Catarata de mentiras de Xóchitl
Ciudad de México.- Una catarata de mentiras lanzó Xóchitl Gálvez en el segundo debate presidencial, celebrado la noche de este domingo. La que hizo su fortuna a partir de la venta de gelatinas siguió los consejos de sus machos asesores, especialmente el ex canciller de Fox, durante el tiempo de careo con la doctora Claudia Sheinbaum Pardo y no paró de insultarla como una niña de secundaria que la ponen a debatir con el alumno más adelantado de la clase, llamándola Claudia mentirosa y ya cerca del final del encuentro, narco candidata. Ningún integrante de la audiencia de los debates presidenciales, a no ser los simpatizantes del PAN y de los partidos de la derecha, creyó en las mentiras de Xóchitl. Pero le urgía hacerse notar con todo el mundo que la vio y escuchó la noche de este domingo. Pretendió levantar a la derecha y ponerla encima del morenísimo de izquierda, pero no pudo a pesar de que ahora sí se declaró candidata del PAN, del PRI y del PRD.
Xóchitl Gálvez se vio ahora más mentirosa y se asumió dentro de su campaña como miembro de la ultraderecha, al estilo del mandatario argentino, lo que le hará perder muchos votos, porque hasta muchos de sus simpatizantes se dieron cuenta de lo mentirosa que fue en el debate; y a un mentiroso o mentirosa es imposible responderle con la lógica de la verdad, porque un personaje así no está dispuesto a oír y menos a escuchar. Ni Claudia Sheinbaum ni el tercer candidato, Jorge Máynez, habían podido hacer frente a las mentiras de Xóchitl, empezando con que ella bautizó de mentirosa a Claudia –la mentira más grande, pues aunque lo dijo ella, obviamente nadie cree que la candidata del Morena sea una mentirosa–. No por algo lleva una enorme ventaja en las encuestas más serias y profesionales sobre la hidalguense, empleada de Vicente Fox y Felipe Calderón y ahora de Claudio X, González y de los empresarios más derechistas del espectro de la oligarquía mexicana.
Imposible escribir una crónica de la monotonía de Xóchitl, que fue mandada por sus patrones a decir cuanta mentira se le ocurriera. La escuela de los propagandistas, como el rubicundo Carlos Alazraky, cuya teoría es decir mentiras, y más mentiras, para acabar con el Movimiento de Regeneración Nacional y el presidente López Obrador. No perdió ni ganó. No iba a eso. Iba a poner en práctica la teoría propagandística de Alasraky, pero no lo logró porque los espectadores del debate se dieron cuenta desde el principio del careo que la candidata derechista iba a imponerse por medio de la mentira. Imposible debatir con un o una persona que no se cansa de mentir. No se llega a ningún lado. Ella sola se quema, como se dice en el lenguaje mexicano.