El compromiso que tiene México en relación al presente ciclo puede parecer lejano en estos momentos, pero la persistencia de las sequías que han afectado la cuenca binacional del río Bravo y sus afluentes debe ser un motivo de reflexión. De acuerdo a datos de la Comisión Internacional de Límites y Aguas (CILA), al 3 de septiembre del presente año nuestro país había entregado un volumen aproximado de 152 millones de metros cúbicos de agua, apenas el 19% de la entrega correspondiente a estos dos años, y 8% de la cuota total que se deberá cubrir al final del ciclo en 2025.
Las condiciones que llevaron a la firma del Acta 325 fueron una llamada de atención para ambos gobiernos, pero principalmente para México; y la interrogante surge sobre qué lecciones se aprendieron y qué se está haciendo para contar con esquemas programáticos que permitan cumplir con las obligaciones internacionales, sin dejar de atender las necesidades internas de los estados adyacentes a la cuenca del río Bravo.
La problemática hídrica de esta región es compleja, por su importancia en el contexto nacional. En el caso de la cuenca del río Conchos, el crecimiento de sus principales ciudades es otro elemento de presencia creciente en la competencia por el agua. Si bien existe investigación académica cubriendo diferentes aspectos, como son el modelamiento hidrológico y de manejo, la calidad del agua y la variabilidad climática, entre otros, es fundamental desarrollar trabajos y acciones que tomen en consideración la opinión misma de los diferentes usuarios a partir de sus experiencias cotidianas, su relación con la Comisión Nacional del Agua (CONAGUA) y su conocimiento incluso de la situaciones vividas en los períodos críticos de entregas de agua al río Bravo.
En este sentido es digno de mencionarse el trabajo del Consejo de Cuenca Río Bravo (CCRB), que llevó a cabo una serie de seminarios y foros públicos durante el año de 2021, los que sirvieron de base para el Programa Hídrico Regional (PHR) 2021-2024 de la región hidrológica correspondiente (VI), y el cual incluye acciones específicas y consensadas en áreas estratégicas. Tal es el caso del apartado sobre el cumplimiento del Tratado de 1944, que plantea acciones con la participación de la sociedad usuaria, como son la reglamentación y limitación del recurso y la cancelación de extracciones irregulares. Las autoridades del CCRB prevén iniciar la instrumentación del PHR en los próximos meses.
Las lluvias de los últimos días parecen haber dado un respiro a la región. Los últimos reportes de la CILA identifican a dos de las principales presas en la cuenca del Conchos –El Granero y Francisco I. Madero– al 100% de su capacidad. Este nuevo escenario permitirá a Conagua atender las necesidades más urgentes e inmediatas. Sin embargo, la perspectiva de nuevas sequías sigue presente y los programas y acciones a más largo plazo deberán entrar a su fase operativa. Es imprescindible que México cuente con una base de conocimiento y esquemas de planeación más sólidos y realistas, que le permitan hacer frente a sus responsabilidades, tanto internas como internacionales, con una mejor organización, y haciendo valer su soberanía sobre el recurso.
1 Profesor-investigador, Departamento de Estudios Urbanos y Medio Ambiente, El Colef, Sede Monterrey. jlcastro@colef.mx