Pero más allá de esta cuestión, hay motivos para pensar si su realidad no está más distorsionada de lo que estaba, ya que, en su tiempo como político, no hay nada de qué presumir. Salvo admitir que se vivie en la misma realidad alterna que él.
Visto de fondo, las aseveraciones que menciona no cuadran del todo con la realidad. Por ejemplo, no tiene mucho sentido hablar de una «nueva» política, cuando lo observado no arroja ninguna novedad nunca antes vista.
De otra forma, debería haber cumplido con el mandato que se le encargó en otros procesos electorales. Samuel García lleva dos cargos políticos que lleva a medias y ahora va por su tercero, pero no porque vaya a ganar, sino porque dejará al estado por seis meses.
Otra cosa, y un poco ligado a esto, es la pretensión de «acabar» con otros partidos, como el PRI y el PAN. Algo tan ingenuo y absurdo que solo a alguien alejado de la realidad puede llegar a pensar, ya que no está en juego una cuestión, material, sino ideológica.
Sobre este asunto ya se ha opinado: no importa de qué partido político se hable, el priísmo, el panísmo, el perredismo, el morenismo, etcétera; son cuestiones ideológicas. Por tanto, podrán perder su registro el PRI o el PAN, que es quizá lo que quiere decir Samuel García con «acabar» con ellos, pero de ahí a decir que el priismo o el panismo desaparecerá, es muy distinto.
Basta con ver las acciones del mismo gobernador con licencia de Nuevo León. Algunas cosas que dice y hace son propias del priismo y del panismo. Porque, verbigracia, el «chapulineo» no lo inventó su «nueva» política.
Ahora bien, lo peor de todo es creer en un apoyo imaginario. Por supuesto, las llamadas encuestas que estudian su aprobación como mandatario, revelan que tiene un alto índice. Sin embargo, en los últimos años se vive en un ambiente donde este tipo de trabajos son muy cuestionables.
Por ejemplo, en el mundo de la ciencia, se empieza a revelar lo que antes muchos se temían: los estudios arrojan resultados de quien los paga. Y con la misma tónica, las encuestas que se utilizan en la política, tienden al mismo detalle.
Pero si a datos vamos, no hay que olvidar que Samuel García no ganó las elecciones para gobernador por el apoyo del electorado, sino por su abstención. Por lo mismo, obtener menos de 800 mil votos, le hizo ganador.
Así las cosas, parece ser que se tiene una realidad completamente distorsionada, algo que empieza a ser algo característico de los políticos.
Y sí, Samuel García tiene todo el derecho de presentarse y participar en un nuevo proceso electoral. Sin embargo, lo que no tiene derecho es imponer una realidad que no es compatible con lo que es observable de forma empírica.
En fin, ya se verá qué ocurre en los siguientes meses, ya que el ambiente político empieza a tornarse más interesante con tanto movimiento aquí y allá.