Primera parte
Monterrey / Austin.- En su libro “Breve Historia del Futuro”, Jacques Attali sostiene que nuestra visión del futuro suele ser una prolongación de nuestra visión del presente, por ello es inercial. Y, sin embargo, los cambios vertiginosos que vivimos en el presente apuntan a un futuro radicalmente diferente. Las dificultades de pensar el futuro obedecen a la disonancia cognitiva que se produce al reflexionar lo desconocido a partir de lo conocido. Para romper este anclaje al presente, y al pasado, e imaginar un futuro diferente tenemos que hacer un esfuerzo mental e intelectual para abstraernos del ruido de la coyuntura, la miopía del corto plazo, y la estridencia de los acontecimientos mediáticos.
Un buen método para ir más allá del presente y romper con las ataduras coyunturales es hacer visibles las tendencias invisibles que se ocultan detrás de las discusiones cotidianas. En México, cuando bien nos va, nos limitamos a las visiones sexenales. Como decía Carlos Monsiváis, solemos refundar la República cada seis años. ¿Pero cuál es la visión de nuestro país más allá de las coyunturas sexenales? ¿Cuáles son los retos, y cuáles las tendencias si nos ubicamos en dos generaciones más allá: México 2060?
Para imaginar el futuro mexicano echamos manos de prospectiva, de proyecciones matemáticas, de construcción de escenarios, de visualización de tendencias posibles o deseables que nos permiten hacer a un lado el ruido y ver las señales. Imaginar nuestro futuro implica visualizar nuestros sueños y pesadillas, construir nuestras utopías y anticipar las distopías, echar mano de nuestros optimismos así como de nuestros pesimismos, apostar a nuestras confianzas y advertir nuestras paranoias.
Este primer ejercicio nos permitió identificar grandes retos que tenemos que enfrentar desde ahora si queremos construir un mejor futuro para México. Estos retos son de diversa naturaleza que podemos describir en los siguientes rubros:
1.El reto demográfico. Para el 2060 México será un país de 145 millones de habitantes, para esas fechas habremos perdido el bono demográfico. México dejará de ser un país preponderantemente de jóvenes para convertirse en un país con un segmento poblacional de mayores de 60 años alrededor del 30% de la población, lo que en números representa alrededor de 43 millones de habitantes, con preponderancia de mujeres.
2.El reto del desarrollo económico.En los últimos 30 años, de 1994 al 2024, la tasa promedio de crecimiento del PIB ha sido del 1.76% anual, con un incremento de ingreso per cápita del 0.43%. El modelo de desarrollo económico adoptado desde la firma del tratado de libre comercio con los Estados Unidos y Canadá ha fomentado el aumento de las exportaciones manufactureras. Sin embargo, las importaciones siguen siendo mayores a las exportaciones, lo cual nos lleva a describir este modelo como de “exportación de importaciones”. La mayor proporción de las empresas exportadoras son empresas transnacionales, con una mínima participación de empresas mexicanas, donde destaca el petróleo. Este modelo no propicia el desarrollo tecnológico de México, pues la innovación tecnológica aportada por estas empresas proviene del extranjero. El reto rumbo al 2060, que no es menor, es transitar a un modelo de desarrollo económico que fomente la innovación y el desarrollo tecnológico de las empresas mexicanas.
3.El reto del régimen político y del Estado de Derecho. A pesar de los cambios en política de distribución del ingreso bajo el Gobierno de la Cuarta Transformación, México vive inmerso bajo el entramado institucional del régimen surgido de la Revolución Mexicana. La evolución del sistema de partidos apunta hacia la reconfiguración del sistema de partido hegemónico, con una oposición, en su mayoría, anclada al viejo régimen. Está por verse si la reforma al Poder Judicial, a través de la elección de los jueces mediante el voto popular, lo hará más independiente o lo supeditará a los poderes facticos. Hacia el 2060 el reto es transitar hacia un nuevo régimen político con un diseño institucional que garantice el pleno ejercicio de la Democracia, la vigencia del Estado de Derecho y el funcionamiento real del federalismo.
4.El reto del cambio climático. El incremento de la temperatura en México se produce por arriba de la media global. Esto plantea enormes desafíos en materia de suministro de agua, de aumento de las lluvias en algunas regiones del país, de pérdida del hábitat para los bosques, de aumento en el nivel del mar, y de pérdida de especies animales y vegetales.
