Monterrey.- El licenciado Adolfo López Mateos es sin duda uno de los Presidentes de México más carismáticos, el único al que el pueblo lo fue a despedir cuando dejó el mandato, el que arrancaba suspiros de las damas y el referente viril de los varones. Tiene mucho que alabarse de su mandato y varios pecados graves, principalmente su intolerancia a los “comunistas” de gran talla, a los que reprimió y metió a la cárcel.
Además hay otras cosillas que les contaré y desde luego que siempre diré que Dios lo tenga en su gloria por su larga agonía terrenal.
El 5 de abril 1965, cuatro meses después de dejar la presidencia, a los 56 años, se casó por la iglesia con Angelina Gutiérrez Sadurni una chica de 23 años de edad, formalizando su relación de seis años o sea que la “agarró” cuando era menor de edad. Tuvieron dos hijos: Elena de los Ángeles nacida en 1966 y Adolfo en 1967. Quiso casarse por el civil e inició los trámites de divorcio de doña Eva Sámano con la que no estaba casado por la iglesia ya que ella era protestante, extraordinaria y respetada mujer, maestra de preescolar e inspiradora de los desayunos escolares que repartía el INPI (Instituto Nacional de Protección a la Infancia, antecedente del DIF) y con la que tenía por hija a Eva Leonor “Avecita” a la que habían adoptado.
El 31 de mayo de 1967, inició la tragedia de López Mateos, justo cuando realizaba una visita a “Avecita” ‘se le presentó el primer ataque grave de migraña, que lo dejó inconsciente y en cama en su antigua casa de San Jerónimo No. 217. A partir de ese momento doña Eva retomó su papel de esposa original y evitó a toda costa cualquier comunicación entre el ex presidente y la joven Angelina y sus dos hijos.
El diagnóstico fue devastador: ¡aneurismas cerebrales!, un mal incurable y mortal, que fue mermando lentamente su vida y sus facultades. El 26 de noviembre de 1965, el neurocirujano norteamericano William Poppen lo operó sin éxito, y la inmovilización de su cuerpo avanzó con mayor rapidez. Aquel gran orador perdió el habla a causa de una traqueotomía. Unos aparatos ortopédicos de nada sirvieron para que pudiera moverse. Durante dos años don Adolfo estuvo en estado vegetativo, con muerte cerebral y respirando con un ventilador mecánico. El Presidente Díaz Ordaz mandó instalar frente a la casa de López Mateos una pequeña planta de luz para hacer frente a cualquier emergencia. La realidad era que López Mateos estaba descerebrado, pero su corazón seguía latiendo.
Angelina Gutiérrez y sus hijos no volvieron a verlo jamás. El 22 de noviembre de 1969 a las 4:30 de la madrugada el ex presidente Adolfo López Mateos falleció, Elena y Adolfo tenían 3 y 4 años respectivamente. Fue sepultado en el Panteón Jardín de la Ciudad de México. Murió intestado, la ley facultó a doña Eva para recibir la herencia consistente en seis millones de pesos, un departamento y su casa de San Jerónimo. El nombre de Angelina Gutiérrez Sadurini, y el de sus hijos Elena y Adolfo, fueron retirados del expediente personal del ex presidente de México y ninguna biografía ofical los menciona.
Doña Eva “La maestra de México” murió a los 73 años el 7 de enero de 1984. Fue enterrada al lado de su esposo, en un principio, y posteriormente en el gran mausoleo que se construyó en honor del ex presidente en Atizapán de Zaragoza, cuya cabecera municipal es Ciudad López Mateos donde nació nuestro personaje (antes San Francisco Atizapán), en el Estado de México.
Eva Leonor “Avecita” López Zámano, se casó con el italiano Carlos Zolla, tuvo varios negocios de pastelerías, dirigió el Colegio Garside y murió el 27 de septiembre de 2018 a los 77 años de edad. Le sobrevive su hija Giuliana Zolla López Mateos.
Adolfo López Gutiérrez murió en el año 2001 víctima del mismo problema de su padre: un aneurisma. Elena, se tituló de licenciada y ejerce su profesión discretamente en la capital del país. Angelina se casó con el norteamericano Norman Roberts y ambos radican actualmente en La Jolla, Cal., USA.