Mazatlán.- Sobre Lineamientos y Programación. La idea es que este proceso de reflexión se lleve a cabo desde hoy, 6 de febrero del ‘22, y hasta marzo del año que viene, cuando se cumplirá el aniversario 50 de la fundación de la Liga Comunista 23 de Septiembre.
La propuesta es que la reflexión se realice desdoblándonos en colectivos, sea por origen-pertenencia de las fuerzas que fuimos conformando el movimiento guerrillero de México, sea por entidad donde se conformaron principalmente estas fuerzas, perfilando encuentros en ellas.
Con el camarada Francisco Javier López, de Jalisco, comentábamos que teníamos que ir perfilando el Encuentro de marzo de 2023 en Guadalajara (donde se fundó la Liga en 1973), como culminación de este proceso de reflexión que iniciamos hoy, en el aniversario 50 del asesinato de Raúl.
Por supuesto que el de Guadalajara estaría precedido por encuentros en Chihuahua y Guerrero, en Nuevo León y Sinaloa; pero también en Michoacán, entidad matriz en el desarrollo del MAR; en Ciudad Juárez, que tiene características propias en el desarrollo del MAS, en relación con Chihuahua; y ni qué decir de la Ciudad de México, epicentro de la rebeldía sindical y estudiantil y de las respuestas represivas del régimen que fueron factores para que se afirmara la necesidad de la lucha armada; también Oaxaca debiera generar otro encuentro, por su relación con el desarrollo de la UP y del Procup.
Además de las decenas de compas que llegamos a este primer Encuentro, hay otrxs en Guerrero, Michoacán, Sinaloa, Sonora, que no pudieron llegar por complicaciones de pandemia o de sus agendas, pero ratifican su interés en incorporarse.
Sabemos que existen procesos de rescate, como el Taller de Testimonios coordinado desde el INEHRM, así como que desde la Secretaría de Gobernación se ha creado el Museo de la Memoria y la Comisión de la Verdad. Pero nuestra idea es que este proceso de reflexión RRZ tenga como principales organizadores y actores a lxs compas del MAS que sobrevivimos, así como a nuestrxs hijxs, que nacieron en la tempestad.
Con este Encuentro en el aniversario luctuoso 50 de Raúl Ramos Zavala iniciamos, y será tarea de todxs que sea lo más rico, formativo y cohesionador posible, valorándonos como componentes de un solo movimiento, más allá de las diferencias y broncas que tuvimos; hoy estamos convocadxs a elaborar una valoración de conjunto, y las diferencias en las narrativas históricas se registran y se respetan, al igual que las que surjan en la valoración del MAS; buscando también que las posiciones sobre la realidad y tendencias en curso no impidan que resaltemos las coincidencias y busquemos actuar con base en ellas.
Urge que recuperemos procesos y trayectorias en el MAS, así como las lecciones y aportaciones de éste al avance de la evolución política del país.
Empecemos por resaltar que el MAS fue un factor relevante para obligar al gobierno de José López Portillo a promover la Reforma Política de 1978, con la que el régimen priista reconoció el derecho de socialistas y comunistas a gobernar México, lo cual perfiló la posibilidad de un cambio por la vía democrática y relegó el discurso anticomunista impuesto por Estados Unidos después de la Segunda Guerra Mundial.
Esta Reforma Política y la expectativa del cambio por vía democrática viabilizó el desarrollo del sujeto ciudadano-popular, que se perfiló como mayoría desde 1987-88, y que alcanzó el gobierno en 2018...
De la valoración del MAS y posicionamiento ante situación en curso
En octubre del 21, en el marco de la exhumación-rescate de los restos de Raúl en Monterrey, durante una reunión de una decena de compas, surgió la idea de promover este encuentro en el aniversario luctuoso 50 de su asesinato. En estos meses de convocatoria y organización, hemos considerado la necesidad de valorar tres cuestiones como punto de partida:
1. Reivindicar en el debate público intensificado después del triunfo ciudadano-popular de 2018, que quienes conformamos el MAS fuimos factor relevante para que se abriera la posibilidad de la vía pacífica de cambio, y en particular la viabilidad de la lucha electoral en México.
Esta tarea se hace necesaria porque la disputa por esta valoración histórica forma parte de la lucha ideológica del proceso en curso y del derrotero que la nación mexicana debe seguir: restauración neoliberal y del autoritarismo antipopular como política de Estado, o continuidad y profundización del cambio progresista iniciado hace escasos tres años.
Una expresión intensa de esta disputa fue la reacción de linchamiento mediático de la derecha empresarial-política contra Pedro Salmerón, por una carta bastante indulgente con la oligarquía regiomontana, pero en la que reconoció la valentía de los jóvenes de la LC23S que participaron en el intento de secuestro de Garza Sada.
También es necesario reivindicar el aporte del MAS, porque en el morenismo se expresa un discurso ahistórico que plantea que el acceso al gobierno por la vía electoral en 2018 vino a “dar la razón” a tendencias de izquierda que desde 1968 optaron por no asumir –y criticaron como errónea– la lucha armada y, por tanto, sostuvieron que el régimen político priista anticomunista-represivo se podía abrir con pura lucha pacífica, lo que se proyecta hoy, a legitimar una dinámica vertical-pasiva impuesta al movimiento cívico-popular, como si la transformación posneoliberal se pudiera desarrollar sin necesidad de un poder ciudadano-popular que sustituya la dominación de las estructuras de poder de consorcios capitalistas heredada del prianismo.
2. La segunda cuestión a resaltar es la rebeldía, como derecho constitucional, como proceso histórico desde los años cincuenta del que surgió el MAS, y como necesidad actual para ir construyendo una patria justa y democrática, soberana y sustentable.
