Tijuana.- El escándalo de corrupción estalló al trascender que el Fiscal General de la República, Alejandro Gertz Manero, había solicitado órdenes de aprehensión contra 31 funcionarios del Foro Consultivo Científico y Tecnológico, Asociación Civil (A.C.), creado el 27 de septiembre de 2002 y que fue financiado por el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología. Una vez que la actual administración de CONACYT, encabezada por la doctora María Elena Álvarez-Buylla Roces decidió recortar en un gran porcentaje los fondos a dicha A.C., los directivos de esta organización decidieron demandar a CONACYT en busca de la continuidad de la transferencia total de fondos que ascendían a millones de pesos anuales.
Las pesquisas sobre el origen de la A.C. y el uso de recursos públicos arrojó una gran cantidad de irregularidades. Una investigación independiente realizada por el periodista Ricardo Balderas y publicada como https://lamafiadelaciencia.poderlatam.org reveló los gastos excesivos de algunos de los 31 personajes señalados. Destacando el ex director general de CONACYT, Enrique Cabrero Mendoza y la ex titular del Foro Consultivo, Julia Tagüeña Parga. Resulta muy interesante que la mayoría de los 31 personajes cuentan con SNI 3, es decir, se les otorgó la categoría más alta del Sistema Nacional de Investigadores, aun cuando tenían años de ser funcionarios y no investigadores en activo.
Según la Ley General de Ciencia y Tecnología y la Ley Orgánica de CONACYT modificadas en el sexenio de Vicente Fox, lo que se debió haber creado era un órgano autónomo, pero inexplicablemente se optó por una Asociación Civil. Así, durante los sexenios anteriores, los mismos funcionarios de CONACYT operaban el Foro Consultivo. Es claro que hubo un manejo discrecional de los recursos para beneficio de dichos administradores.
Quizás, uno de los elementos que le dio municiones a los enemigos de la actual administración federal fue la petición del Fiscal General: órdenes de aprehensión y solicitud de cárcel para los funcionarios acusados de corrupción. Ciertamente parece una desmesura. De ahí se aprovecharon los opinadores opositores para rasgarse las vestiduras y emprender una cruzada defendiendo a los 31, bajo el argumento absurdo de que los científicos son incorruptibles. Esto les sirvió de cortina de humo para no entrar al asunto de fondo: la corrupción en el sistema CONACYT. Por cierto, si echamos una mirada a muchas universidades públicas (y privadas) nos sorprendería ver lo que ahí sucede al amparo de la autonomía. Recuerde Usted la Estafa Maestra.
Se ha documentado plenamente cómo bajo las administraciones anteriores, sobre todo la de Enrique Cabrero Mendoza, se desviaron millones de pesos a empresas privadas. Y qué decir de los Fondos Mixtos en las entidades: los recursos se entregaban a empresarios o parientes de los funcionarios estatales. Las historias de terror en los centros CONACYT nos hablan de ex directivos enriquecidos y enloquecidos. Todo el presupuesto de la institución al servicio del director o presidente del centro. Viajes, comelitonas para él y sus allegados. Incluso, tan se aficionaron a los buenos vinos que más de uno se convirtió en sommelier, obviamente todo pagado con dinero público. Pero, además, utilizaron plazas académicas para meter a sus cuates y hubo quien sin mediar concurso público otorgó las categorías más altas del tabulador institucional a cuatro amiguitos. Y todo con la complicidad de los Órganos Internos de Control (o contralorías internas). La corrupción era una forma de ejercer el poder y tener comprados a sus aduladores.
Dos asuntos relacionados se difundieron en estos días: la “injusticia” de la actual administración con las Cátedras CONACYT y la supuesta corrupción al otorgar una beca a la hija de Claudia Sheinbaum. En el primer caso, las cátedras fueron una figura inventada por Enrique Cabrero que precarizó el trabajo académico al contratar a miles de jóvenes investigadores por 10 años con la promesa de que los centros les darían contratos definitivos. En lugar de haber abierto plazas. Pero era una forma de acrecentar el poder y los recursos de los administradores de CONACYT. En el otro caso, Mariana Imaz Sheinbaum recibió una beca para estudios de doctorado en el extranjero en 2016. Becas que se otorgan por 5 años. El asunto es que lo quisieron publicitar como un acto de corrupción a favor de Claudia Shienbaum. Cuando fue otorgada la beca en el sexenio de Enrique Peña Nieto y como se han otorgado becas a miles de estudiantes mexicanos.
El discurso en defensa de la corrupción en el sistema CONACYT insiste en que los científicos son impolutos; incorruptibles y no debe haber ninguna duda de que siempre actúan de buena fe, muy lejos de la mundana corrupción. Aunque bien sabemos que lo doctor no quita lo corrupto.
Investigador de El Colegio de la Frontera Norte. Correo electrónico: victorae@colef.mx. Twitter: @victorespinoza_ Página WEB; www.colef.mx/victoralejandroespinoza/