GOMEZ12102020

Murphy y nuestra pandemia
Ernesto Hernández Norzagaray

Mazatlán.- Esta semana la prensa consignó dos posturas de política pública frente al Covid-19. Una llegó desde China, cuando la BBC de Londres destacó: “China vuelve a los confinamientos ‘como hace dos años’ y pone en cuarentena a más de 36 millones de personas… Escuelas cerradas, teletrabajo y paquetes rociados con desinfectante a las puertas de casa”; y la otra, de aquí muy cerca, en el Palacio Municipal de Mazatlán, amenaza: “Para Semana Santa, dice el alcalde Benítez Torres, se espera que todos los aforos en los lugares turísticos estén al 100 por ciento en Mazatlán”.

Primera pregunta: ¿Qué nos dejó una política pública de salud convencional, con poco dinero, sin experiencia para este tipo de contagios por un virus desconocido, una escasa disposición hospitalaria, e insumos médicos precarios, sin vacunas y con franjas de población que aun con morbilidades desdeñaban la epidemia?

Siguiendo la ley de Murphy, que sentencia: “que si algo puede salir mal, saldrá mal”, es explicable lo que resultó en la primera ola de este coronavirus letal. Miles de contagios inmediatamente colapsaron el sistema de salud público y privado y que se transformó en cientos de muertos, ahora son miles que crearon una atmósfera social de miedo, donde fueron cayendo los mitos que se habían construido en el frágil imaginario popular. Y así, no hubo familia alguna que no fuera alcanzada directa o indirectamente con bajas; hubo incluso algunas que no perdieron uno sino varios miembros, dejándolas desoladas.

Vino además el cierre de cientos, quizá miles de Pymes, y sus trabajadores fueron despedidos o tuvieron que aceptar una reducción en sus salarios. El sector informal de la economía fue el más golpeado, hasta que llegaron las primeras vacunas y fueron aplicadas a los grupos de edad y condición más vulnerables. En tanto eso ocurría, los fallecimientos se apilaban en forma creciente. México, nos dicen, es uno de los países más afectados del mundo, cuando oficialmente tiene 5 millones 651 mil casos confirmados y más de 322 mil 750 vidas perdidas, de los cuales a Sinaloa le corresponderían también oficialmente 121 mil 332 contagios y 9 mil 635 fallecimientos.

Sin embargo, a nivel nacional hay más de 667 mil defunciones en exceso desde 2020, de las cuales el 70 por ciento se le asocia directamente a la enfermedad y, localmente, según una investigación realizada por Noroeste en el Registro Civil y que consigna el libro en un anexo, hay un 30 por ciento más de muertes respecto al año anterior.

Segunda pregunta: ¿Dónde estamos parados? Nuestro país continúa en quinto lugar por número de fallecimientos totales, después de Estados Unidos, Brasil, India y Rusia. Tras dos años de pandemia, México es el país que tiene el mayor porcentaje de muertes (7.3% de acuerdo con la Universidad John Hopkins) por cada 100 casos confirmados de Covid-19, tasa que se conoce como letalidad y que es uno de los indicadores más importantes para medir la carga del virus.

Para darnos una idea de la gravedad de la enfermedad, basta compararlo con los países que le siguen: Bulgaria (4.1) Hungría (3.1), Rusia (2.9), Brasil (2.8), Moldavia (2.7), Ucrania (2.7) y Sudáfrica (2.6).

Sinaloa en el momento álgido llegó a tener municipios con hasta 17.5% de letalidad. Y hoy, si bien ha venido a menos, por la vacunación que hoy nos tiene en semáforo verde, nos muestra que en Culiacán alcanzó dos mil casos que representa el 36.3%; Ahome, con mil dos decesos, el 18.2 %; Mazatlán reporta 818 fallecimientos el 14.8%; Guasave registró 647 muertes, es decir el 11.7%.

Y el pronóstico de crecimiento económico, según la OCDE, no es muy alentador, pues alcanzaríamos en este año en un mejor escenario un 2.3%, lejos de un 3.3% pronosticado en febrero de este año.

Tercera pregunta: ¿Qué estamos haciendo? La incidencia registrada de defunciones asociadas a Covid-19 se mantiene estable gracias al avance en la cobertura de vacunación. Aunque 63% de los mexicanos tiene el esquema completo, 46 millones de personas aún no han recibido una sola dosis de la vacuna. Si el objetivo de vacunación contra el Covid-19 fijado por la OMS es de 70 por ciento todavía faltarían cerca de 9 millones de mexicanos que esperan ser vacunados con esquema completo y algunos expertos señalan que debe incluir la dosis de refuerzo.

Hace unos días, conversando el tema con Héctor Melesio Cuén, el secretario de Salud me decía que uno de cada tres sinaloenses están desprotegidos, porque no han sido vacunados, o no tienen el esquema completo.

Cuarta pregunta: ¿Para dónde vamos? Quisiera pensar que vamos a lo que algunos han llamado la “gripalización” del Covid-19, pero sabemos que este tiene variantes que si bien logran neutralizarse por la vacuna puede complejizarse con los no vacunados. Por eso la OMS insiste que la vacuna debe llegar a todos. De ahí la política china de “cero tolerancias Covid-19” y el mantenimiento de las medidas preventivas y control. En México estamos relajados, pensamos y actuamos, como si lo peor ya hubiera pasado. Y lo grave, estimulados frecuentemente desde la autoridad.

Quinta pregunta: ¿Estamos preparados como país para hacer frente a un rebrote como el que está ocurriendo en China? Desde el punto de vista hospitalario se dice que la disposición de camas supera el 90 por ciento. Ya hay experiencia en el tratamiento de este tipo de pacientes. Existe un mejor presupuesto. Sin embargo, el principal enemigo es el relajamiento de la población. La convocatoria a grandes concentraciones. La urgencia de reactivar la economía. Elevar la captación fiscal. Aumentar el gasto público en un contexto donde cambió el modelo de comercialización de bienes y servicios; y hay algo invisible, una tendencia fuerte a la concentración económica, que a la larga va a hacer más pequeño el mercado laboral y con un alto grado de especialización.

Sexta pregunta: ¿Cuáles son las principales amenazas económicas? Estamos en la antesala de una crisis económica severa, producto de fenómenos externos, como es la invasión rusa a Ucrania, que tiene un efecto directo sobre la economía mundial, por la elevación de los precios de los energéticos. Y pareciera que en México no dimensionamos el problema que está en puerta.

Hace unos días, el presidente López Obrador dijo: “a pesar de la pandemia, de la crisis económica que provocó y de la guerra de Rusia y Ucrania, que ha implicado inestabilidad en el mercado de los energéticos y aumentos del petróleo y del gas, nosotros estamos saliendo”. No es cierto. Los pronósticos económicos para este año no son alentadores. Y tarde que temprano nos puede volver a golpear la realidad con una mezcla de pandemia y economía. Es más, ya está golpeando a las familias a través del aumento de precios en alimentos y la prestación de servicios.

Finalmente, vuelvo a las preguntas iniciales: ¿Qué es lo correcto en materia de política económica y de salud? La postura china, o la postura del gobierno mexicano.

* Texto leído en la presentación del libro de mi autoría: La tragedia del covid en Sinaloa, Mazatlán, FeliUAS.