GOMEZ12102020

Poetas, poemas y periódicos del siglo XIX, (7)
Erasmo Enrique Torres López

“Hoy por hoy es necesario recuperar nuestro siglo XIX”.
Ludivina Cantú Ortíz. Cruzada por una Nación. UANL, 2016.

Monterrey.- María Garza González, de Apodaca, N.L., destacó en el medio cultural de Monterrey en la década 1885 – 1895. Profesora, periodista, poeta, figuró en varias obras del teatro de aficionados e incursionó como novelista. Dos escuelas primarias en Escobedo, N. L. llevan su nombre. Nació el 15 de septiembre de 1858 en la Hacienda El Mezquital, de Apodaca, según Family Search, llevando por nombre Amada María Garza González.

     A ese respecto consideramos la opinión del Maestro D. Israel Cavazos quien señaló en 1984 (1) que nació en Monterrey “el 11 de junio de 1858”. Hay coincidencia en el año solamente. En Apodaca el Registro Civil empezó en 1861. Se graduó como Maestra normalista en 1886, agrega D. Israel (2). De 1879 es tal vez su primera participación en la prensa local; es un texto en prosa titulado La Unión, aparecido en La Luz, Semanario Religioso de Literatura, Ciencias, Artes y Anuncios, del 24 de agosto del 79.

     Por cierto, al obispo Montes de Oca, erróneamente, se le adjudica la paternidad de dicho semanario religioso. Hemos demostrado lo anterior en la Gazeta del Saltillo, órgano del Archivo Municipal, de noviembre del 2003. A sus 22 años de edad, es decir en 1880, participa de manera relevante en el evento anual de premiación a los alumnos destacados de las escuelas, que este año “ha tenido una notable diferencia; nunca hemos visto que en la celebración tome, como ahora, una parte tan activa el bello sexo”, leemos en la prensa y agrega: “ocupó la tribuna la modesta e ilustrada Srita. María Garza González (quien) se ha dedicado al cultivo de las bellas letras” (3). El Profr. Plinio D. Ordóñez, en su Historia de la Educación en el Estado de Nuevo León 1592- 1942; tercer volumen, p.613, incluye la reseña del acto tomándola del Periódico Oficial. En relación a la dama en comento, el Lic. Héctor González escribió “había figurado mucho en la vida literaria de Monterrey”. Al regresar de New York el Dr. Gonzalitos, luego de su operación de la vista, fue recibido jubilosamente.

     Uno de los actos programados para tal fin, fue una Velada Artístico-Literaria realizada en el Teatro del Progreso en enero de 1884 con la participación de los profesionistas de las instituciones locales: el Lic. Ramón Treviño del Colegio de Abogados, el Dr. José Ma. Lozano de la Escuela de Medicina, y cinco varones más; siete oradores en total y una única voz femenina, la Srita. María Garza González (5). Tenía 28 años de edad y la nota de prensa ya la designa como “la antigua socia del extinguido Liceo “Dr. Mier”. (La Revista....22 de enero de 1884). De su alocución ofrecemos los siguientes fragmentos: “¡Ah! si mis labios pudieran producir con facilidad lo que siente mi alma fuera muy felíz, pero no es así; solamente me anima la indulgencia de las personas que me escuchan. Ocupo por un momento vuestra atención, no para cantar las glorias de la patria.... (es) para ensalzar los triunfos de la Ciencia....venimos a ofrecer nuestros pequeños trabajos al Mentor de la juventud. En una época en que las turbulentas pasiones políticas embargaban los ánimos y ocupaban el espíritu, no se pensaba más que en salvarse de una guerra extranjera, la erección de un Colegio donde también se ejerce la caridad, admitiendo gratis a los que cuentan con un escaso patrimonio es una acción noble; pero más sublime es la fundación de un hospital, de una casa de beneficencia. Allí se alberga y sustenta el pobre a quien acometen las enfermedades...de que hay quien recoja su último suspiro y una mano benigna que cierre sus párpados”. Dos años después, comienza a colaborar en el periódico El Pueblo, el cual anuncia: “desde hoy empezamos a dar a luz sus producciones literarias” (enero 17 de 1886); a la semana siguiente publica el texto siguiente: “Primeras Impresiones. A mi querida amiga A....C... (concluye). También dimos por epifonema, en Espronceda, aquellos versos que dicen, hablando de la despedida entre Elvira y D. Felipe Montemar: ¡Dulces horas de amor, yo las bendigo / Yo las bendigo, sí, felices horas. / Presentes siempre en la memoria mía, / Imágenes de amor encantadoras, / Que aun vienen a halagarme en mi agonía / Más, ¡ay! volad, huid, engañadoras / Sombras, por siempre; mi postrero día / Ha llegado: (perdón, perdón, Dios mío! / Si aun gozo en recordar mi desvarío). // Encierro entre paréntesis, la exclamación o reflexión breve, que es donde tiene lugar la epifonema. Aquí tenemos a causa de que las últimas palabras del primer verso y las primeras del segundo son las mismas, lo que en elegancia se llama apadiplosis o sobrereduplicación. Del mismo autor y de la misma parte, dimos el canto de Elvira por dialogismo, que dice así: / ¿Qué me valen tu calma y tu ternura, / Tranquila noche, solitaria luna / Si no calmais del hado la crudeza, / Ni me dais esperanza de fortuna? // Qué me valen la gracia y la belleza, / Y amar como jamás amó ninguna, / Si la pasión que el alma me devora, / La desconoce aquel que me enamora?. Este también es un pensamiento patético, y el primer cuarteto es un apóstrofe, por dirijirle la palabra a la noche y a la luna. - ¿y Si realmente hubiera existido Elvira, y se quejara de tal manera, cómo se llamaría la figura? – nos preguntó el maestro. – Soliloquio – le contestamos a la vez”. (El Pueblo....enero 24 de 1886; consultado en la Capilla Alfonsina). De 1886, también, es el poema que copiamos enseguida: “Luto. Dedicado a la Srita. Elena González, como una muestra de simpatía. Siempre triste, doliente y afligida,/ Sobre el pecho inclinado tu semblante, / Y exhalando de tu alma dolorida / Desgarrador gemido sollozante. // Tus ojos nos revelan el quebranto / Que te dejara amargo sinsabor, / Y tus mejillas riegas con el llanto / De sin igual legítimo dolor. // De luto y de pesares te cubriste / Entregada al recuerdo tan tenaz / Que tu mente a dejarlo se resiste / Estimando el consuelo por demás.// ¿Juzgas que nadie tu dolor comprende / En medio a tu pesar y desventura? / Mi mano amiga con amor se tiende / Para enjugar tu llanto de amargura. // Sí, basta ya de lágrimas sin cuento, / Cese en tí tan cruel melancolía / Y aparta de tu espíritu el tormento, / Que te reclama el templo de Thalía. // Verdad que el golpe fuera, de tan rudo / Incapaz de olvidarse en un instante, / Pero al seguir tu ruta, no lo dudo, / Ese recuerdo te será constante. // Y si quieres poseer en tu memoria / Al ser que para tí fue tan querido, / Sigue su misma senda hasta la gloria / Con ánimo sereno y decidido. // Yo también, como tú, en triste día / Creí perder mi amparo paternal, /Y en acerbo dolor me consumía / Faltándole a mi ser el pedestal. //Llena de atroces, rudos sufrimientos /Me negué del consuelo a los acentos /Y sintióse morir el pecho mío.// Empero existe un Dios Omnipotente / Que al lado del que llora resplandece; / Él inunda cual astro refulgente, / De luz y de placer a quien padece.// Febrero de 1886. María Garza González”. (El Pueblo.... 21 de marzo de 1886. Consultado en la Capilla Alfonsina). Mayo del 86 es importante en la historia del teatro regiomontano, pues el 2 de ese mes y año se montó una obra de creación nacional, un drama de Vicente Riva Palacio y Juan A. Mateos de nombre La Hija del Cantero, y “fue de los primeros estrenos de teatro mexicano en Monterrey”, señala el actor y director teatral Luis Martín Garza, máxima autoridad en la materia en el norte de México (6).

