Mérida.- Según la información hecha pública por Octavio Romero Oropeza, titular del Infonavit, en una de las mañaneras de diciembre del año pasado, quienes por décadas han sangrado a la institución son los dirigentes charros de CTM, CROC y los representantes de los empresarios, que se apoderaron de ella, sobre todo, desde Salinas, los cuales, en amasiato delictivo -o cada uno por su lado- se dedicaron a hacer grandes negocios chuecos o a operar gigantescos fraudes a costa del dinero de las aportaciones, tanto de los trabajadores como las que entregan los patrones por cada uno.
El modus operandi es muy sencillo. Las representaciones de charros y empresarios en el Consejo de Administración del organismo proponen un proyecto y como tienen mayoría respecto a la representación del gobierno federal, lo aprueban. Puso varios ejemplos. Uno de ellos es el que se conoció como Línea 3 consistente en financiar a constructores de vivienda, sin ninguna garantía de que cumplirían el compromiso de fabricarlas.
Así, sin estudio previo técnico, financiero o de otra índole, se aprobó el jugoso negocio. Los beneficiarios del mismo recibieron abundantes recursos para emprenderlo: comprar terrenos, pagar licencias y permisos, hacer infraestructura y construir las casas, sin poner nada de sus bolsas. Pasa el tiempo y ni entregan los fraccionamientos o las casas ni devuelven el dinero. Se han identificado 22 proyectos de este tipo que, iniciados antes de 2018 -con un costo de 575 millones de pesos-, hasta hoy, no se terminan.
Aparte de estos casos, dice, “hay otros 18 desarrolladores de estos negocios con adeudos por 768 millones de pesos, resultado de deficiencias en el seguimiento a pagos y aplicación de penalizaciones. Estas cantidades no incluyen inflación ni intereses, que si se cuantificaran duplicarían el monto”.
Estos desarrollos fueron promovidos por el Sector de los “Trabajadores”, miembros del antiguo sector “obrero” del PRI, integrado por puro charro millonario, y autorizados en el periodo 2016-2018. Así se explica que los diputados federales del PRI, encabezados por el viejo charro del magisterio, Rubén Moreira, se opongan tan ferozmente a la reforma.
Lo relevante del asunto es que, a pesar de que no hacen las viviendas, reciben, adicionalmente, cantidades millonarias de dinero, estas no del Fondo del Infonavit, sino, directamente, de los créditos que reciben los trabajadores a partir de que se les empieza a descontar. Es decir, maman a dos cachetes. Después de varios años de pagar y caer en la cuenta de que están siendo timados, reclaman a la institución pero no es esta quien se lleva el dinero sino la mafia de líderes charros y dueños de constructoras privadas, que se lo apropian dado el poder que tienen en ella.
“En la administración pasada -apuntó Romero- se detuvo este negocio porque se estaba perjudicando a la gente ya que se les cobraba por una vivienda que no se les había entregado, y lo que estamos haciendo en esta administración es tratar de sacar a esta gente del problema porque tienen atrapado su crédito. Hoy ni pueden disponer de su dinero, ni tienen la vivienda porque no ha sido terminada, están sin vivienda y sin dinero”.
Según Romero, el Sector Empresarial tampoco canta mal las rancheras en la materia, gracias a la manera de estar organizada la institución. Entre 2013 y 2018, los proyectos propuestos por el Sector Empresarial recibieron recursos para hacer y otorgar viviendas a trabajadores. Pero ni construyeron las viviendas ni devolvieron el dinero que les dieron.
El detalle lo expuso así: “Ellos invirtieron el 50 por ciento del proyecto. Compraron el terreno, hicieron algunas obras, pero no construyeron vivienda. El Infonavit les dio el 50 por ciento que habían invertido y 20 por ciento más, es decir, 70 por ciento de la inversión; así, recuperaron el 50 por ciento que habían invertido y se quedaron con el 20 por ciento” extra. Hoy, agregó: “solo nos queda buscar recuperar parte del dinero que entregó el Infonavit recuperando los terrenos, pero es muy factible que el 20 por ciento restante, que no lo invirtieron, sea difícil de recuperar”.
En la clásica acción del ladrón que va corriendo al mismo tiempo que grita: ¡Al ladrón!, los diversos líderes de la derecha, en los ámbitos en que se desenvuelven, van, también a la carrera, pidiendo a gritos que se obstaculice a quien corre tras el ladrón para detenerlo.
En lugar de dar explicaciones acerca de por qué existen los dos graves problemas de fraccionamientos fantasmas y descuentos eternos a acreditados, que pagan y pagan y no dejan de pagar, mientras su deuda crece en lugar de disminuir, los beneficiarios del esquema y sus cómplices de la derecha difaman a quien quiere hacer que termine para siempre este saqueo que lastra a una dependencia formalmente del gobierno pero secuestrada por los rateros señalados.
Tanto panistas como priistas y coparmexos se rasgan las vestiduras porque el gobierno, que está obligado a que las instituciones del país sirvan a la sociedad y no a grupos de vivales que las usan para enriquecerse, están usando todos los medios de propaganda a su servicio para tratar de evitar que la sociedad sepa cuál es la realidad que priva en la institución.
Pese a las denuncias puntuales hechas por el actual director del Infonavit, hacen como que la virgen les hable y no han respondido ni una sola de las denuncias hechas con pelos y señales por este, ya en cuando menos dos ocasiones. El gobierno de Claudia Sheinbaum no se ha quedado en la simple denuncia mediática hecha en sus conferencias mañaneras. Ha dado instrucciones a su consejería jurídica para que presente las denuncias penales ante la Procuraduría General de la República.
Se podrá rescatar a la institución cuando se establezca por ley una estructura de mando tripartita, sí, pero no como la que hasta ahora ha tenido, en la que su director es letra muerta y quienes realmente mandan son los residuos del prian y los empresarios de derecha encabezados por la Coparmex, adueñados de ella, sino como la que tiene el IMSS, en que su director toma las decisiones y sus órganos colectivos no pueden mayoritear al del gobierno.