Monterrey.- Le recomiendo este hermoso libro titulado con el palíndromo “SARA MAS AMARAS”. Es una compilación de las cartas de amor que dirigió el escritor Juan José Arreola a su pretendida Sara Sánchez entre 1942 y 1950. La obra fue realizada por los nietos de Arreola: José María y Alonso, hijos de Orso Arreola y músicos de profesión, quienes tuvieron la suerte de conocer estas cartas una noche en la cocina de la casa de su abuela Sara mientras tomaban un chocolatito.
Juan José Arreola murió el 3 de diciembre de 2001, pobre, sus amigos hicieron varias colectas para pagar los gastos del hospital. Como escritor llevó la ficción a terrenos inimaginables. Escribió “Confabulario” su obra más representativa, de ella nos dictó una conferencia en la Normal “Ing. Miguel F. Martínez” con motivo de los festejos del Centenario en 1970, a invitación de María Elena Chapa y Homero Santos. En esa ocasión tuve la fortuna de conversar con él, como la tuvieron muchos otros, conversó casi una hora sin parar, hablando de ciclismo, toros, box y mujeres, menos de literatura. Le pregunté, ¿Maestro, porqué ha dicho en su conferencia “…llamo aquí la atención sobre el carácter blasfematorio que tienen, en el más religioso sentido de la palabra, mis alusiones procaces a la mujer, ya que en ella venero la fuente de la última sabiduría, la puerta de reingreso al paraíso perdido.” Se refería a textos como: textos como: “Anuncio“, “Parábola del trueque“, “Eva“, “Una mujer amaestrada“, “Insectiada” y “La Migala“.
Haciendo una serie de ademanes desesperados me dijo, es usted cruel, por qué me recuerda esas cosas. (Se refería a una etapa en que vivió dando alojamiento en su menudo departamento a una chica universitaria que sin saberlo él, era pareja del joven poeta que compartía también el mismo techo y comía a expensas del maestro). Sólo concluyó tajante: yo la necesitaba sólo para adorarla, nunca la entendió.
Esta belleza de libro contiene además de las cartas a su pretendida Sara Sánchez, fragmentos de otras misivas que cruzó con personajes como: Jorge Luis Borges, Juan Rulfo, Francois Mitterrand, Antonio Alatorre y Fernando del Paso, por mencionar algunos. La obra fue editada por la firma Joaquín Mortiz. Las cartas retratan a un Arreola joven, de 19 años, enamorado y en proceso de armarse como escritor. Hay también tres cartas a su padre Felipe escritas entre 1939 y 1962 en las que le pide ayuda para terminar de confeccionar “La feria”, una de sus obra capitales en torno a la reconciliación con Zapotlán; y un texto inédito sobre su visita a Louis Jouvet en París en 1946. Hay un soneto que le dedicó a su nieto José María.
Se sabe que la Fonoteca Nacional ha digitalizado las cintas grabadas por Juan José Arreola, que contienen conferencias, entrevistas y momentos importantes de su vida, como el encuentro con Borges y las partidas de ajedrez con Homero Aridjis. Arreola trabajó en Televisa conduciendo su propio programa, alternando con otros y comentando futbol. Arreola como escritor y ensayista es de corte clásico, universal, sabio, sencillo, y con una gran cultura.
Cuenta José María: “Mi abuelo me salvó la vida. Sucede que cuando tenía 18 años salí de la prepa, no quería hacer nada y mi mamá le habló y le dijo sobre mi decisión. Entonces me llevó con él. Nos paramos en una farmacia para que tomara su medicina y me dijo algo así como: Tú no eres ni músico, ni artista, ni nada. ¡Ni madres cabrón, te vas a poner a trabajar o te friegas!. Más tarde me llevó a Televisa para que me dieran una "chambita". Cuando llegamos me presentó a unos ejecutivos, quienes me dijeron que me dedicaría a jalar cables. De regreso de esa entrevista de trabajo, dejé el traje sobre la cama, me salí a la calle y llegué a una tienda de baterias, allí pedí trabajo y me quedé. Tiempo después mi abuelo fue a visitarme con gusto porque era un hombre al que le gustaba picarte la cresta. Arreola fue el hombre que confrontó mi destino en cinco minutos.”
En las cartas de amor, Juan José se desvive por su Sara, muestra un amor que logró superar la distancia, la carencia y la enfermedad que le aquejó casi toda su vida. El libro tiene intercalados fragmentos de una plática de los nietos con su abuela Sara, que fue quien les compartió las cartas y quien les dio otra visión de su abuelo. De igual forma, el testimonio de dos de las hijas de Juan José ayuda a completar la imagen humana del autor tapatío que fue: aprendiz de encuadernador, dependiente de tienda de abarrotes, vendedor de tepache, peón de campo, periodista, cobrador, actor, editor de los más grandes escritores de México, panadero, empleado de Televisa, comentarista de futbol, además de personaje imitado por “Los Polivoces”.