Pero no hay que olvidar que están cerca las campañas electorales, por lo que no extrañaría que aunque la audiencia pública entre el colectivo “un río en el río”, y otros ciudadanos, con funcionarios estatales, el pasado viernes 28 de julio, que no llegó a nada, termine por aceptarse la demanda ciudadana y se paren las máquinas (como ya lo hicieron) hasta el momento adecuado.
Además, aparezca el clásico de cúmulo de políticos que dirán que apoyan la causa en caso de ser electos y usarán como propuesta, aunque de ellos no dependa en absoluto, como se confesó desde la Secretaría de Participación Ciudadana durante la audiencia pública.
Por lo mismo, ya no se habla de un desmonte, sino de una “intervención selectiva”, con el fin de prevenir una tragedia, algo con lo que el estado mismo ironizó al pedir que los ciudadanos pongan veladoras ante la posible llegada de un huracán. Algo curioso, ya que existen algunos datos que son precisos de recordar.
Por ejemplo, el año pasado se insistió por todas partes que Nuevo León y otros estados (así como otras ciudades del mundo) tenían grandes problemas de sequía por años. Incluso, si se recuerda bien, Samuel García subió un video en redes en el que daba un mensaje poco alentador y casi apocalíptico de lo que serían los siguientes años.
Se trató de vender un discurso que dejó a muchos preocupados, ya que se mostraban datos y se daba información que no pronosticaba otra cosa más que desastres.
Sin embargo, hoy se dice lo contrario. Meses atrás, ya se decía que este verano vendría con lluvias y es ese mismo discurso que se menciona para justificar el desmonte del río.
Por lo mismo, la tónica es decir que hay un riesgo por la posible llegada de un huracán. No obstante, ese tipo de pronóstico se ofrece cada año, lo extraño es que antes no se hablara de riesgo alguno.
De hecho, antes de la declarada sequía del año pasado, los dos veranos anteriores vinieron con lluvias. Y no solo eso, el mismo decreto del fin de sequía de 2022 fue aún en solsticio de verano.
Aquí lo preocupante es que se trata de dar una impresión que no cuadra del todo, ya que el riesgo que llegue un huracán al estado se da cada año, como ya se menciono.
Por tanto, si el riesgo es posible cada año ¿Por qué hasta ahora se preocupa la autoridad de dicho riesgo? ¿Por qué hasta ahora importa limpiar el río? ¿Por qué, en general, hasta ahora?
Antes, interesaba el discurso de la sequía, pero a como son las cosas ahora, da la impresión que todo fue un cuento y tal sequía, a fin de cuentas, era saqueo.
¡Claro! Si hay sequía; si no llueve. Entonces, ¿por qué preocuparse por el río? Pero, en realidad, las cosas no son tan sencillas.
Quizá durante ese tiempo de sequía hubiera sido importante activar las máquinas que ahora han apagado y no ahora, porque solo dan sospechas que provocan pensar que algo no está bien.
A fin de cuentas, se trata de justificar el desmonte del río con un discurso de prevensión de reciente creación. Pero sin ningún estudio que lo avale, así como los riesgos ambientales que se provocarán tras destruir flora y fauna de la entidad. Solo existe un pronóstico, y nada más.