Esta semana descubrí una noticia que ha recibido gran difusión, primero, en Uno TV, el canal de noticias creado por Carlos Slim y reproducida amplliamente por esa colección de banalidades que se llama Google Noticias. Para rematar, por diversos grupos de WhatsApp me ha llegado la gran novedad: que la Real Academia Española de la Lengua ha dejado de reconocer la CH y la LL como letras y que las ha dejando en calidad de dígrafos.
La noticia no deja de ser simpática, sobre todo porque data de hace 12 años, a pesar de que Uno TV y Google Noticias la hayan descubierto hace apenas unos días. En realidad, el quitar dos letras (ahora dígrafos) al alfabeto español fue uno de los acuerdos que tomó la Real Academia en Guadalajara, México, en 2010. Claro que hubo otros muchos acuerdos relacionados con el uso de los artículos de género y con las aplicaciones de los acentos ortográficos. Con algunos de esos doctos acuerdos yo no estoy de acuerdo, pero he de reconocer que nadie me vino a preguntar.
Me hubiera simpatizado más que aprobaran algunas propuestas que les hizo Gabriel García Márquez, que a mi juicio sabía más de la lengua española que los doctos miembros de número de la Real Academnia. García Máquez, con gran sentido práctico, proponía eliminar la Q, que reclama una U por remotas razones. También proponía eliminar la C, que tiene la latosa costumbre de aludir a un sonido distinto cuando va antes de las vocales E e I.
Para remediar el problema que tanto confunde a los parvularios y a no pocos redactores profesionales y no tan profesionales, García Márquez proponía que en vez de Q y C, nos quedáramos solamente con la K, de inequívco sonido. Así podríamos irnos trankilamente a kasa a comer una kesadillas sin temor a la krítika de los obsesivos de la ortografía. Tristemente, los doctores de la Real Academia no aprobaron la propuesta, seguramente por temor de ser llamados doktos miembros de número de la Real Akademia.
Pero volviendo a la CH y a la LL, expulsadas hace doce años del exclusivo club del alfabeto, no puedo menos que congratularme de que los redactores de UNO TV y de Google Noticias, acompañados por numeros WhatsApperos hayan tenido noticia del hecho, así sea con gran retraso.
No pude menos que recordar la anécdota contenida en uno de los muchos libros de periodismo que han pasado por mis manos y que se refería a un individuo que compareció ante el juez bajo el cargo de asesinato.
–¿Por qué estranguló en la calle a un anciano sin que mediara provocación alguna?
–Señor Juez, el anciano que usted dice era judío y los judíos crucificaron a Cristo.
–Pero eso fue hace dos mil años.
–¿Dos mil años? –se sorprendió el acusado. Yo lo supe hoy en la mañana al acudir al catecismo.
En mi libro de periodismo, se usaba la anécdota para ilustrar el concepto de que en muchas ocasiones, las consecuencias de un hecho no se producen tras el hecho mismo, sino hasta que la noticia se difunde. Ojalá que la feliz llegada de la noticia del nuevo carácter de la CH y la LL haya sido para bien, aunque sea con 12 años de retraso.