“Hoy por hoy se hace necesario rescatar nuestro siglo XIX.”
(Ludivina Cantú. Cruzada por una Nación. UANL, 2016).
Monterrey.- Vamos a referirnos a un periodista y poeta, actor y director teatral; catedrático del Colegio Civil y precursor del teatro universitario, como bien lo señala Luis Martín Garza; además gran orador y único poeta que en su tiempo editara sus Versos en un libro. Hablamos de Ricardo M. Cellard y se impone primero precisar su origen, pues la pluma de mayor autoridad en historia lo señaló, en 1984, como nacido en Ecuador en 1856. Hay error en cuanto al lugar, no así en el año. Nació en Monterrey, su partida bautismal dice: “Ricardo Manuel de 20 días de nacido hijo legítimo de D. José A. Cellard y de Da. Marta Ana Barker vecinos de esta, fueron sus padrinos D. Manuel M. de Llano y Dña. Concepción Arrese de Llano”. (Libro de bautizos, A. 510 L. 31 foja 12 del 23 de julio de 1856, Arquidiócesis de Monterrey, Archivo Histórico). No se tienen datos de su infancia y primeros estudios.
En 1878, a sus 22 años de edad, se inicia en el periodismo colaborando en El Horario, semanario que circuló todo ese año y fue la “publicación literaria más importante en todo el siglo XIX”, afirmó en 1946 el Lic. Héctor González en Siglo y medio de cultura nuevoleonesa. Gobierno del Estado, 1996, p. 180. De dicho semanario, el Dr. Rafael Garza Cantú recoge un soneto de Cellard, cuyo primer verso dice: “Cuando niño soñaba el alma mía”.(Algunos apuntes acerca de las letras y la cultura de Nuevo León en la centuria de 1810 a 1910. Conaculta/Gobierno del Estado de Nuevo León. 1995, p.349). El soneto se titula Desencanto pero Garza Cantú, al transcribirlo, omite el título; esto se puede apreciar en el poemario de Cellard de 1882 (Versos, p. 17) consultado en la Capilla Alfonsina. Comentamos lo anterior en la revista Reforma Siglo XXI, de la Preparatoria No.3, de diciembre del 2016. En esta misma publicación incluimos otro soneto del poeta en comento, el cual tomamos de un periódico de Saltillo llamado El Pasatiempo, de fecha 20 de marzo de 1879; se titula De lo Vago y ofrecemos sus tres últimos versos: “¿Porqué agitado por la negra incálma / Te busco sin cesar hora tras hora, / Cuando te llevo aquí dentro de mi alma?”. Tres años después, las dos composiciones mencionadas quedaron incluidas en el libro Versos.
El 21 de mayo de 1879 “en la parroquia de San Francisco del Sagrario de Monterrey”, contrajo matrimonio con la Srita. Francisca Berardi; según consta en el acta No. 68, Libro 10 de matrimonios de Catedral. En el mismo año de su matrimonio, inició su circulación el semanario Flores y Frutos, en donde colaboró el joven recién casado, quien además se desempeñaba como profesor de Literatura en el Colegio Civil; buena parte de sus colaboraciones llevan como firma el seudónimo Pílades.
En septiembre del 79 fue orador en las celebraciones del 15 y 16 de dicho mes; su pieza oratoria la publicó el Periódico Oficial del Estado del día 24 de septiembre. En julio de 1880, a sus 24 años de edad, es designado para hablar en el acto de Distribución de Premios en el Colegio Civil, donde leyó su poema A la juventud; enseguida copiamos los conceptos con que inicia su alocución: “¡Hossana juventud....tú la que vienes / Con el orgullo que el deber inspira, / Reclamando un laurel para tus sienes.”; el poema consta de 118 versos y se publicó en el Periódico Oficial del Estado el 10 de julio de 1880; y consta también en el poemario de Cellard de 1882. Entre una y otra versión, hay pequeñas variaciones. Es interesante la apreciación que hace Garza Cantú sobre Ricardo Cellard: “leía admirablemente; mejor dicho declamaba con verdadero arte. Decía en una oración patriótica, cuando los cuarteles se tornen en escuelas y cuando a los himnos marciales sustituyan los cantos dulces del campesino y del obrero, solo entonces podremos exclamar con orgullo: tus hijos son dignos de llamarte Patria!”. (Op. Cit. p. 356).
