Monterrey.- El nuevo paradigma social exige profesionales competitivos. Con herramientas por encima del estándar medio. De preferencia poliglotas. Conocedores de varias culturas. Emprendedores a grado de supervivencia.
Las universidades los están preparando para no hacer carrera en una sola compañía. Pertenecen a una generación donde sus ingresos serán a título de suficiencia.
Serán prestadores de servicios profesionales. Con cláusulas de confidencialidad, pro bono y sin derechos sociales. A estos poseedores de cédulas de ingenieros, médicos, licenciados, arquitectos o técnicos medios, les corresponde el nuevo orden mundial.
Excéntricos desencantados de las empresas internacionales. Ya vislumbran el jugo amargo de una vida sin proyecto a futuro. Su resistencia se basará en el nomadismo laboral. En un segundo y hasta un tercer empleo. Para asegurar los ahorros suficientes a la época de la jubilación.
Estos nómadas no serán obsoletos. Sus renuncias masivas a la vocación de sus padres, abrirá centros de coworking en las playas, en las montañas, en una vida menos apresurada en las ciudades.
Viviendo la utopía fantástica de transitar la existencia en una sola maleta. Sin la necesidad de enraizar en las violentas urbes. Sus cobros los harán de manera electrónica. Los alimentos y las diversiones, de nuestros nómadas, los inscritos en el nivel de estudio actual, será la experiencia. El atardecer y el sol por la mañana.