     El mismo historiador del teatro, indica que en dicha obra participaron como aficionadas varias damas y cita a “Ma. G. González” entre otras; quien es precisamente la dama-poeta en comento, como consta en otro libro del autor y actor citado, donde menciona a “la Srita. María Garza González” (7). El nombre de nuestra poeta de Apodaca está asociado a la publicación quincenal La Violeta, cuyo inicio es de septiembre de 1887; La Defensa del Pueblo, del 25 de septiembre, escribió: “se publica bajo la dirección de las Sritas. Ercilia García y María Garza González”; en dicho quincenal, dice el Lic. Héctor González, “se ensayó como novelista” (8). En septiembre de 1889 la Sociedad de Señoras “Josefa Ortíz de Domínguez”, presidida por María Garza González, celebró su IV aniversario con un programa que incluía, entre otros números, una romanza (Jugar con fuego) y un Wals (Éxtasis) cantados por la Srita. Ercilia García, una interpretación al piano por el Profr. Miguel Villalón del Himno Nacional Brasileño y el discurso de la presidenta Garza González. (El Pueblo...jueves 26 de septiembre de 1889). Creo es de llamar la atención la inclusión de un himno brasileño. En 1893 la Secretaría de Fomento editó una antología poética bajo el título de Poetisas Mexicanas...., la cual se exhibió en Chicago, Illinois, durante la Exposición Mundial de ese año; en ella se incluyeron dos piezas de la profesora y escritora nuevoleonesa, tituladas A una flor e Invierno. Omitimos incluirlas, pues es nuestro propósito, principalmente, ofrecer aquí lo no conocido o poco difundido. La antología citada es consultable en la Capilla Alfonsina. Contrajo matrimonio con el poeta linarense Juan B. Sánchez Olivo por 1900. Cuando aproximadamente tenía 67 años de edad, murió el 17 de junio de 1925.

REFERENCIAS:
(1).- Cavazos Garza, Israel: Diccionario Biográfico de Nuevo León, T. I A-L, Mty. UANL. 1984, p. 193.- la 2ª edic. es de 1996, ver p. 209.
(2).- Idem.
(3).- Periódico Oficial del Estado, 1º de septiembre de 1880.
(4).- González, Héctor: Siglo y medio de cultura nuevoleonesa. Gobierno del Estado, 1993, 2ª edic. p.80.
(5).- Op. Cit. p.74.
(6).- Garza Gutiérrez, Luis Martín: Pioneros del teatro universitario 1858-1958, Mty. UANL. 1ª reimpresión, 2019, p.44.
(7).- Garza Gutiérrez, Luis Martín: El teatro del progreso 1857- 1896, esplendor cultural de Monterrey. Conarte. 2019, pp. 162 y 164.
(8).- González, Héctor: Op. Cit. p. 178.