Ahora más que nunca se tiene que planear una solución a corto, mediano y largo plazo sobre los siempre limitados recursos hídricos, donde todas y todos reforcemos la tarea de ahorrar agua, para resolver este problema histórico del pueblo de Nuevo León y no falte el indispensable líquido en cada hogar, especialmente en los sectores urbanos más castigados por estar en zonas altas y en las zonas de mayor pobreza, cuyo desabasto se debe subsanar a través de las pipas anunciadas por el gobierno del Estado.
Estamos a favor de que juntos busquemos una solución para que se cumpla el derecho humano al agua establecido en nuestra Constitución y que el uso doméstico sea preferente a cualquier otro uso, sin dejar de priorizar la inversión en obras hidráulicas necesarias desde hace más de 20 años.
Llegó la hora para la Comisión Nacional del Agua (Conagua). En sus manos está determinar que miles de pozos concesionados al sector industrial y agrícola sean incorporados a la red de los Servicios de Agua y Drenaje de Monterrey (SAyDM), para aumentar el caudal de agua a la población y privilegiar el consumo humano de sobrevivencia mientras siga la crisis, cuya gravedad se vislumbra hasta cuando lleguen las lluvias en septiembre.
La mejor participación de la ciudadanía será estar atentos a discutir de manera incluyente, plural y transparente las mejores alternativas para salir adelante de este grave problema que hoy golpea al pueblo nuevoleonés.
Como sociedad civil no podemos descuidar este renglón tan importante, ni dejar de demandar acciones inmediatas y soluciones de largo alcance para resolver el desafío del agua cuanto antes.
En medio de la peor sequía que nos aqueja, queremos llamar la atención sobre la necesidad de usar tecnología mexicana de última generación para potabilizar el agua residual urbana.
Nuevo León es líder en tratamiento de aguas negras desde hace varias décadas. El 97.4 por ciento de las aguas residuales que provienen de los hogares y de las industrias, a través de los colectores del sistema de drenaje, son sometidas a procesos de saneamiento; es decir, prácticamente el total de las aguas negras, mientras la media nacional es del 64 por ciento.
Actualmente los SAyDM cuentan con una capacidad instalada de 40 plantas de tratamiento y 17 lagunas de oxidación, donde se puede brindar saneamiento a un volumen de 16 mil 162 litros por segundo de aguas residuales descargadas al alcantarillado, de los cuales son tratadas aproximadamente 12 mil litros de agua por segundo, en promedio.
De ese total de aguas saneadas en las Plantas de Tratamiento de Aguas Residuales (PTAR), en Nuevo León solamente se aprovechan dos mil 900 litros por segundo para reuso industrial y mil 300 litros por segundo para riego agrícola, ya que 6 mil litros por segundo son enviados a Tamaulipas a través del Río Pesquería, debido a convenios de trasvases establecidos por la Conagua, mientras que dos mil 600 litros por segundo son desaprovechados en nuestro Estado por diversas causas aún injustificadas.
Sería deseable que el agua tratada se aprovechara al máximo, pues equivale al suministro de las presas Cerro Prieto (2,500 Lts) y La Boca (300 Lts) y esto implicaría estar perdiendo el agua de casi dos presas.
Lo más deseable es que el agua residual tratada pudiera ser potabilizada para ser bebida, cuando en otros países ya se potabiliza y, sobre todo, cuando en nuestro propio país ya existe una empresa que desarrolló un avanzado tipo de tratamiento para transformar las aguas residuales en agua potable.
Se trata de la empresa Servicios para Integrar la Industria con el Petróleo (SIIP-MX), cuyo director general, el Dr. Arnulfo Montes Cuén, llevó a cabo una demostración en tiempo real para potabilizar el agua residual de la Planta de Tratamiento Norte de los SAyDM, el pasado 25 de mayo.
Esta propuesta de solución al abasto de agua en la Zona Metropolitana, mediante tecnología mexicana que transforma el agua residual urbana en agua potable o purificada lista para beber, esperemos que sea analizada.