Coro2310

TIRO DE ESCOPETA
Túpak Katari
Ismael Vidales Delgado

Monterrey.- Una de las muchas barbaridades cometida por los españoles contra las tribus originarias es la muerte del líder indígena Tupak Katari. Las tropas coloniales habían hecho prisionero al líder aymara Túpac Katari (Julián Apaza) quien unos instantes antes de morir acuñó la simbólica frase: “A mí solo me matan, pero volveré y seré millones”, apenas pronunció la última palabra cuando fue descuartizado por los conquistadores.

     La historia dice que el 15 de noviembre de 1781, en la plaza principal de Peñas, localidad al noroeste de La Paz capital de Bolivia, se cumplió la sentencia de pena de muerte para quien había osado levantarse contra la violencia y la tiranía españolas en defensa de la dignidad y libertad de los aymaras, quechuas e indígenas originarios del entonces Alto Perú. A una voz, los caballos partieron a los cuatro puntos cardinales: Túpak murió desmembrado, pero, apenas exhaló su último aliento, su profecía empezaba a cumplirse.

     Su cuerpo descuartizado fue expuesto por todo el territorio, como escarmiento para los indios rebeldes. Su cabeza fue enterrada en un cerro de La Paz; la mano derecha en un camino, la izquierda cerca de un lago; su pierna derecha en un poblado; y la izquierda en otro sitio.

     Después de más de doscientos años de esa inmolación Túpak sigue presente en conmemoraciones explícitas y como líder espiritual de los procesos reivindicatorios de las tribus originarias. Una de las conmemoraciones se realiza en la plaza Corazón de Jesús ya que la leyenda cuenta que en ese lugar se encuentra enterrado el resto del cuerpo del líder aymara y que todavía late el corazón de Julián Apaza como señal de la emancipación de los pueblos indígenas.

     Julián Apaza nació en el año 1750 en la comunidad agrícola de Sica Sica y dice la leyenda que descendieron dos cóndores hasta su lecho que representaban las dos tribus originarias: la nación aymara y la nación quichwa. Cuando niño Julián fue sacristán y panadero, en 1781 inició una de las rebeliones indígenas más grandes de esa época, apoyado en un ejército de 40.000 hombres, el movimiento tomó dos años al gobierno colonial español sofocarlo.

     En 1780, Julián oyó hablar del líder indígena quechua Tomás Katari, quien se había revelado frente a los abusos de los españoles. Pronto hizo contacto con Tomás y ambos compartieron sus ideas, y en su honor adoptó el nombre de Katari que quiere decir “valentía y peligrosidad de la serpiente”. Túpak significa “águila” y usó ese nombre como símbolo de fraternidad con Túpak Amaru, primigenio héroe quechua.

     El Congreso Nacional boliviano aprobó una Ley el 15 de julio de 2005 que declaró héroe y heroína nacional a Julián Apaza y a su esposa Bartolina Sisa, también ejecutada por el poder colonial español. En el escenario actual de este país hermano, ronda el espíritu de Tomás Katari y su letal profecía “Volveré y seré millones”. Otras versiones atribuyen también esta frase a Evita Perón y a Espartaco como se aprecia en la cinta de Stanley Kubrick, protagonizada por Kirk Douglas, basada en el libro de Howard Fast, si recuerda la película las últimas palabras de Espartaco, fueron: “I will return and I will be millions.