PEREZ17102022

Sin cambios en el PJENL
Carlos M. López Hernández

Monterrey.- Hace unos años se generó un debate importante respecto a quién sería el nuevo presidente del Poder Judicial del Estado de Nuevo León (PJENL) y del Consejo de la Judicatura del Estado (CJNL), pero hace unos días, Arturo Salinas Garza fue reelecto por dos años más, hasta julio de 2025, y no hubo gran ruido.

En aquella ocasión, por primera vez se notó algo importante que, por años, algunos juristas académicos han señalado que, en el mal lenguaje jurídico, se entiende como «sentido común».

Tal aspecto es que la legislación en ningún momento exige que para presidir el poder judicial (o para ser juez/magistrado) sea necesario contar con experiencia en la impartición de justicia, lo cual sería coherente ¿Quién más sería un buen candidato a la presidencia del poder judicial sino alguien que conozca cómo es la impartición de justicia?

Pero, acorde a la ley, lo único que se necesita es contar con título de licenciatura en derecho (entre otros requisitos que no vienen a cuento, como tener más de 35 años, etcétera). En ningún momento se reflexiona que debería ser alguien con experiencia en la impartición de justicia.

Más bien, al contrario. Se crea la ilusión de considerar la profesión jurídica como una profesión universal, es decir, que vale para todo. Una persona puede ser abogado hoy, notario ayer y mañana magistrado, como si su deontología fuera exactamente igual.

Este error lo cometió dos veces Gustavo Adolfo Guerrero: primero, porque pensó que su labor en el poder judicial en el estado era compatible con la función de dirigir la fiscalía; craso error, ya que terminó por renunciar al cargo por esta y otras razones.

Segundo, porque después de renunciar como fiscal general, se volvió notario, lo cual cumple con la analogía descrita. Por supuesto, hay un cambio enorme, ya que, siendo notario, no se tiene el peso y la exigencia ciudadana que se demanda al ser fiscal. Todo es más tranquilo, aunque demanda otro tipo de labores.

Por lo mismo, cuando quedó Arturo Salinas Garza como presidente del PJENL, se le cuestionó su experiencia, pues no era jurídica, sino política: una larga trayectoria como panista y como diputado.

Asimismo, hubo otra clase de objeciones. Por ejemplo, se llegó a decir que no se cumplió con la paridad de género y, por lo tanto, para ese periodo correspondía nombrar a una mujer para presidir el TSJNL y su Consejo de la Judicatura (CJNL), lo cual no ocurrió y nuevamente tampoco.

Como fue desde un inicio, Arturo Salinas Garza resultó reelecto por unanimidad, solo que en esta ocasión no hubo gran objeción.

Quizá sea importante retomar el asunto e ir más afondo. Por lo menos, quien suscribe no está de acuerdo con estos casos, es decir, que el superior no tenga la experiencia suficiente de una labor, no es adecuado.

Aunque, tal parece que esta es una realidad común, pues se presenta en la mayoría de los empleos: un jefe, gerente, supervisor, etcétera, que no conoce ni tiene experiencia suficiente en el negocio y en caso extremo, que lo ignora por completo.