PEREZ17102022

Que nunca salgan de ahí
Filiberto Pinelo Sansores

Mérida.- La desesperación cunde en las filas del Prian. Se manifiesta en la exigencia de Alito para que el abanderado de Movimiento Ciudadano, Álvarez Máynez decline en favor de Xóchitl. Es tal el pavor que el campechano tiene por la futura debacle que, a pasos agigantados, se aproxima, que ya no mide el lenguaje que usa para expresarse en público. Como si estuviera discutiendo, ebrio, en una cantina con otro borracho, el líder de los priistas -al que bien se merecen estos por no deslindarse de sus bellaquerías- se dirigió al emecista, que ya había respondido negativamente a un primer llamado a la declinación, con estas floridas palabras: “Hay que decirle a Máynez que si le hacen falta huevos, yo le presto”.

Con su lenguaje de carretonero no hizo más que demostrar el miedo cerval a la derrota que sufrirán las huestes de Claudio X. González y demás multimillonarios socios que se enriquecieron en los largos años del PRI y el PAN, los dos partidos que los hicieron inmensamente ricos mientras lanzaban a la pobreza y la miseria a tres cuartas partes de los mexicanos que ahora les cobran la factura. Si los prianistas estuvieran tan seguros del triunfo de su mascarón de proa no estarían suplicando al candidato con quien disputan el segundo lugar que se haga a un lado y, además, les ceda su tiempo de publicidad en radio y televisión para que lo usen en favor de su candidata.

Mayor patanería no puede haber. Pero ello demuestra que la derecha está sintiendo que la lumbre le llega a los aparejos pues pese a que la encuestadora panista -su dueño, Carlos Campos Riojas, militó 20 años en el PAN y confiesa sin ambages, que su “corazón es panista”- Masive Caller, le fabricó una encuesta engañabobos en la cual la botarga “ya rebasó a Claudia por ocho décimas de punto”, todas las demás, absolutamente, todas, ponen a la doctora muy por encima aquélla (por más de 20 puntos).

Es tal su desesperación que se tuvo que quitar la máscara y reconocer a los cuatro vientos que el engendro que creó, llamado Marea Rosa, y con el que estuvo engañando a la opinión del país durante mucho tiempo no sólo no es una agrupación ciudadana sino una vulgar sucursal de los partidos políticos -PAN y PRI con su cola, el PRD- que impusieron a Xóchitl, por órdenes del patrón de todos, Claudio X. Esta Marea está formada por puros simuladores que se dicen representantes de la sociedad civil pero no son sino miembros encubiertos de los dos partidos.

Por ejemplo, en Yucatán, encabezan sus movilizaciones personajes como la vetusta priista salinista, zedillista y peñista, Dulce María Sauri Riancho, ex diputada, ex senadora y ex gobernadora del estado, de la mano con Ana Rosa Payán, veterana panista que ha sido dos veces alcaldesa de Mérida y ocupado otros cargos en representación del PAN; y a la par con ellas, decenas de militantes y simpatizantes de los dos partidos que siempre obedecen a sus convocatorias. De ningún modo ciudadanos independientes.

Eso de que son sociedad civil es pura farsa. Son simuladores que actúan en función de la estrategia de la derecha de tratar de hacer creer al pueblo que no son sólo los partidos que defienden el regreso al pasado los que critican al gobierno de la 4T sino también el conjunto de la sociedad. Pretenden que se crea que estas agrupaciones -una especie de sucursales del Prian- abarcan a los más de 80 millones de ciudadanos que tiene el país.

Son además sumamente tramposos, los alitos, los markitos y los clauditos que idearon la estrategia de estos membretes, porque en ella incluyeron apropiarse de los colores del INE para sus movilizaciones y hacerle creer al país que eran causas ciudadanas las que los hacían moverse, como defender a la institución electoral de su supuesta desaparición o defender la democracia en abstracto, etc., jurando y perjurando que no tenían, sus marchas y concentraciones, fines electoreros.

Mintieron
Y hoy se han quitado la máscara. Su concentración del domingo 19 es la mejor demostración del engaño al conjunto de los mexicanos. Sus oradores principales son: la candidata presidencial Xóchitl Gálvez y el candidato a jefe de Gobierno de Ciudad de México, Mauricio Taboada. Durante más de un año estuvieron pregonando que no dependían de ningún partido. Y ahora, de pronto, sacan a la luz lo que durante todo ese tiempo estuvieron escondiendo: que usaron, indebidamente, una figura apartidista y los colores de la institución electoral, el rosa mexicano, para promover su proyecto partidario; se mostraron, al fin, como lo que son: unos farsantes.

Esto lo han hecho porque se lo han permitido. Engañaron al INE y el INE se dejó engañar. Ahora, la institución, reacciona tardía y tibiamente ante hechos consumados. Dice que va a fiscalizar el último evento, el del domingo, pero no todos los demás, que fueron también parte del mismo proyecto partidario, para cargar sólo el último a la cuenta del Prian como gasto de campaña e hizo su presidenta, Guadalupe Taddei, un educado llamado a la caterva de delincuentes electorales a no usar los colores del INE.

El siguiente paso de la derecha es judicializar la elección. Esto se ha puesto de manifiesto con la reunión secreta a la que convocó la presidenta de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, Norma Piña, en la mansión del ministro, González Alcántara Carrancá, con ministros del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación y, nada menos, que con el gangster que dirige al PRI, Alito Moreno, el 12 de diciembre pasado. Estaba convocado Santiago Creel, pero no llegó. Del cónclave sólo se supo por una filtración a un periodista, Salvador Frausto, de Milenio, que la documentó y la dio a conocer.

México no puede olvidar que quienes están hoy en la oposición están ahí porque el pueblo ya no los toleró más. En sus campañas siempre prometieron y jamán cumplieron. Son los mismos. No han cambiado ni cambiarán. Hay que seguirlos manteniendo en donde están: el muladar de la historia. Que nunca salgan de ahí.