Se trata ahora de asegurar el aprovisionamiento de materias primas y componentes desarrollando proveedores en la proximidad geográfica.
La invasión rusa en Ucrania y la consiguiente desarticulación de los mercados de gas y cereales en Europa, hizo evidente la fragilidad del comercio global.
Los Estados Unidos han acelerado su proceso de atrincheramiento económico, ya iniciado por Trump. Se trata de asegurar, con base en las nuevas tecnologías, inversiones, producción y generación de riqueza lo más cercano a su territorio.
Para México este proceso representa una oportunidad de acentuar aún más su vinculación con la economía norteamericana. Los acuerdos del Tratado México-Estados Unidos-Canadá (T-MEC) son la guía para avanzar en esta nueva circunstancia.
A mediados de los años noventa, en el marco del TLC, la región norte de México, dada la proximidad geográfica, se convirtió en una zona abierta a la inversión productiva orientada a la exportación hacia los Estados Unidos.
Para Nuevo León y los estados de la frontera norte, la economía del TLC se tradujo en la ubicación de facilidades industriales, sobre todo las relacionadas con la fabricación de automóviles. La gestión de los gobiernos panistas orientó estas inversiones hacia el centro de la República: Guanajuato, Querétaro, Aguascalientes.
En el escenario del siglo XXI, las razones geo-estratégicas de Estados Unidos se están traduciendo en nuevas oportunidades de inversión productiva para México y su región fronteriza, ya no sólo en el sector automotriz. Ahora se trata de reducir el aprovisionamiento que los mismos intereses norteamericanos desarrollaron en China.
En la reunión Trilateral de México-Estados Unidos-Canadá, recién celebrada en la Ciudad de México, se planteó un proceso de “sustitución de importaciones”, de las mercancías que hasta ahora vienen de China.
Con el TLC y las inversiones que se desarrollaron en territorio mexicano, no se produjo un impacto mayor en el desarrollo nacional. La derrama de ingresos asociada al factor trabajo ha sido reducida, en la medida en que los salarios de los trabajadores mexicanos se mantuvieron bastante bajos. La transferencia y asimilación de las tecnologías asociadas a la inversión extranjera ha sido mínima, ya que estos procesos no se plantearon como requisito, lo cual sí se hizo en China, y otros países asiáticos. Tampoco se desarrolló un mercado interno mexicano, ya que el esfuerzo productivo se orientó hacia la exportación.
Para el desarrollo de la inversión orientada a la exportación se ha tenido que proporcionar terrenos, energía, agua y mano de obra. Incluso, para “atraer a la inversión”, a algunas de las empresas se les ha exentado del pago del impuesto a la nómina (de los pocos impuestos locales).
Sin embargo, ahora, con una mayor conciencia ecológica, con el proceso de cambio climático y las experiencias recientes, el aprovisionamiento de agua, el de energía y hasta el de mano de obra calificada, se presentan como desafíos.
En Nuevo León, en los meses recientes, ya se empieza a percibir como parte de este nuevo proceso la llegada de numerosas inversiones extranjeras. Con el beneplácito del gobierno del estado se conduce un proceso de facilitación para ubicar a las empresas en el territorio estatal.
El gobierno de Nuevo León dio a conocer un listado de las inversiones “anunciadas” entre julio y noviembre del 2022, con un promedio de una nueva inversión por semana. Se trata de 23 proyectos, con una inversión estimada de alrededor de 3 mil millones de dólares (Nuevo León Times, segunda semana de enero de 2023, página 9). Además de una muy anunciada posible mega inversión de Tesla.
Entre los 23 proyectos, 11 son de capital norteamericano, 5 de capital chino y 2 de capital alemán. Sólo 3 del total de proyectos se asocian claramente con el sector automotriz.
El empleo que se estima generarán estas inversiones es de alrededor de 22 mil plazas. Esto representa una buena oportunidad para los trabajadores de Nuevo León. Sin embargo, en el mes de agosto de 2022, en una encuesta realizada por la Caintra de NL, se detectó la escasez de personal capacitado como uno de los principales obstáculos: el 40.2 por ciento de los industriales consultados señaló la falta de candidatos capacitados como una traba para el desempeño de sus empresas (El Norte, agosto 6, 2022, página 10). De los pocos estudios sobre el mercado laboral se sabe que en ciertos segmentos hay alta movilidad de trabajadores entre las empresas (pirateo).
Otra restricción a esta posible expansión histórica del sector industrial es la disponibilidad de agua. La crisis del agua en el 2022 hizo evidente la falta de planeación y previsión de la expansión de la demanda de agua para consumo humano. Se ha dicho que con el segundo acueducto El Cuchillo-Monterrey se dispondrá de agua suficiente. Pero eso es para el corto plazo. No hay una visión estratégica en la planeación estatal.
El cambio climático, sobre el cual han expresado preocupación las autoridades estatales y municipales, es otro conjunto de riesgos para los cuales no hay ninguna previsión explícita y articulada. Se ha señalado que las regulaciones ambientales son más estrictas en los Estados Unidos que en México.
La crisis de movilidad, que se vive cotidianamente en la Zona Metropolitana de Monterrey y que afecta a millones de personas –la ZMM es de las ciudades en las que se pierde más tiempo en traslados y de mayor incidencia de accidentes automovilísticos– es otro problema cuya solución se plantea con autobuses nuevos y nuevas líneas del metro, cuando los especialistas en desarrollo urbano plantean la necesidad de un nuevo modelo de urbanización, el cual involucra criterios más complejos que los simples traslados. Autobuses y líneas de metro como una reincidencia en un modelo fallido de transportación urbana.
La contaminación atmosférica que afecta la salud de la mayoría de los habitantes de la ZMM es otro problema para el que no se ha planteado ninguna solución de fondo. Si acaso, se imponen gravámenes.
Ante la expectativa de una nueva época de industrialización y crecimiento económico no hay ninguna previsión estratégica. Se visualiza al estado como un mero distrito industrial al estilo del Siglo XIX.
Se requiere una visión integral y a largo plazo para diseñar una estrategia que asegure una calidad de vida digna para los habitantes actuales y futuros. Esa es la misión que los gobernantes deberían cumplir. Sin planeación realmente estratégica no se puede.