PEREZ17102022

Rancia monarquía
Tomás Corona

Monterrey.- Y aquella señora, quién sabe cómo descubrió que su familia descendía en línea directa de Luis XIV, el Rey Sol, se apropió del linaje, la estirpe y la sangre azul (aunque la suya y la de sus vástagos era roja como la de todos los demás mortales), se murió queriendo ver a su consentida y primorosa hija casada con un príncipe azul pero se casó con un pobre diablo y pa’cabarla de joder deseaba para su príncipe consorte una damisela pura y santa y casó con una puta redimida y con dos hijos (¿bastardos?). Así son a veces las cosas en las rancias monarquías familiares, de gente que vive engañada creyéndose y aparentando lo que no son, por mantener un pinche “estatus” que no acarrea nada bueno, solo la burla y el desprecio de la demás gente. Su vida social está llena de primores y encantos, tienen una camioneta del año, la más grande, una “casotota”, villas vacacionales y clubes exclusivos, sus bendiciones van a “buenos” colegios, tienen modisto particular, visten estrafalariamente, son frívolos y con la cabeza hueca, pero deben hasta los calzones que traen puestos. Acá en el norte eso es bastante común. Seguro usted tiene una pariente o conocido que es así… “Viva el harapo señor y la mesa sin mantel, viva el que huela a callejuela, a palabrota y taller”, versa una canción de Silvio Rodríguez, en contraparte a la falsa opulencia de los “ricos pobres”. Mejor ser que aparentar…