En unos días, Miguel Ángel Kiyama, Daniel Furukawa, Sergio Lozano Fernández y José Guadalupe Domínguez, junto a otros familiares de inmigrantes japoneses de varias generaciones nacidos en México, viajarán más de 12 mil kilómetros para llegar al país de sus ancestros y encontrarse con sus raíces.
Esto gracias al programa “Raíces: Conservación de la historia de la migración japonesa en el noreste de México”, coordinado por el doctor Shinji Hirai, investigador del Ciesas, en coordinación con la Asociación México Japonesa del Noreste, A. C. y con el apoyo de la Fundación Toyota. Los resultados preliminares se expondrán miércoles 24 de julio en la Embajada de México en Japón durante el simposio “En busca de las raíces de los migrantes japoneses: La creación del museo virtual de los nikkei mexicanos”.
En la primera parte del simposio, los nisei, sansei, yonsei y gosei (generaciones de japoneses que se quedaron a vivir en México) presentarán las historias de vida de sus ancestros y la historia familiar investigada por ellos mismos. A la vez que compartirán con el público sus reflexiones respecto a la importancia de investigar la historia de la migración y la búsqueda de sus raíces.
La segunda parte, realizada por el doctor Shinji y su equipo de colaboradores, que impulsan el proyecto desde los campos de la antropología, las artes visuales y la historia, estará enfocada a las experiencias durante la capacitación, investigación, conservación y transmisión de la historia hasta llegar a la creación del museo virtual con la participación activa de la comunidad nikkei.
Así lo explica el doctor Shinji: Entre 1900 y 1910 llegaron a México más de 10 mil inmigrantes japoneses, contratados como braceros para trabajar básicamente en las minas de carbón y cobre, plantación de caña de azúcar y construcción de vías férreas. “Sobreviven a la Revolución Mexicana, se casan con mexicanas y se convierten en ciudadanos de este país. Al estallar la guerra entre Estados Unidos y Japón los lazos entre ambos países se debilitan.”
Es a partir del 2015 cuando a través del proyecto “Conservación de la historia de la migración japonesa en el noreste de México”, el doctor Shinji, fundador del Grupo de Estudios sobre el Noreste y Texas (GENTE) y de la Red de Fortalecimiento Humanitario a Migrantes (REFHUMI), junto con su equipo de trabajo se plantea la posibilidad de investigar, conservar y transmitir la historia de la migración japonesa (comunidad nikkei) en esta franja del país.
“Cómo eran los issei) (primera generación de inmigrantes japoneses). ¿Por qué vinieron a México? ¿Por qué no saben hablar japonés ni tienen mucha información de la cultura y los parientes de Japón? Son algunas de las preguntas que durante años se han hecho los nikkei de varias generaciones”, explica el proyecto.
Colectivizar la historia
Al entrar en contacto con los descendientes de aquellos primeros migrantes, como Miguel Ángel Kiyama, de padre japonés, Cuauhtli Mora Hernández, tataranieto de Takematsu Gima (Okinawa,1877), autor de una tesis sobre la historia de la migración japonesa, Ricardo Pérez Otakara, Miguel Ángel Romero Ogawa y Daniel Furukawa, actual presidente de la Asociación México Japonesa del Noreste, Shinji conoció de viva voz la historia de los ancestros de las familias asentadas principalmente en Nuevo León, Coahuila y San Luis Potosí. “Mostraba los datos y ellos se emocionaban. Cuando vi que eran muchos los descendientes interesados en indagar en sus propias raíces pensé que el trabajo debía organizarse. Capacitar a los descendientes de inmigrantes japoneses para que ellos mismos rastrearan la historia familiar.”
Así nacieron los grupos de investigación: los primeros dos grupos en 2015 y 2017 en Monterey, el tercero en San Luis Potosí y el cuarto en Coahuila, ambos en 2018.
“Nací en plena segunda guerra mundial -dice Miguel Ángel Kiyama- me tocó vivir todo el bullyng de la época. Toda esta búsqueda me ha servido de catarsis, de pronto no sabía uno ni quién era. Bueno, soy mexicano porque aquí nací, hijo de madre mexicana y padre japonés. Conocí dos familiares director, que ya murieron. Ahora voy a Toyama, de donde era originario mi padre.”
El abuelo de José Guadalupe Domínguez, Kisaburo Yamane, desembarcó en Salina Cruz, Oaxaca a los 19 años, tiempo después peleó en las filas de Venustiano Carranza con el nombre de Antonio Yaname, donde alcanzó el grado de capitán. “Me emocioné mucho cuando me dijeron que íbamos a ir. Siempre tenemos curiosidad por saber de dónde provienen nuestros comportamientos. Ahora me nacen más las ganas por conocer a la familia que dábamos por perdida”, señala.
En el caso de Daniel Furukawa, su abuelo Kishiro Furukawa llegó en 1907 a México, proveniente de Gifu. Tenía contrato para trabajar en las vías de ferrocarril, pero terminó trabajando en las minas de Real de Catorce, San Luis Potosí. Luis Furukawa García, su padre), nace en Tacubaya en 1919 y migra con su familia a Monterrey a la edad de cuatro años. Daniel recuerda que en su infancia la comunidad japonesa en Monterrey organizaba días de campo, donde convivían y les enseñaban a escribir sus nombres en japonés. Su abuelo Kishiro fue uno de los primeros que entre 1920 y 1930 del siglo XX se instaló en la Alameda de Monterrey con una maquinita japonesa a vender yukis (nieve en japonés).
Sergio Lozano Fernández, es bisnieto de Mario Hisao Yesaki Hatori, originario de la prefectura de Mie, cercana a Kyoto y que llegó en 1922 a México.
Ricardo Pérez Otakara, fundador de la Asociación México Japonesa del Noreste, es descendiente de una familia samurái. Su abuelo, Fusaichi Otakara, llegó a México a los 17 años y fue capitán de Caballería con Francisco Villa.
Shinji Hirai está convencido que “el viaje de trabajo a Japón va a impactar mucho en la conciencia de los descendientes, tanto en las historias como en el proyecto. Creo que con ello vamos a tener más colaboradores. El Museo Virtual sobre la migración japonesa, en el que participan Paulina calderón y Ulises Cuéllar Mata, va servir como un mapa que ubique la ruta de las familias japonesas en esta región del país a través del tiempo.”
“Hace 100 años la comunidad japonesa en México era parte de la sociedad, 120 años después, sus descendientes buscan su lugar de origen”, concluye el también autor del libro Economía política de la nostalgia: Un estudio sobre la transformación del paisaje urbano en la migración transnacional entre México y Estados Unidos, publicado en 2009.
contacto@musicaparacamaleones.com.mx