5.El reto de la seguridad. El problema de la seguridad en México es de índole hemisférica dado el enorme valor del mercado de las drogas a nivel mundial y en Estados Unidos y Canadá. Para Estados Unidos el problema de las drogas se ha convertido en un tema de seguridad nacional debido a los cientos de miles de muertos por el consumo de las drogas. En México, a pesar de la disminución en la curva de homicidios dolosos con relación al 2018, hemos llegado a cifras históricas. La tendencia en los homicidios dolosos marca un aumento si la analizamos en la perspectiva del mediano plazo. A nivel regional el panorama de la violencia e inseguridad impacta particularmente de manera grave a ciertos estados y zonas del país con alta presencia del crimen organizado y elevado nivel de violencia. El reto es colosal pues además del rediseño institucional, se requiere de un incremento sustancial en el presupuesto dedicado a la seguridad. La distopía en materia de seguridad es que el Estado pierda la batalla frente al crimen organizado.
6.El reto de la innovación tecnológica. México se encuentra muy por debajo del promedio de los países de la OCDE en inversión en ciencia y tecnología, con una inversión del 0.4% del PIB, cuando la inversión en estos países oscila entre 1.5% y 4.2% del PIB, el resultado paradójico es una cantidad elevada de artículos publicados y una cantidad menor de patentes registradas. Si queremos romper con la dependencia científica y tecnológica del exterior, tenemos que dar un salto cuántico hacia un sistema que mejore su calidad educativa, mediante una mejor formación de nuestros alumnos en lectura, matemáticas y ciencias. Tenemos que diseñar, además, políticas industriales que fomenten el desarrollo tecnológico de las empresas mexicanas y programas de educación que vinculen al sector educativo con las empresas.
7.El reto de la transición energética. Rumbo al 2060 el mundo seguirá consumiendo preponderantemente energías fósiles. Sin embargo, tenemos que enfrentar la transición hacia energías limpias para disminuir la emisión de gases efecto invernadero (GEI) que propician el calentamiento del planeta. México enfrenta una fuerte dependencia externa respecto al suministro del gas natural, cuya importación proviene en un 90% de los Estados Unidos. Otro de los retos es recuperar la investigación y el desarrollo en petroquímica, en donde, alguna vez, fuimos punta de lanza. A nivel de PEMEX el reto es convertirla en una verdadera empresa energética, eliminando la dependencia estructural de las finanzas públicas de los ingresos petroleros.
8.El reto de la calidad de vida en las ciudades y metrópolis. Contamos con más de 100,000 asentamientos de menos de 2,500 habitantes y 49 metrópolis. Nuestras metrópolis enfrentan un desafío de gobernanza, pues, en su mayoría, están conformadas por municipios conurbados que carecen de un diseño institucional que les permita tomar decisiones conjuntas. Uno de los desafíos es el de la carencia de infraestructura de movilidad adecuada, lo que genera un círculo vicioso de deterioro en la calidad de vida. Otra de las debilidades a nivel metropolitano, quizás la más grave de todas, es la pauperización de las finanzas públicas de estados y municipios, que impide enfrentar con una adecuada planeación los retos urbanísticos del futuro.
9.El reto geopolítico consiste en que no obstante tener 90 embajadas en el mundo y ser la economía 12 a nivel global, debemos jugar un papel distinto que nos permita enfrentar los desafíos tecnológicos y de ciberseguridad.
10.El reto sistémico de imaginar un futuro diferente nos enfrenta al dilema de diseñar una mega meta nacional que guíe los esfuerzos nacionales para construir el país que deseamos: un país justo, igual y democrático.
Pensar el México del futuro nos obliga a dimensionar el tamaño de los retos mediante la construcción de escenarios. El peor escenario es continuar la visión inercial del presente, con liderazgos coyunturales cuyos objetivos son de corto plazo. El peor escenario es no hacer nada, no emprender hoy los cambios de políticas públicas y diseño institucional necesarios para dar un salto cuántico hacia el futuro. Los desafíos de México hacia el 2060 son de tal magnitud que implican cambios drásticos de visión, de estilo y calidad de liderazgo, de diseño institucional, de modelo de desarrollo económico y educativo que nos permitan hacer frente a los cambios demográficos, de innovación tecnológica, de calentamiento global y de seguridad hemisférica. Sin duda hay muchos retos de futuro que se nos han quedado fuera en este ejercicio. Lo importante para nosotros fue dar el primer paso y generar consciencia sobre la importancia de construir un mejor futuro para México. Lo importante fue atar los cabos sueltos sobre los temas y ámbitos que incidirán sobre la construcción de nuestro futuro. Y destacar la necesidad de abandonar los liderazgos y las visiones cortoplacistas en aras de una visión de largo plazo, dejar a un lado el ruido, la trivialidad y la pugna entre egoísmos, para enfocarnos en los cambios de raíz. Comprender que no hay futuro sin planeta.