En 1881, a partir del 1º de febrero, inicia su circulación La Revista. Semanario independiente, en sustitución de Flores y Frutos. Ricardo Cellard formó parte de la redacción de esta nueva publicación, al igual que Enrique Gorostieta, Jesús Garza Flores, José Martínez Ancira, et al. Este semanario, a los seis meses, esto es, a partir del 1o de agosto de 1881, se convirtió en diario. La Revista, con su nueva periodicidad, se convertía en el primer diario en la entidad e iniciaba el diarismo local, importante mérito histórico. Nuevamente, al término de los cursos en el Colegio Civil, le correspondió al Profesor Cellard participar en la entrega de premios a los estudiantes; para ello preparó una pieza que llamó ¡Adelante!. A la juventud. Un año antes, en un acto igual, la alocución de Cellard se llamó A la juventud; la cual hemos mencionado líneas antes. Pero la composición es diferente, esta de 1881 consta de 120 versos distribuidos en 24 quintetas. D. Israel Cavazos cita los últimos versos de esta pieza en El Colegio Civil. Contribución para su historia. Gobierno de Tlaxcala/UANL. 2007. p. 141 (reproducción facsimilar de la edición de 1957).
Los dos poemas aludidos están en la obra de R. M. Cellard de 1882. El P. Oficial es consultable en el AGENL y el poemario en la Alfonsina. Aquí transcribimos solo unas líneas: “Bendita juventud, la que atesoras / Dentro del alma ricas ilusiones, / La que el tormento del vivir ignoras; / Sigue afanosa la árida pendiente / Que al templo lleva de soñada gloria; / No te abata luchar que la victoria, / Con sus laureles ornará tu frente, / Llenando el porvenir con tu memoria”. Tenía 26 años, en 1882, cuando edita en libro sus poemas con el título de Versos; su producción posterior al año 82, está dispersa en los periódicos de su tiempo.
En julio de 1883, el Gral. Gerónimo Treviño viajó a Europa; amigos y funcionarios lo acompañaron hasta Laredo, Texas, en el ferrocarril; Cellard formó parte de la comitiva y redactó una breve y amena crónica del viaje, la cual inicia asentando que Monterrey contaba con dos relojes: uno en Catedral y otro en la torre del Parián, pero ambos discrepaban al dar la hora; en tanto uno indicaba las tres el otro señalaba las 2:30, y había un tercero, el de Nueva York, conforme al cual se ajustaban las salidas de los trenes.
El trayecto a Laredo duró 8 horas, habiendo parado en Bustamante para almorzar, donde degustaron sopa de ostiones....y otros platillos de primera clase y todo por cortesía de la empresa para con el Gral. Treviño. De Laredo éste siguió hacia San Luis Missouri, regresando a Monterrey la comitiva. La crónica está firmada por Pílades, seudónimo de Cellard, y apareció en La Revista, diario independiente de política, artes, oficios, ciencias, literatura, telegramas, noticias y anuncios, del 24 de julio del 81. Dos años después, a partir del 1º de septiembre de 1883, deja de pertenecer a La Revista... “por convenir así a sus intereses”, dice la nota del diario de esa fecha y agrega “colaboró por más de dos años”.
