Las heridas sociales por estos agravios históricos contra el pueblo de México solamente cicatrizarán hasta cuando la verdad se esclarezca, se castigue a los autores materiales e intelectuales y se destierre la impunidad.
Aunque la mayoría de los responsables han muerto, las investigaciones deberán mantenerse abiertas mientras no haya justicia para los mártires estudiantiles ultimados por el sólo hecho de exigir libertades democráticas y transformaciones sociales. En tanto no ocurra lo anterior, estos días seguirá circulando por las redes aquel poema que Mario Benedetti escribió en 1963.
Obituario con hurras
Vamos a festejarlo
vengan todos
los inocentes
los damnificados
los que gritan de noche
los que sufren de día
los que sufren el cuerpo
los que alojan fantasmas
los que pisan descalzos
los que blasfeman y arden
los pobres congelados
los que quieren a alguien
los que se olvidan
vamos a festejarlo
vengan todos
el crápula se ha muerto
se acabó el alma negra
el ladrón
el cochino
se acabó para siempre
hurra
que vengan todos
vamos a festejarlo
a no decir
la muerte
siempre lo borra todo
todo lo purifica
cualquier día
la muerte
no borra nada
quedan
siempre las cicatrices
hurra
murió el cretino
vamos a festejarlo
a no llorar de vicio
que lloren sus iguales
y se traguen sus lágrimas
se acabó el monstruo prócer
se acabó para siempre
vamos a festejarlo
a no ponernos tibios
a no creer que éste
es un muerto cualquiera
vamos a festejarlo
a no volvernos flojos
a no olvidar que éste
es un muerto cualquiera
vamos a festejarlo
a no volvernos flojos
a no olvidar que éste
es un muerto de mierda.
Mario Benedetti
Sin verdad no habrá justicia y sin justicia no habrá paz.