PEREZ17102022

Neutralidad
Samuel Schmidt

Austin.- Como en todas las cosas que hace el presidente, la derecha se lanzó con saña después que declaró la neutralidad en el más reciente conflicto entre Israel y Gaza; esa derecha intolerante que apoya a dios y al diablo para mantener las contras al gobierno.

México es un país con vocación pacifista, promotor del desarme nuclear y esgrime la doctrina Estrada por medio de la cual se reconoce a otro gobierno, cuando es conveniente y muchas veces lo es.

Los apoyadores del gobierno de Gaza se mostraron conformes con la declaración de AMLO; la embajada de Israel reclamó el que no se haya condenado con energía la invasión de su territorio y las acciones terroristas, inclusive el secuestro de decenas de civiles de sus nacionales y extranjeros, y unos 40 niños, uno de 9 meses de edad. La Cruz Roja guardó un largo silencio para acercarse a las víctimas, tal vez por los tintes antisemitas en esa institución (https://aurora-israel.co.il/tag/cruz-roja-internacional-y-el-antisemitismo/).

María Teresa Infante analiza la neutralidad cuestionando su razón de ser al existir instituciones mundiales como la ONU, que promueven la paz; dice que “implicaba que un Estado debía abstenerse de apoyar a un beligerante cuya causa en el conflicto fuese injusta, o sea, contraria al Derecho Internacional; asimismo, ese Estado no debía impedir ciertas acciones del beligerante cuya causa fuese justa, o sea, hubiese recurrido a la guerra”. (file:///Users/shmilo/Downloads/Dialnet-RegimenesJuridicosDeNeutralidad-2649563.pdf)

Para establecer la neutralidad se debía juzgar el apego al derecho internacional o la justeza del conflicto, lo que implica analizar causas y sucesos y externar un veredicto político, cosa que no muestra la declaración presidencial que solamente dijo que tiene una vocación pacifista.

El mundo registró un rechazo sin precedentes a las acciones del gobierno de Gaza, encabezado por Hamas, que es un grupo definido internacionalmente como terrorista, y se solidarizó con Israel. Siguiendo el silogismo, si un gobierno comete actos terroristas, estos deben ser considerados terrorismo de Estado; luego entonces sus acciones son contrarias al derecho internacional, y el gobierno de México no debió haberse abstenido de condenar; y sí hacerlo en términos enérgicos al encontrarse menores de edad y ancianas entre las víctimas.

La neutralidad se da ante la guerra, y el derecho internacional define las causas que llevan a ella como:

“La Carta de las Naciones Unidas prohíbe a los países signatarios participar en la guerra excepto: 1) como medio para defenderse (o como aliado cuando las obligaciones del tratado lo requieran) contra una agresión”.https://en.wikipedia.org/wiki/Casus_belli

Para justificar la neutralidad AMLO debió haber analizado si Israel tenía un casus belli para declarar la guerra. Desde la franja de Gaza durante años han llovido misiles y globos incendiarios sobre Israel y el gobierno de Hamas ha utilizado la ayuda internacional para armar una estructura de terror y destrucción; si eso fuera poco, la invasión del 7 de octubre era más que suficiente para declarar la guerra.

México está muy lejos geográfica, económica, social y políticamente del Medio Oriente. El conflicto tiene tanta complejidad geopolítica que el gobierno mexicano posiblemente no la entienda a cabalidad. Este conflicto por ejemplo ya entró a la campaña presidencial en Estados Unidos. Luis Echeverría intentó meterse al conflicto y el país salió muy mal librado. Abrazó a Arafat y lo comparó con Benito Juárez (pobre Juárez y lo que le endilgan); luego permitió que en la Conferencia Internacional de la Mujer (realizada en México con la delegación mexicana encabezada por un alto funcionario), aceptó la declaración de que el sionismo es racismo, la que ratificó en la ONU. Su actitud anti israelí, más su enfrentamiento con Estados Unidos, le ganó una respuesta muy fuerte por parte de este país y de las organizaciones judías estadounidenses.

Los que demandan neutralidad sostienen que Israel lleva a cabo un genocidio en Gaza, lo que de ser cierto ameritaría una severa condena.

“El genocidio es el exterminio o eliminación sistemática de un grupo humano por motivo de raza, etnia, religión, política o nacionalidad” (varias fuentes coinciden).

Entre Israel y Gaza hay una guerra prolongada en parte por los esfuerzos de Hamas, Hezbola y la Yihad Islámica por sabotear la paz. Gaza lanza misiles contra la población civil, mientras Israel anuncia sus ataques para que la población civil se ponga a salvo, lo que no siempre es posible, porque Hamas usa a la población como escudo: pone instalaciones militares en escuelas, hospitales y mezquitas. Israel le urgió a los pobladores del norte de Gaza a que se desplazaran al sur, para evitar ser víctimas; podrán regresar al finalizar esta batalla, lo que difícilmente puede configurar un genocidio. Hamas trata de evitarlo para saciar su sed de sangre.

Hamas ha declarado y mostrado no querer ser un socio para la paz, de ahí la postura del gobierno israelí de que debe desaparecer; si lo logran, en su lugar deberá surgir un liderazgo dispuesto a la paz, que debe llegar con la reconstrucción de Gaza, para terminar con la pobreza y el sufrimiento. Ayuda internacional para la bonanza, no para la guerra.

El gobierno de Hamas puede rendirse y la Autoridad Palestina debe involucrarse en un proceso de paz duradero, acompañado por los países árabes moderados y la ONU.