A nombre del Instituto de Estudios del Futuro queremos agradecer a todos los participantes de este primer coloquio “México: Visión 2060” por sus aportaciones en la visión de largo aliento. Esta es tan sólo una breve reseña de sus valiosas aportaciones.
1. EL RETO DEMOGRÁFICO
En el libro “Imagining India. The idea of a Renewed Nation” (2009), el empresario en informática Nanda Nilekani señala que uno de los factores más importantes para la construcción del futuro de la India es el tema demográfico. India es ya el páis más poblado del planeta, con el bono demográfico más favorable de todo el orbe.
Manuel Ordorica encuentra que la demografía, en el caso mexicano, no será tan benévola rumbo al 2060. En el 2024 México tiene una población de 133 millones de personas, para el 2060 seremos 145 millones de mexicanos.
Lo más relevante de las tendencias demográficas es que para el 2060 la tasa de crecimiento poblacional será de 0%, la esperanza de vida será de 82 años en general, 85 años para las mujeres y 78 años para los hombres.
Para el 2050, la población de 15 a 59 años habrá pasado de 63% a 55%, el grupo de más de 60 años habrá pasado de 15% a 27%, mientras que el grupo de 0 a 14 años disminuirá de 22% a 16%.
POBLACIÓN POR GRUPO DE EDADES 1950-2050
La población en edad activa, de 15 a 64 años, pasará de 73.3 millones en el 2010, a 88 millones en el 2025, y a 95.2 millones en el 2050. La población mayor de 60 años será de alrededor de 43 millones, con preponderancia de mujeres.
Para entender los retos poblacionales rumbo al 2060 hay que imaginar que a lo largo de los próximos 35 años tenemos que generar, por un lado, empleos de calidad para 95.2 millones de mexicanos y que, por el otro lado, la tendencia será cerrar escuelas de pre-primaria y primaria para convertirlas en centros de atención para adultos mayores.
2. EL RETO DEL DESARROLLO ECONÓMICO
José Romero encuentra que de 1940 a 1970 el PIB de México creció en el orden del 6.26%, la población creció a un promedio de 2.91%, y el ingreso per capita a un ritmo de 3.18% anual. En el periodo de 1970 a 1982 el crecimiento del PIB fue de 6.26%, la población creció a una tasa de 3.23% anual, mientras que el ingreso per capita creció a 2.27% anual. En la llamada década perdida, 1983-1993, el crecimiento del PIB fue de 2.35% anual, la población creció a un ritmo de 2.07%, mientras que el ingreso per capita cayó a 0.26% anual. En los 30 años que van de 1994 a 2004 el crecimiento del PIB ha sido del orden del 1.76% anual, la población ha crecido a un ritmo de 1.33% y el ingreso per capita a una tasa de 0.43% anual.
A pesar del TLCAN y TMEC, el crecimiento económico de México en los últimos 30 años ha sido en promedio de 1.76% anual.
Las exportaciones del sector manufacturero alcanzan el 40% del PIB, sin embargo la balanza comercial sigue mostrando un déficit debido a la gran cantidad de importaciones. En los hechos el modelo de desarrollo adoptado podría describirse como un modelo de “exportación de importaciones”.
El ingreso per capita y la productividad se encuentran estancados en los últimos treinta años.
El diagnóstico de la situación económica podría describirse como de baja productividad, bajos salarios, bajo ingreso del PIB per capita, alta divergencia del ingreso por habitante entre los Estados Unidos y México, y disminución de la importancia del sector manufacturero.
Las principales empresas manufactureras se encuentran en tres sectores: automotriz, equipos y aparatos eléctricos y electrónicos, y maquinaria y equipo. Estos tres rubros representaron el 70% de las exportaciones manufactureras en el 2018. La gran mayoría de las empresas manufactureras que exportan son de capital extranjero, por lo que el proceso de innovación tecnológica no favorece a las empresas mexicanas.
El nearshoring, la relocalización de empresas extranjeras en México, no será la panacea para México, pues es una prolongación del modelo maquilador de “exportación de importaciones”.
El reto para México es pasar del modelo de desarrollo manufacturero con una alta dependencia de las empresas multinacionales, a un modelo de desarrollo de innovación tecnológica que favorezca a las empresas mexicanas. Para ello requerimos diseñar una política de desarrollo industrial basada en la innovación y en la promoción de las empresas mexicanas.
(Continuará mañana…)
* Reseña del Coloquio Instituto de Estudios del Futuro-CIDE UNU-CRIB HUB CIDE, 10-11 de septiembre de 2024. https://www.institutoparaestudiosdelfuturo.com/