humanas –la elección de la actitud personal ante un conjunto de circunstancias– para
decidir su propio camino. Y es precisamente esta libertad interior la que nadie nos
puede arrebatar, la que confiere a la existencia una intención y un sentido.”
Viktor Frankl, El hombre en busca de sentido. Barcelona: Herder Editorial, 2004 (1946).
Tijuana.- En la novela biográfica que escribió Daniel Salinas Basave sobre el migrante japonés Kingo Nonaka** retrata de cuerpo entero el alma indómita de este personaje que emigró a Oaxaca a la tierna edad de 17 años. El autor, con la emotividad característica de su admirable estilo narrativo, envuelve al lector en una trama sinuosa con sabor a un intrigante thriller. En su papel de narrador omnisciente, típico del estilo literario en novelas, detalla con acuciosidad gráfica los escabrosos vericuetos que tuvo que superar el protagonista, abrazando esa fuerza de voluntad referida por Viktor Frankl, que le dio sentido al propósito de su vida en México.
Como referí en mi anterior entrega (miércoles 27 de septiembre, 2023), al enfrentar condiciones adversas en Salina Cruz, Oaxaca, que imposibilitaban su proyecto de vida, el migrante Nonaka se va a Ciudad Juárez, a donde llega famélico y en harapos. Encuentra ocupación como barrendero en el hospital de esa ciudad, gracias al apoyo de una enfermera que lo rescató de la indigencia en que lo encontró en la Plaza de Armas y cuya familia prácticamente lo adoptó, dándole el abrigo y el apoyo necesarios para la sobrevivencia. Nonaka aprovecha la oportunidad y se esmera en salir adelante con una actitud personal que le confiere a su existencia “una intención y un sentido” (Frankel). Fue tal su empeño en superarse que de tanto relacionarse con el cuerpo de enfermería se convirtió en ayudante de enfermero, después en enfermero y luego en jefe de enfermería del referido nosocomio. Salinas Basave relata minuciosamente cómo en ese contexto Kingo Nonaka es arrastrado por los vientos del movimiento revolucionario en Juárez, que lo llevan a ser requerido por Francisco I. Madero para curarlo de una herida durante el ataque a Casas Grandes en 1911. Madero incorpora a sus filas al joven enfermero de 21 años a quien, después del asalto y toma de Ciudad Juárez, nombra Jefe de Enfermeros del hospital de la ciudad.
Con base en los manuscritos que dejó Kingo Nonaka y en los testimonios de historia oral que su hijo Genaro Nonaka García le compartió a Salinas Basave, éste nos regala una interesantísima crónica, narrada en tiempo presente, sobre el encuentro de Kingo con Francisco Villa; cómo el enfermero lo cura de una herida y cómo Villa lo incorpora a las filas de la División del Norte y lo nombra Jefe de Enfermeros de la Brigada Madero del tren hospital en rieles, con 18 enfermeros a su mando. En tal carácter Kingo padeció el estruendo de parvadas de cañones y de tormentas de balas en 12 batallas villistas, incluida la famosa toma de Zacatecas en junio de 1914, después de la cual Francisco Villa lo nombra Capitán Primero en la División del Norte (p. 125).
Kingo todavía no cumple 25 años de edad, nos dice el autor, y ya tiene en su haber las principales batallas que decidieron la caída de Porfirio Díaz. Tuvo la ocasión, poco grata, de conocer a los generales notorios por su bestialidad, Rodolfo Fierro y Tomás Urbina, pero también conoció al estratega militar profesional de estatura moral destacada, el General Felipe Ángeles (p. 122).
¿Qué derrotero le depara a Kingo Nonaka en las postrimerías de la Revolución Mexicana? ¿Cómo llega a Tijuana y cuál fue su experiencia de vida en esa joven ciudad fronteriza a partir de los vientos de los veintes? En la tercera y última entrega sobre este hermoso libro de Daniel Salinas recorreremos ese andar en el que Nonaka se reinventa reiteradamente como un ser humano que ama la vida y se abre camino, una y otra vez, contra viento y marea.
* El autor es Secretario General de Planeación y Desarrollo Institucional de El Colef.
** Daniel Salinas Basave, El samurái de la Graflex. México: FCE/UIA, 2019.