Monterrey.- Esta frase que ha sido recitada por miles y miles de personas a través de los años, nos lleva a preguntarnos: ¿En verdad se ama con el corazón? ¿Cómo fue que el corazón se convirtió en símbolo del amor? La verdad no se sabe, sin embargo al corazón se le han asignado cualidades, sentimientos y emociones de todo tipo, como: el valor, la razón, la fuerza, el sufrimiento, la propia vida, pero el más habitual, es sin lugar a dudas el amor.
La ecuación “amor = corazón” ha venido evolucionando a lo largo de los siglos. En la cueva de “Los Letreros” en Vélez-Blanco, Almería, España justo en la pintura rupestre del Neolítico Tardío conocida como El Hechicero o El Brujo se pretende distinguir un corazón pero bien pudiera ser otra representación, por ahora dejémoslo en que si es un corazón.
Durante la Antigüedad al corazón se le relacionaba con la prosperidad, la amistad, la salud y el sexo pero no con el amor y así continuó su uso hasta finales del siglo XV, lapso en el que aparece múltiples veces como elemento decorativo muy diverso.
En el Antiguo Egipto, se consideraba que el corazón era el lugar donde se contenían el pensamiento y los sentimientos humanos. En tanto, seguimos con la pregunta: ¿cuándo aparece el corazón como símbolo del amor? es difícil precisarlo, pero se podría decir que aparece en la novela medieval “Le roman de la poire”, como primera metáfora del corazón como amor romántico. Más tarde en la obra “Las epístolas de Otea”, hay una serie de hombres y mujeres que ofrecen sus corazones a Venus como alegoría del amor.
Desde el punto de vista religioso el corazón representa el amor a Dios, tal es el caso de las tribus que ofertaban el corazón de doncellas a sus dioses, o la imagen del Sagrado Corazón de Jesús en el ámbito católico, o la experiencia de distintas místicas como Santa Catalina de Siena a mediados del siglo XIV, en cuyas visiones entrega su corazón a Jesús y, lo mismo ocurre a mitad del siglo XVI con Santa Teresa de Jesús, que mucho contribuyeron a relacionar el corazón con la pasión, la entrega, el fervor y el martirio.
Pero, parece ser que es a partir del siglo XVII que el corazón se generalizó con significado amoroso teniendo su máximo apogeo a finales del siglo XIX, con la popularización del intercambio de tarjetas en el día de San Valentín. A partir de la aparición del corazón en postales su presencia cobró mil formas: sangrante, atravesado por una flecha tirada por Cupido, palpitante, estilizado, de chocolate, rojo, plateado, plano o animado su utilización como símbolo del amor ha aumentado exponencialmente en la cultura popular y ya forma parte de la semiótica actual en todo tipo de representaciones.
Claro que no es posible precisar su relación con el amor, pues hay quien odia o ama con todo el corazón, hay quien tiene corazón de piedra, de león, de melón, en fin que este cuento sigue vigente y es buen motivo para decir a todos mis lectores y lectoras que los amo con todo mi corazón (no podría ser con una partecita nadamás).
¡. Feliz Día del amor y la amistad!