Monterrey.- Alcanzó su sueño intermedio. Es virtual gobernador. Su sueño final, no es ningún secreto, será alcanzar la presidencia de México. Con un Congreso local ostensiblemente liderado por los partidos colmilludos, se la jugará en campo minado, frente a un contrapeso malicioso, oportunista, desleal, picudo.
Habrá de abocarse a desarticular con transparencia, hechos, no baladronadas, la amenaza de garra fiscalizadora federal, que se la tiene muy sentenciada, que en un descuido le acumula sospechas, chanchullos de cuello blanco.
El chico chicho de la política gacha, el vencedor de las redes sociales, deberá cuidar mucho su boca, su quijada floja a partir de ya, contimás cuando se siente en la silla. Necesita conformar un gabinete no solo brillante, sino inmaculado para sembrar, fortalecer la confianza en el electorado más crítico, ante una sociedad muy golpeada por la pandemia y los abusos del gobierno saliente.
Hay que sacudir todo el aparato burocrático que hereda de un Bronco que lo deja quebrado, con escasa credibilidad, infectado de cobardía, negligencia, estupidez y corrupción. El imberbe rey chiquito de los memes y las puntadas imbéciles urge quitarse lo más pronto los pantaloncillos cortos y vestir con mayor formalidad, con sobriedad adulta aunque respingue el sector juvenil que quiere seguir usándolo de chiste, triste payasito, patiño lamentable.
Otro problema a resolver: ¿Qué va a hacer con Mariana, su principal acarreadora de votos, su fiel esposa, su agente publicitaria? Mandarla a la enfriadora, junto al niño huichol, Yuawi...hasta nuevos comicios. Terminada la feroz rebatiña por el cetro, Mariana se puede convertir no solo en lastre, dolor de cabeza, sino que puede robarle cámara.
Por salud institucional debe calcular muy bien el arduo trabajo de cicatrización, por enconos surgidos en el caldero infame del lodazal electoral. El minutero político de un estado en franca rebelión contra el Centro corre muy rápido. Ojalá entienda que su adversario más grande no radica en la figura de López Obrador, frente a quien se ve como un gnomo, sino en la Cosa Nostra, en sus secretos padrinos financieros, los barones de la narcopolítica. Todo apunta a que lo tendrán en calidad de rehén.
Ah, obvio, Samuelito va a tener que repensar su relación con El Norte, periódico que querrá su tajada después de la coronación porque ese medio nunca da brinco sin huarache. El príncipe, el modelo arquetípico del juniorismo hediondo, llega desnudo, rodeado de cocodrilos y pirañas. Deseo que le sea leve la chamba durísima que tiene delante.
Pa'l baile vamos.