En México la rebeldía no sólo es legítima ética y políticamente para luchar contra la explotación y opresión social y nacional; también es un derecho conquistado a un enorme costo humano en la Revolución mexicana, plasmado en el artículo 39 como derecho a darnos en todo tiempo el gobierno que como pueblo consideremos.
Como proceso histórico, la rebeldía contra el régimen priista centralista, corporativo y autoritario, que adicionado con el anticomunismo desde finales de los cuarenta devino ideológicamente asfixiante, se empezó a expresar como luchas de masas con las huelgas de ferrocarrileros, maestrxs y médicxs desde finales de los años cincuenta, y durante los sesenta se sumaron luchas populares en las ciudades en crecimiento intensivo, con destacamentos campesinos cansados de la infinita tramitología burocrática, con la incubación de la rebeldía juvenil-estudiantil contra el autoritarismo paternal y político-cultural que durante esa década se fue conformando como sujeto democrático nacional de masas, gestando diversas luchas locales que desembocaron en el 68-71 con sus respectivas masacres, aunado a múltiples represiones en diversas entidades, como la de copreros en Guerrero, o en Chihuahua la que tuvo lugar contra campesinos que resistían al despojo y acoso caciquil.
El MAS emerge así como continuidad de esta rebeldía popular y como expresión superior de la aspiración a liberarse de la opresión y explotación. La prueba más clara de ello es el origen diverso de las fuerzas que fuimos configurando el MAS: unas nacieron del PPS, como los compas de la sierra de Chihuahua; otras del MLN que encabezó el general Cárdenas, como las FLN y Genaro y la ACNR; otras de la JCM y la Teología de la Liberación, como los Procesos.
Y en este análisis de la génesis de fuerzas que fuimos emergiendo desde diversas entidades, hay que contemplar también las características con las que lo hicimos: unas surgieron como grupos guerrilleros y otras como autodefensas ante porrismo y/o guardias blancas en el seno de destacamentos en lucha.
3. La tercera cuestión es la más importante para el quehacer y, por tanto, para los aportes de ahora que sobrevivientes y nacidxs en la tempestad haremos al proceso que nuestro pueblo abrió en 2018: la rebeldía como necesidad de elevar el nivel de lucha de la sociedad civil, como decía Gramsci, para que sea motor y poder principal de cualquier reforma y transformación verdadera del capitalismo hoy neoliberal.
La intención es que retomemos la idea de la rebeldía popular, que antes encuadrábamos en la estrategia de la lucha armada como fundamental, para convertirla ahora en un factor relevante en la vía del cambio democrático participativo con poder popular-ciudadano. Así, esa rebeldía será expresión de la hegemonía del proyecto de nación alternativo frente a la neocolonización que padecemos, acentuada en los últimos 40 años con el envilecimiento y depredación social, ecológica, política y cultural que nos agobia.
De manera más concreta e inmediata, la intención es que retomemos el discurso e impulso de la rebeldía, potenciando los movimientos para que la movilización-organización político-social devenga factor determinante en el proceso en curso desde el año 2018, para que la 4T no se quede en reformas secundarias y se genere la correlación y exigencia de avanzar en reformas estructurales, tanto al régimen económico-social como al régimen político, instrumento principal de la dominación de consorcios capitalistas; para avanzar hacia otro, al servicio de los intereses nacionales y sociales de mexicanxs, lo que implica el predominio de la democracia participativa y el poder ciudadano-popular.
Se trata pues, compañerxs, de que en el Proceso de Reflexión RRZ, entre todas y todos vayamos construyendo este rescate histórico-conceptual, y no sólo para nosotros, sino para hacernos presente en el debate público y en los procesos de movilización y organización político-social en curso, para reducir la influencia de una concepción hoy hegemónica en el morenismo-obradorismo, según la cual, la transición a un México posneoliberal será casi de terciopelo, sin momentos de disputas críticas y decisivas.
En este reto, la experiencia en América Latina de los procesos y gobiernos progresistas nos aporta enseñanzas ineludibles: los gobiernos que han seguido la ruta de buscar cambios nacional-populares a las políticas neoliberales en el marco de las estructuras de poder creadas para consolidar la hegemonía del gran capital sobre nuestras naciones, han sido desgastados y desplazados con guerras sucias y/o golpes de Estado. Esto muestra que, si no se promueve la movilización y fortalecimiento ideológico- político de una nueva mayoría, los avances progresistas no llegan lejos y son revertidos al perderse hegemonía en gobierno, como aconteció en Brasil, Argentina, Uruguay...
La otra ruta es la que han asumido la Revolución Bolivariana en Venezuela y el Movimiento al Socialismo en Bolivia, y que también había iniciado Ecuador; esta ruta es la de avanzar a construir una nueva estructura de poder, empezando con la convocatoria de una Asamblea Constituyente que define nueva Constitución, donde se plasma la nueva nación y Estado a construir, para que los intereses nacionales y sociales sean prioritarios, ante los del gran capital y castas y camarillas parasitarias a su servicio.
La intensificada disputa que vivimos en torno a la reforma en materia de energía eléctrica y nacionalización del litio, la más importante que ha promovido Amlovich, adicionada con guerra sucia mediática y escándalos en y desde arriba, expresa la activación del bloque de la restauración ahora con una participación abierta de representantes del gobierno de Estados Unidos, prefigurando ya con quiénes es la disputa y será la pelea por gobiernos en el ‘24.
¡Raúl Ramos Zavala vive en la reflexión y organización para luchar por la liberación nacional y social de México!
* Versión resumida-corregida de participaciones del autor en el Encuentro del 6 de febrero de 2022, en la Ciudad de México.