CORONA04052020V

Parcialización educativa
Luis Miguel Rionda

Guanajuato.- La cuarentena –o cincuentena, sesentena…– obligada por la virulencia no está exenta de sorpresas, buenas y malas. La distracción de la pandemia ayuda a muchas autoridades a pasar de contrabando iniciativas o políticas que pueden atentar contra el auténtico bienestar de la población.

     Empleo el término “bienestar”, tan sobado y deslavado en estos días, en un intento de redimir su esencia original. Según la RAE es: “1. conjunto de las cosas necesarias para vivir bien; 2. vida holgada o abastecida de cuanto conduce a pasarlo bien y con tranquilidad, y 3. estado de la persona en el que se le hace sensible el buen funcionamiento de su actividad somática y psíquica.” Es decir, no es el subsidio oportunista y caritativo que desmoviliza ciudadanos y los convierte en clientes electorales.

     En fin, me concentro en el tema que hoy me interesa compartir: el evidente abandono de la educación pública a la suerte que le depara el encierro viral. Recientemente el Estado mexicano ha abandonado su obligación constitucional de propiciar una educación de calidad a los ciudadanos en desarrollo y en plenitud. Hablo de los niños, las niñas, los jóvenes y los adultos de todas las edades. Se ha retrocedido en la urgente reforma educativa, y los sindicatos vuelven a ejercer su control corporativo y parcializador. El Estado ha renunciado a su potestad regente e innovadora para volver a dar cauce a intereses laborales y políticos de un gremio polarizado y politizado.

     La educación pública mexicana se debate entre dos extremos: quienes la perciben como espacio para la capacitación en competencias específicas, demandadas por un mercado de trabajo globalizado y tecnificado. Por otro lado tenemos a los militantes del paradigma liberador, que busca la construcción de una nueva sociedad ideal por medio de la reivindicación de valores solidarios. Los (neo)liberales versus los utopistas. Materialistas contra idealistas. Ambos extremos son igual de perniciosos. Son los extremos de un sistema simplificador que no ha sabido concentrarse en lo esencial de la labor formadora: la trascendencia del individuo en colectividad. El humanismo que busca el desarrollo de las capacidades cognitivas de la persona, hasta hacerle descubrir su individualidad, su especificidad; es decir, su personalidad.

     Capacidades no sólo de aprendizaje, sino de disección analítica de su realidad mediata e inmediata, la comprensión de procesos simples y complejos, la interpretación con fundamentos de juicio informado, y la actitud crítica y cuestionadora –a la manera cartesiana– que le permite al sujeto “ver más allá de lo evidente” no a la manera del Principito, sino de la espada del Leon-O de los Thundercats.

     El(la) ciudadano(a) se forma. No nace de manera espontánea. Sus capacidades deben ser provocadas en la interacción con contextos exigentes, competitivos, con profesores y compañeros que comparten o rebaten visiones sobre su realidad. No se forman ciudadanos entrenándolos para un mercado de trabajo enajenante, opresor y depresor.

     Es por eso que es importante preservar los pocos espacios para el desarrollo de mentes críticas y cuestionadoras como son las humanidades y las ciencias –en su versión ruselliana–. Estos campos formativos están siendo sometidos a una nueva embestida por parte del Estado nacional, que les restringe recursos por considerarlos “burgueses” o “fifís”. Se pretende que la ciencia y el humanismo se “comprometan” con el pensamiento unívoco, ahora pretendidamente de izquierda. Se eliminan becas, apoyos, fideicomisos y presupuestos, pues se parte de la convicción partidista de que la educación debe renunciar a la búsqueda de la excelencia y adoptar el evangelio populista. ¿A dónde se fueron los Sierra, los Rébsamen, los Vasconcelos, los Sáenz, los Caso, los Torres Bodet, las Castañeda, las Zapata, y tantas otras y otros. Hoy se quiere que las escuelas escupan “recursos humanos” mal formados, pero que al final votan…

* Antropólogo social. Consejero electoral del Instituto Electoral del Estado de Guanajuato. Profesor ad honorem de la Universidad de Guanajuato. luis@rionda.net – www.luis.rionda.net - rionda.blogspot.com – Twitter: @riondal