En la historia reciente de México ha quedado registrado que las diversas reformas político-electorales han sido un medio para tranquilizar a la oposición después de una elección federal. En el país, recientemente, no han existido movimientos radicales que incidan en el cambio del régimen, pero si se han presentado movimientos sociales intensos que generaron una fuerte tensión por los procedimientos aplicados para la elección de representantes. En especial por las reglas electorales, que se buscan sean más transparentes, con elementos de igualdad, de equidad, que se incluyan las libertades básicas, entre otros puntos. En total en México suman once reformas electorales entre 1977 y 2014. El reto en estas reformas ha sido lograr el consenso entre las diferentes fuerzas políticas y la sociedad civil. Aspecto que es sustantivo en una democracia.
Este consenso se debe dar en tiempo y forma, pues en un sistema democrático es fundamental que exista una serie de criterios y reglas con anticipación, como condición necesaria, para que el ciudadano pueda ejercer su derecho al sufragio y respetar así los resultados de quien estará a cargo y autorizado para tomar decisiones, que afectarán a la sociedad en su conjunto. Algunos de los elementos en esta nueva reforma 2022, se han discutido por años al interior de los Consejos Electorales, además, que varios diputados y diputadas de la anterior Legislatura (LXIV) presentaron iniciativas de reformas a diversos artículos constitucionales en un sentido muy semejante a lo propuesto en la reforma del presidente Andrés Manuel López Obrador a la Legislatura LXV.
En una revisión general de la exposición de motivos de esta iniciativa, se identifican varias propuestas ya discutidas en otros momentos para ajustar el sistema electoral mexicano. Un ejemplo es la disminución en el número de integrantes de las cámaras, la reforma propone eliminar 200 diputados federales y 32 senadores para dejar en 300 el número de integrantes de la Cámara de Diputados y en 96 el del Senado. Otro aspecto que también ha estado en el tintero desde hace tiempo es el financiamiento a los partidos políticos, que sigue siendo un tema sin consenso. La iniciativa de reforma propone la disminución del financiamiento público a los partidos políticos en sus actividades ordinarias, y mantener el financiamiento público solo para el gasto de campañas durante la contienda electoral.
Un cambio importante de esta iniciativa es que a través del voto de la ciudadanía se elegirán las nuevas autoridades administrativos y jurisdiccionales en materia electoral, a partir de su aprobación. El Instituto Nacional Electoral (INE) solo cambia de nombre a Instituto Nacional de Elecciones y Consultas (INEC) como autoridad electoral independiente y se suprimen los Institutos Locales (Oples), estos últimos institutos ya estaban en la mira desde elecciones anteriores para que se desaparecieran.
Es claro que cada una de estas propuestas, merece una amplia discusión, como la que se está llevando a cabo a través de los Foros de Parlamento Abierto de la Reforma Electoral, y de manera paralela están los Foros Alternos de análisis de la reforma, organizados principalmente por los partidos PAN, PRI y PRD. Puntualizamos que en un sistema democrático el debate o diálogo enriquece las propuestas para mejorar el sistema, y no se ajusta solo a un modelo de comunicación; por eso se tiene que cuidar mucho la información que se brinda a la ciudadanía, ya que los medios de comunicación son parte fundamental del proceso de formación de la opinión pública, y con ello dar seguridad al ciudadano respecto al trabajo legislativo.