Austin.- Discutiendo sobre el papel de la corrupción en la agenda de López Obrador con frecuencia me responden: Ahora es igual que en el pasado, ahí está el hijo de Bartlett y Felipa (la prima de AMLO que era contratista de PEMEX antes de este gobierno y ganó concursos). Y no es lo mismo.
Algunas señales muestran la diferencia. 1) Ante la denuncia, el gobierno está actuando con premura; al hijo de Bartlett le cancelaron el contrato de los ventiladores (para la emergencia del COVID que había vendido a sobreprecio), lo sancionaron a él y a los funcionarios que le dieron el contrato; a Felipa le rescindieron los contratos, para eliminar cualquier sombra de duda ¿Influyó el presidente para que le otorgaran los contratos a la prima? Seguramente no, hay testimonios del director de PEMEX de que ordenó que no le otorgaran un contrato cuando le preguntaron.
2) No hay evidencias de que este gobierno se haya organizado para atracar la hacienda pública o para negociar con información privilegiada, como sucedió con Peña Nieto y las diversas operaciones armadas para saquear a la nación; destacan la estafa maestra dónde actúan varias dependencias y hasta universidades, supuestamente la Secretaría de Hacienda no se dio cuenta de esa feria de miles de millones de pesos y por supuesto el saqueo en PEMEX, de ambas operaciones nos enteramos porque se detuvo a personajes centrales que están abriendo la boca para salvar el pellejo.
Me ponen como ejemplo a René Bejarano y los billetes que le recibió a Ahumada como el indicador de igualdad; hay que aclarar que Bejarano no era funcionario y fue encarcelado, mientras que todavía esperamos que extraditen a César Duarte y se investiguen las indicaciones de corrupción del gobierno de Corral en Chihuahua, esos, los del PRIAN, si parecen ser los mismos
3) AMLO ha insistido desde su campaña presidencial que se debe eliminar el fuero para garantizar que nadie quede por arriba de la ley, los restos de la pandilla que saqueó al país, se oponen a esta medida desde el poder legislativo, así que tampoco son lo mismo los de ahora, mientras unos promovieron y ahora defienden la impunidad, este gobierno ha actuado contra miles de funcionarios acusados de malos manejos. Esto no implica que se haya eliminado la corrupción que está impresa en el código cultural del país.
Se ha convertido en tedioso discutir políticamente, porque ante la falta de argumentos se regresa incesantemente al cliché.
Hace unos días escuché a alguien que sostenía que por ningún motivo pueden ser considerados como estúpidos aquellos que no coinciden contigo, lo cual es totalmente cierto, pero también escucho que el recurso del cliché se justifica suponiendo que la política es una cuestión de percepción, lo que es totalmente falso.
La política es un juego/arte/dinámica basado en procesos e interacciones, las que desafortunadamente no siempre están a la vista, un ejemplo es la negociación entre gobiernos que liberó a Cienfuegos de la prisión en Nueva York; nosotros solamente vemos el resultado porque el proceso está oculto, así que por ningún motivo se puede aceptar la percepción que supone un conocimiento concreto sobre el caso que es inexistente. Por eso carece de valor cualquier comentario que supone tener información confidencial y que produce una percepción que alimenta sus comentarios sobre política internacional.
El conocimiento de la política no se basa en la percepción y el comentario político debe sustentarse en datos sólidos, si carece de bases, en el mejor de los casos se emiten comentarios con un elevado índice de error, o se cae en el terreno de la propaganda, lo que implica un juego totalmente distinto que es válido.
Lo que no es aceptable es que se aborde el terreno de la propaganda presentándolo tratando de suponer o convencer como si fuera análisis político, ese solo intento provoca reducir el juego político a un nivel muy bajo que sirve muy poco para el debate de las ideas y el enriquecimiento de la democracia.