GOMEZ12102020

Reflectores sobre el “Dubái” mexicano
Ernesto Hernández Norzagaray

Mazatlán.- El gobernador y el alcalde de Mazatlán no se cansan de echarle porras al despegue que está teniendo el puerto; y en esa fanfarria alegórica se llega a decir que la perla está llamada a ser reconocida como la Dubái del Pacífico.

Y es que si se le mide por la cantidad de torres de condominios que están terminadas y las que están en proceso podríamos aceptar esa aspiración marcada por el marketing turístico.

Pero, la mala noticia, es que más allá de la palabrería, las maquetas bien hechas, la papelería lustrada, las imágenes espectaculares de la bahía y el Paseo del Centenario, está el Mazatlán real: el de las colonias populares olvidadas, las comunidades de desplazados desde los pueblos de la sierra, el narcomenudeo con su estela de violencia silenciosa, los desaparecidos y el de las fosas clandestinas.

A la vista, está el resurgimiento de algo que parecía pactado para siempre, que no habría eventos como el ocurrido el fin de semana cuando públicamente un convoy llegó a unos condominios del norte de la ciudad y se llevó violentamente a tres jóvenes regiomontanos.

Se rumoró que en ese convoy había participado una patrulla de la policía municipal y que se había ido con los vehículos que llevaron a los muchachos vacacionistas, lo que el propio gobernador y la fiscal del estado inmediatamente desestimaron porque no hay evidencia de que haya sido así, aunque el gobernador previendo que aparezca no descartó que haya un video que ilustre la escena de esta eventual muestra de connivencia entre delincuentes y policías.

Al escribir este artículo está próximo a cumplirse una semana del “levantón” y llama la atención que, en la conferencia semanera del gobernador, donde estuvo el secretario de seguridad pública, e informó sobre el balance agridulce de hechos durante Semana Santa y, en ella, no se mencionó el asunto que ya estaba escalando en las redes sociales.

Fue hasta que Riodoce y Noroeste mostraron algunas imágenes que apareció la fiscal para decir que se abriría una carpeta de investigación cómo ha sucedido, con muchos casos, que guardan el sueño de los justos en un archivo de la fiscalía.

¿Por qué se mantuvo en secrecía un tema de primera importancia para las familias de estos muchachos y para el destino de playa?

Alguna vez un alto funcionario de la fiscalía me decía que el modus operandi en estos casos de gran visibilidad pública es que se busca rescatarlos con vida. Y eso implicaba hacer los contactos ex officio con el bajo mundo para conminarlos a soltarlos y de esa forma, bajar la presión mediática. En unos casos, me confió, se tenía éxito en otros simplemente no se les volvía a ver.

Intuyó, que es el caso de los regiomontanos, se mantuvo en secrecía haciendo contactos y buscando que los muchachos aparecieran con vida y detrás de la desaparición debe haber algo gordo porque el operativo según Noroeste involucró a un grupo de aproximadamente 20 personas. Y todas ellas llegaron al domicilio pertrechadas con armas y ropa de profesionales que no es muy frecuente que ocurra salvo en aquellos casos, donde hay una orden del más alto nivel, en este tipo de organizaciones.

Por el modus operandi hay materia para pensar que entre estos muchachos alguno o todos pertenecían a un bando contrario o habría un interés especial, si fuera un asunto de secuestro que no parece ser el caso, nunca un equívoco porque estas organizaciones tienen servicios eficientes de inteligencia.

Pero, bueno, esto lo tendrían que aclarar las autoridades competentes tanto si hicieron gestiones fallidas cómo también si las pesquisas que han realizado para encontrar rompen con una regla no escrita.

Aquella de que no se debe calentar la plaza por los efectos que tiene para el grupo criminal dominante y, sobre todo, para la imagen de un destino turístico que se busca sea el mejor destino de playa del Pacífico.

Antes de que Quirino Ordaz viajara a tomar las riendas de la embajada de España, el alcalde le organizó una comilona con una entrada de ocho kilos de hacha y, me dicen, que entre las cosas que le pidió el edil fue algo que no ha logrado invirtiendo: un vuelo semanal desde Madrid a Mazatlán.

Uno más a México, como los que por décadas han llegado a Puerto Vallarta; y esa petición está bien, por el serio problema de conectividad aérea que tiene el puerto; sin embargo, el tópico de la marca Sinaloa pesa mucho entre los españoles que acostumbran a viajar a México y sospecho que está provocando una baja de viajeros no sólo españoles, sino europeos.

El ingrediente de la violencia desincentiva a los viajeros, como hoy ocurre con los segmentos que tradicionalmente llegan a Cancún y Playa del Carmen.

La violencia en esta región ha escalado exponencialmente en los últimos años y costado la vida de decenas de turistas lo que inmediatamente se ha difundido en aquellos países; incluso, hoy mismo, hay una advertencia de viaje del gobierno de los Estados Unidos para que sus ciudadanos no transiten por ciertos estados de la república por los riesgos que correrían.

Sinaloa, afortunadamente, no está en esa lista negra, pero no sería sorpresa que luego de este acontecimiento se le incluya y eso sería un golpe al esfuerzo por hacer de Mazatlán el Dubái mexicano; y esa posibilidad se acrecentará conforme pasen los días.

Por ese riesgo, y más, deben aparecer con vida los jóvenes regiomontanos.

Al tiempo.