Ciudad Victoria.- Estuvo en primera línea de la lucha obrera, hasta el día de su muerte en 1918. Desde la huelga de Cananea en 1906, aunque fueron otros quienes saborearon la gloria de esa historia, él siguió luchando como socialista en México y EUA.
Lázaro Gutiérrez de Lara nació en Monterrey, NL, el 23 de enero de 1870, con raíces profundas traídas desde Tamaulipas. Su bisabuelo, Bernardo Gutiérrez de Lara, nacido en Revilla, Nuevo Santander (luego Ciudad Guerrero, Tam.), fue insurgente con Miguel Hidalgo, quien le otorgó el grado de teniente coronel y lo comisionó para ir a Washington en su nombre, a gestionar apoyo norteamericano a la causa independentista de Nueva España. Don Bernardo fue después, el primer gobernador del naciente estado de Las Tamaulipas en 1824, y participó en la ejecución de Agustín de Iturbide en Padilla, acordada por la legislatura constituyente local, donde también era diputado su hermano, el presbítero José Antonio Gutiérrez de Lara.
Por aquella relación familiar, equivocadamente varios historiadores y publicaciones habían considerado a Lázaro Gutiérrez de Lara nacido tamaulipeco (por ejemplo, el Diccionario Biográfico de Tamaulipas, entre otros). Pero estudios recientes han confirmado que nació en Monterrey y que sus padres fueron neoloneses: Felipe Gutiérrez de Lara (de Salinas Victoria) y Romana Salazar (de Cadereyta). Lázaro estudió de niño en la capital de Nuevo León hasta que, siendo un joven de 18 años, su familia tuvo que trasladarse a la Ciudad de México, donde él ingresó a la Escuela Nacional de Jurisprudencia. Participó en la huelga estudiantil y las protestas de 1892 contra la cuarta reelección de Porfirio Díaz. Fue expulsado de aquella institución por este conflicto pero regresó tiempo después a terminar sus estudios, graduándose de abogado en 1898 con la tesis “La Marina Mercante Mexicana”.
Ejerció como profesional del derecho en el norte de México: en Parral, Chihuahua, fue juez de primera instancia en 1902; luego vivió en Sonora entre 1903 y 1906, en Arizpe fundó un periódico que duró poco, porque el abogado se dedicaba más, aquí y en Ures, a defender jurídicamente indios yaquis despojados de sus tierras. Llegó a Cananea cuando este pueblo minero era coto privado del coronel gringo William C. Greene, dueño de la Cananea Cooper Company y de cerca de medio millón de hectáreas en la región. Evidenciaba este poder Ignacio MacManus, siendo presidente municipal, tesorero de la compañía de Greene y también ciudadano norteamericano. En Cananea, Gutiérrez de Lara litigaba contra el magnate, defendiendo una viuda despojada de su rancho; por eso, allí conoció la cárcel por vez primera, acusado de haber robado leña. Vinculado al Partido Liberal Mexicano (PLM) que dirigía Ricardo Flores Magón desde el exilio, Lázaro llevaba también la defensa legal de Antonio de Pío Araujo, preso político por ser periodista y líder local del PLM. El periódico Regeneración desde San Luis Misuri denunciaba constantemente estas y otras injusticias. Así, en junio de 1906 estalló la gran huelga obrera; episodio bastante conocido, aunque poco se sabe de Gutiérrez de Lara, verdadero dirigente –ante la inicial posición dubitativa de Baca Calderón y Manuel Diéguez– de aquella histórica lucha de Cananea, aplastada con brutalidad por la represión porfirista, incluidos los “rangers”.
Lázaro escapó a los EUA, donde escribió la novela Los Bribones (Los Ángeles 1907), recreando esos acontecimientos que acaba de vivir; se casó con Hattie Shea militante del Partido Socialista norteamericano - al que también pertenecía María Brousse, la mujer de Ricardo Flores Magón- y al cual se unió el propio Lázaro, además de colaborar con la dirigencia del PLM. Como hablaba buen inglés, enseñó español al grupo norteamericano que apoyaba la causa revolucionaria mexicana; entre ellos, John Kenneth Turner, a quién acompañó clandestinamente a México en 1908, para realizar los reportajes sobre explotación y esclavitud, publicados por el American Magazine de Nueva York y convertidos luego en el famoso libro México Bárbaro. Lázaro fue guía e intérprete de Turner en aquella travesía, peligrosa aventura que merecería contarse aparte.
De Los Ángeles se trasladó a Tucson. Siendo ya reconocido agitador revolucionario, Lázaro recorrió varias partes de la Unión Americana, dando conferencias e interviniendo en mítines de masas. Fue apresado en Arizona y amenazado con ser extraditado; pero el Partido Socialista organizó fuerte campaña nacional por su libertad, que colocó “la causa mexicana” en la agenda pública norteamericana. Libre por esa movilización, Gutiérrez de Lara compareció ante el Congreso americano, aumentando su fama y el repudio público al porfiriato. Concertado el levantamiento armado de 1910 con Madero, los liberales organizaron sus propias milicias y Lázaro cruzo la frontera de regreso para estar en la línea de fuego, bajo la bandera roja del PLM. Agravadas las diferencias de Flores Magón con Madero, el partido se escindió dolorosamente: los anarquistas encabezados por Ricardo decidieron quedarse en el exilio y combatir a los maderistas, mientras los socialistas de Antonio I. Villarreal. Juan Sarabia y Lázaro Gutiérrez de Lara se fueron a la revolución e intentaron crear el ala izquierda del maderismo y del movimiento revolucionario.
En México, Lázaro se rebeló importante organizador sindical y acendró su militancia socialista. En 1911 estuvo en Coahuila impulsando la lucha en la zona minera, la organización obrera en “la laguna” y destacó dirigiendo las huelgas de Torreón. En 1912- 1913 participó en la formación de la Casa del Obrero Mundial y se integró al Partido Socialista mexicano que se reorganizaba. Escribió otras novelas e historias de lucha del pueblo mexicano y reanudó lazos con las agrupaciones norteamericanas, desarrollando actividad en ambos lados de la frontera; por eso en 1918, como dirigente de la Unión Minera de Arizona en huelga, se desplazó a Sonora para coordinarse con luchas obreras confrontadas con el constitucionalismo. El gobernador Plutarco Elías Calles en telegrama enviado a Carranza informó de la aprehensión del “famoso agitador” y se jactaba: “Ya ordené fuera pasado inmediatamente por las armas”. Gutiérrez de Lara fue fusilado sin juicio en el panteón de Saric, el 18 de enero de 1918: así, “la revolución” empezaba a devorar a sus propios hijos.
Javier Torres en La Revolución sin Frontera (2014) y Claudio Lomnitz, El regreso del camarada Ricardo Flores Magón (2016), recuperan bien este personaje histórico fronterizo; pero Lázaro Gutiérrez de Lara: intelectual revolucionario, socialista y escritor, sigue esperando una historia propia, amplia y comprensiva.