El 19 de enero de 1884 tuvo lugar en el Teatro del Progreso, una Velada Artístico –Literaria en honor del Dr. Gonzalitos, que concluyó “con el magnífico Himno a la Ciencia y a la Caridad, cuya letra es debida al inspirado pléctro de nuestro amigo Ricardo M. Cellard....” dice una nota de La Revista....del 22 de enero del 84, firmada por “Lino” (Miguel F. Martínez), composición no incluida en Versos. Aquí ofrecemos un fragmento: “Himno a la Ciencia y a la Caridad. CORO: Salve ¡Oh Ciencia! destello sublime / Que brotara de ley divinal / Salve, salve, cristiana, celeste / Redentora virtud, ¡caridad! // Voz 1ª! // Es la Ciencia, la estrella que el hombre / Seguir debe si anhela encontrar, / El oculto, magnífico templo / Donde habita la Diosa verdad”. Así como esta pieza poética no reunida en libro, hay otras más, de las cuales tenemos siete tomadas de los periódicos de los años 1883 a 1893. Más adelante las daremos a la estampa. Luis Martín Garza, destacado actor, director y además investigador de la actividad teatral, en una obra única: El Teatro del Progreso; 1857- 1896: Esplendor cultural en Monterrey. Conarte / Secretaría de Cultura, 2019; nos da a conocer el desempeño de Cellard en este campo. En febrero de 1886 tuvo lugar en el Teatro del Progreso, una función conmemorativa de la batalla del 5 de mayo; al respecto, Luis Martín recoge un comentario de D. José P. Saldaña que dice: “en el fin de fiesta participó la Estudiantina Regiomontana interpretando Las Neoleonesas, jota de Manuel M. del Llano y Ricardo Cellard”.
Siguiendo a Luis Martín, sabemos que dos meses después, el 2 de mayo del 86, tiene lugar la presentación en el Teatro del Progreso de un drama de hechura nacional, de autores mexicanos, dirigida y realizada por elementos locales; se trata de la obra La Hija del Cantero, de Vicente R. Palacio y Juan A. Mateos. En la dirección participaron, al alimón, Cellard y Santiago Sáenz y los actores fueron “jóvenes aficionados de la ciudad” (Luis Martín Garza, Op. Cit p. 162-164). Del mismo año del 86, en julio, “el grupo regiomontano de Cellard”, como dice Luis Martín, escenifica un drama del autor español de moda, José Echegaray, y agrega el comentario elogioso sobre Cellard, escrito en el periódico local El Pueblo: “en la cúspide el artista regiomontano y el ingenio español se encuentran y se estrechan la mano”, (Op. Cit. p. 172).
Además, Ricardo Manuel siguió activo en el periodismo pues el 13 de febrero de 1887, dice La Defensa del Pueblo, “se ha encargado de la redacción de El Obrero”, órgano de la Sociedad de Obreros de Monterrey. Al morir el Dr. Gonzalitos en 1888, en la tarde del día 8 de abril, en la plazuela del hospital (hoy calle de 15 de mayo entre Pino Suárez y Cuauhtémoc) “Cellard leyó la oración escrita por el Sr. Lic. Enrique Gorostieta a nombre del Colegio Civil” según nota del Periódico Oficial del Estado del 10 de abril del 88 y en junio del mismo año, da vida a una nueva publicación junto con José Oliver y Comonfort con el título de El Orden Social, tribuna que le ocasionó varios sinsabores: fue destituido de su cargo en el Colegio Civil y luego fue reducido a prisión, como también el joven Miguel Gómez, autor del artículo motivo de la represión.
En 1891 cae enfermo, pero pronto se recupera y es designado orador oficial en la celebración del 15 de septiembre. En 1895 la Tipografía del Gobierno del Estado, realizó la impresión de la Reseña de la Instrucción Pública del Estado de Nuevo León, promovida por el Ing. Miguel F. Martínez, donde Cellard escribió lo correspondiente a la Instrucción Secundaria. Murió el 3 de agosto de 1895, a los 39 años de edad; el acta de defunción, obra en la Oficialía Primera del Registro Civil de Monterrey y está inscrita bajo el No. 446 del libro de defunciones de 1895. En La Voz de Nuevo León, del 10 de agosto del 95, D. Virgilio Garza escribió: “pródigo fue de sus afecciones, él que no recordaba haber sentido sobre su frente de niño el amoroso beso de una madre”.