PEREZ17102022

Paranoia innecesaria
Carlos M. López Hernández

Monterrey.- Cuando el Instituto Federal Electoral (IFE) cambió a Instituto Nacional Electoral (INE) Lorenzo Córdova ya llevaba 3 años fungiendo como presidente de un organismo electoral.

Luego, para abril de 2014, fue electo por la Cámara de Diputados para ser presidente, por nueve años, del nuevo INE. Esto quiere decir que, al momento, ha sido consejero electoral por 11 años consecutivos; lo que equivale a dos periodos presidenciales.

Esto llama la atención, porque ha sido él mismo el que ha denunciado que “el poder quiere apoderarse y no quiere dejar el poder”, con la intención de señalar que el ejecutivo federal es imagen del autoritarismo y que pretende desaparecer al INE con su reforma electoral.

Un discurso que se ha propagado entre la sociedad y que ha generado una paranoia innecesaria acerca del poder. Pero no cualquier poder, sino del poder ejecutivo y sus intenciones.

Todo este revuelo ha dado lugar a raíz de un presunto ocultamiento de una encuesta realizada por el organismo electoral, cuyos resultados no le benefician en absoluto, ya que se detalla cómo 9 de cada 10 encuestados están a favor de la reforma electoral propuesta por el ejecutivo federal.

Esta reforma representa un cambio sustancial en materia electoral; uno de ellos, entre otros puntos, es el método de selección de consejeros electorales, que ya no serían designados por la Cámara de Diputados, sino por los ciudadanos.

Ahora bien, ante este presunto ocultamiento de esta encuesta, se han realizado duros señalamientos a Lorenzo Córdova, quien nunca desaprovecha la oportunidad para afirmar que el INE es la institución más democrática que hay en todo México, cuyo deber es expresar lo que opina la mayoría.

Por lo mismo, de ser cierta la información de la encuesta y su ocultamiento, las dudas sobre la institución electoral lejos de disminuir, aumentan. Y peor aún, con las declaraciones de su presidente de cómo actúa el poder.

Lorenzo Córdova no se da cuenta que sus declaraciones le afectan y le cuadran más a él que a nadie más. Así, tras dejar de ser presidente del IFE, se apoderó del INE, y ahora que está cerca de terminar su periodo de designación, alude un discurso como si se estuviera atentando contra la democracia, al asegurar que se pretende desaparecer al INE.

Se autopercibe como apóstol de la democracia y cree, erróneamente, que la democracia se limita a un organismo electoral, cuando la democracia es mucho más que eso.

Por todo, la reforma electoral propuesta por el ejecutivo, así como las acciones del INE y su presidente acerca de ella, han generado una paranoia innecesaria.

México es un país con una democracia en construcción, y como tal, aún no cuenta con un diseño adecuado para consolidar su democracia. Por tanto, debe ir probando con esquemas que se adapten a su sociedad.