PEREZ17102022

TRANSICIONES
Agua para la prosperidad y la paz
Alfonso Andrés Cortez

Mexicali.- “Agua para la prosperidad y la paz”, es el lema que enmarca la celebración del Día Mundial del Agua 2024, que se efectuara el próximo 22 de marzo. Pero, ¿cómo alcanzar tales metas tendientes a impulsar el bienestar general de la población y a evitar los conflictos sociohídricos que se acentúan en la región norte? Empecemos por definir correctamente lo que algunos actores que manejan información imprecisa e incompleta, afirman que no existe: el “estrés hídrico”. Esto es muy sencillo de entender, incluso con aritmética simple se puede deducir, y se refiere a la prevalencia de una situación donde la demanda de agua es más alta que la cantidad disponible. Ello está directamente relacionado con el aumento en términos de duración, frecuencia e intensidad de las sequías que se presentan como resultado del cambio climático y que para el caso de Baja California, que depende principalmente del agua del río Colorado, se han prolongado desde finales de la década de los noventa. Esto ha llevado a realizar recortes consecutivos en las entregas de agua a México provenientes de dicha fuente superficial: 51 millones de metros cúbicos (Mm3) en 2021, 99 Mm3 en 2022, 128 Mm3 en 2023 y serán 99 Mm3 nuevamente en 2024.

Para abundar en los ejemplos que ilustran claramente la situación de estrés hídrico regional, menciono que, a finales de febrero del 2024, las presas importantes del estado se encontraban en niveles bajos: Las Auras en Tecate, a un 52.25 %; El Carrizo ubicada en la frontera Tecate-Tijuana, a un 55.54 %; y Abelardo L. Rodríguez en Tijuana, a un 48.66 % de su capacidad. Más ejemplos: los acuíferos importantes del estado se encuentran en déficit por sobreexplotación desde hace ya varios años, incluso décadas: los de la zona costa de Ensenada (incluyendo los del Valle de Guadalupe, Ensenada, Maneadero, Ojos Negros, La Trinidad y Santo Tomas), el de San Quintín y el del Valle de Mexicali. Sobresalen por su grado de déficit estos dos últimos casos, con -37.90 y -432.04 millones de metros cúbicos anuales, respectivamente.

Tal escenario adverso de crisis de agua derivado de la variabilidad climática y la gestión deficiente, se traduce necesariamente a una condición de estrés hídrico – mismo que algunos “asesores o gestores empresariales” del campo y la ciudad, con profundo desconocimiento del tema, aun se resisten a aceptar y tienden a distorsionar la realidad, afectando la percepción correcta de la situación hídrica actual.

Afortunadamente predominan los argumentos basados en el conocimiento técnico-científico con incidencia social, generado por especialistas y profesionales de universidades y centros de investigación. Con base en ello, es posible determinar que, por ejemplo, resulta de importancia primordial ampliar – en lugar de reducir, como ocurrió para el 2024- el presupuesto de la Conagua. Por otra parte, optimizar y priorizar inteligentemente, los fondos del Bono Verde para Baja California y, también, facilitar el acceso equitativo a fondos emergentes internacionales y coyunturales para enfrentar la sequía en la cuenca del río Colorado. Esto permitirá garantizar la gestión sustentable y sostenible del agua, de tal manera que se atiendan las necesidades urgentes de grupos sociales y productivos vulnerables y, de esta manera, alcanzar las metas de prosperidad y paz que merecen los habitantes de zonas urbanas, los actores que protegen los recursos naturales y el medio ambiente, los grupos originarios y los productores agrícolas usuarios del riego, quienes aunque históricamente han coadyuvado significativamente en la configuración del desarrollo regional y del estado de Baja California, se encuentran actualmente en una situación de constante incertidumbre.