGA”. MAGA son las siglas del eslogan preferido de Trump: Make America Great Again.
Pues a ver, por partes, y usted perdone que recurra a lo elemental para bajar por esos escalones al ámbito de los MAGA. La xenofobia es el temor al otro, es la fobia al extranjero, aquí es la fobia al inmigrante, punto.
El racismo, esa ideología de la furia, ese odio irracional, aquí es una fobia contra los negros principalmente, pero igual sus practicantes se van contra los latinos, contra los asiáticos, etc., punto.
El nacionalismo blanco… desde su denominación se precipita su hostilidad, sus huestes van contra todo extranjero, contra todos los que no son blancos y eso, ese rencor que los pinta de cuerpo entero, los hace sentirse bien, se creen mejores, se suponen superiores… y por lo mismo son abominables y peligrosos.
Pues fíjese usted: la mayoría de los seguidores de Trump padecen de esos enfermizos sentimientos. Cómo no ver lo alarmante de todo esto cuando 70 y tantos millones de simpatizantes votaron por Trump. Cómo no ver con alarma que esos votantes irradian su postura a su familia lo cual hace presuponer que sus fobias se multiplican.
Es obvio que no todos ellos son retratados con mis anteriores palabras. Muchos se quedan en posturas derechistas que van de lo tibio a lo encarnizado, pero al final respetan los procesos democráticos.
Pero volvamos a la masa recalcitrante de los MAGA, esa masa representa una población nacionalista, blanca, agresiva contra la otra mitad del país, la que votó por Biden, la que al hacerlo respalda posturas progresivas y multiculturales.
Mi amigo me decía que los MAGA –muchos de ellos– han vivido reprimiendo su enojo, muchos son granjeros o habitantes de pequeñas ciudades, muchos viven en la pobreza –claro, usted se sorprenderá cuando se asome a ver que en el primer mundo hay mucha pobreza–, muchos viven desde la postguerra (la segunda mundial) viendo cómo su país cambiaba más y más con cada hornada de inmigrantes de todo el mundo. Muchos vieron cómo tantos inmigrantes avanzaban en la escala social y ellos seguían en sus lugares viendo generación tras generación seguir igual, de tal manera que se les formó uno de esos sentimientos.
Por supuesto sus razones son variadas, están los del sur que desde la guerra de secesión no dejan de enarbolar su bandera de confederados que vieron, enojados, cómo los negros dejaban de ser sus esclavos.
En eso del supremacismo blanco también hay variados niveles que van desde los más ignorantes hasta los que se mueven en círculos de alta política… a todos esos cuando Barack Obama ganó la presidencia se les vino una realidad encima que se niegan aceptar.
En el Partido Republicano se prendió la mecha del ala radical de la derecha. El Partido Republicano abrió las puertas al Tea Party (¿lo recuerda?) que nació como reacción al triunfo de Obama. La presencia de Obama –un negro en la Casa Blanca– despertó una reacción tremenda. A los dos años de gobierno los demócratas perdieron la mayoría en el Congreso y los ganadores, los republicanos, levantaron el muro del “no”, las iniciativas del gobierno no pasaron (pese a eso Obama dejó un país estable en lo social y lo económico).
Desde que Obama ganó, el personaje Trump entró en la escena pública de la política, ¿cómo?, repudiando a Obama de diversas maneras. Su imagen creció con su postura nacionalista, racista y supremacista elementos de su personalidad que se convirtieron en su razón de hacer política, de esa manera, con el respaldo de los MAGA dejó de lado a Hillary Clinton.
En fin. La nación MAGA tiene a Trump como mesías porque hizo que sacaran su casta virulenta. Los hace sentirse bien. Los azuza a “recuperar” su país. La mayoría de sus seguidores componen un mundo resentido que rechaza los cambios de la sociedad.
*Raúl Caballero García, escritor y periodista regiomontano. Para comentarios: caballeror52@gmail.com.