José Ángel Pérez
Monterrey.- Si en este momento estás tocando con la mano tu celular o a alguna persona, no estás tocando nada. Todo lo que puedes ver, tocar e incluso “sentir” está formado por átomos, partes muy pequeñas de la materia. La Física Cuántica nos ofrece una bella oportunidad para reflexionar sobre el mundo que nos rodea, especialmente sobre las actividades que tienen lugar a escala atómica y es que no podremos entender cómo funciona el macro mundo si no conocemos los pros y los contras del micro mundo.
Recordemos que Louis de Broglie, físico francés, en su tesis doctoral de 1924, experimentando con electrones, propuso que estos poseían propiedades ondulatorias; ya Einstein en 1905 había descubierto que la luz estaba compuesta por fotones que exhibían propiedades de partículas, basándose en los cuantos de Planck de 1900.
El electrón tiene características tanto de una partícula como de una onda, además, tiene carga eléctrica negativa. Como las partículas son atraídas por partículas con carga opuesta y repelen las que tienen carga similar, esto evita que los electrones, que se ubican en la parte exterior del núcleo atómico, entren en contacto directo. Entonces, cuando nos sentamos en una silla, los electrones dentro de nuestro cuerpo repelen los electrones que componen la silla; en la práctica, solo estamos flotando sobre la silla, aunque a una ínfima distancia.
Si la repulsión electrónica, realmente nos impide tocar algo, ¿por qué sentimos el tacto como algo real? La respuesta se reduce a cómo el cerebro interpreta el mundo físico; y en este caso, entrarían en juego factores psicológicos más complejos, pero ese es motivo de un análisis más complejo. Es por eso que me encanta la física, por ser la disciplina más sencilla e interesante.