La lucha real por el ideal de un pedazo de tierra para vivir, iniciada la madrugada del 28 de marzo de 1973, mantiene orgullosamente unidos, motivados y esperanzados a los hijos e hijas de las familias pioneras, que hace medio Siglo invadieron terrenos ejidales del Cerro del Topo Chico, en aquellos años convertidos en los tiraderos de basura de Monterrey.
Para quienes nos tocó organizar esta experiencia de lucha –un grupo de jóvenes estudiantes–, el poder constatar los resultados de la histórica toma de tierra por parte de 30 valientes hombres y mujeres, nos mueve a perseverar para que las nietas y nietos y demás descendencia mantengan en alto las banderas del movimiento urbano-popular y social de izquierda.
La Colonia Tierra y Libertad se levantó de la nada entre las pedragosas laderas y los matorrales semidesérticos del Topo Chico. Las viviendas se hicieron en forma de carpas con piedras, palos, tablas, cartones, hules y cobijas.
La Colonia Tierra y Libertad se desarrolló sin tener los servicios más elementales de agua, luz, drenaje, banquetas, ni pavimentación. No existían escuelas, ni había centros de salud, ni contaba con transporte.
¡Un lote mínimo de terreno y como techo, el cielo era lo que tenían!
El carácter de las y los colonos posesionarios se forjó en condiciones prácticamente infrahumanas; es decir, en el precarismo, donde la vida se vivía con extremada precariedad, carencias y limitaciones, que con frecuencia significaron la muerte para niñas y niños en muchos casos.
El espíritu de lucha se fraguó en las batallas para cuidar la tenencia de la tierra, a través de grupos de autodefensa y rondines de vigilancia que repelieron los ataques policíacos en los que hubo muertos, lisiados y encarcelados e, incluso, la ocupación militar por más un año.
Con mucha convicción y determinación germinó la semilla sembrada, pues al siguiente día de la invasión se sumaron más de mil familias “sin tierra” a los 30 fundadores, quienes juntos tomarían la decisión de construir con su propio esfuerzo y por su propia cuenta escuelas y centros de salud.
En los primeros meses emprendieron también, mediante la auto-gestión, la auto-organización y la auto-construcción, maratónicas jornadas de trabajos voluntarios y colectivos para introducir agua, drenaje y luz, a contracorriente de los gobiernos federal, estatal y municipal en turno, cuya cerrazón y negativa no reconocía sus demandas como la de cualquier ciudadano.
La utopía de un lote de 15 por 30 metros para conquistar un lote mayor llamado México, es la visión de largo aliento del grupo dirigente del movimiento social de masas, que trascendió de una organización proletaria a un modelo de desarrollo comunitario en contextos de pobreza y marginación.
A medio centenario de lucha es un proyecto social transformador que apasiona y emociona y que sigue su curso gracias al granito de arena y de historia aportada con sacrificio y esfuerzo por cada uno de sus participantes, quienes muchos de ellos ya se nos adelantaron o están enfermos.
Con el fin de involucrar a todas y todos se ha preparado una Jornada Conmemorativa de jubilosa celebración. Pero, en un contexto de lo que significa la Colonia Tierra y Libertad para revertir el círculo de la pobreza.
La invitación abierta para consultar en las redes sociales el Programa de Actividades del 50 Aniversario y nos acompañen el lunes 27 de marzo, a partir de las 20:00 horas, en una callejoneada y en las tradicionales mañanitas.
Y, el martes 28 de marzo, para participar en una brigada médico asistencial, en el conversatorio de Gerardo Fernández Noroña con estudiantes de la Universidad y Preparatoria Emiliano Zapata, en la comida colectiva, en un espacio para la niñez y en la presentación del Ballet de la Escuela Preparatoria, para concluir con el Acto Político encabezado por la dirigencia del Frente Popular ‘Tierra y Libertad’ y por nuestro aspirante presidencial.