PEREZ17102022

Tu historia
Samuel Schmidt

Austin.- El presidente de Cuba anuncia que Estados Unidos comete genocidio contra el pueblo cubano con su bloqueo económico. No solamente no mueren los cubanos por el bloqueo, sino que miles abandonan el país, dirigiéndose justamente hacia el país acusado de genocida; el presidente debe explicar por qué después de décadas de revolución los jóvenes huyen.

Hamas globaliza la consigna que Israel conduce un genocidio en Palestina, aunque muchos palestinos quieren trabajar en Israel; y el ejército israelí ha lanzado alrededor de millón y medio de volantes, realizado unas 20 mil llamadas telefónicas alertando a la sociedad civil de los ataques inminentes; pero Hamas le evita la salida a los civiles, o los devuelve por las armas para propiciar su muerte y alimentar la narrativa del genocidio.

Una mujer muy animada me invita a marchar a favor de Hamas; el grupo denominado como terrorista por muchos países, invadió Israel, masacró con toda crueldad a 1,400 personas hirió a miles y secuestró a centenas de personas entre ellos un bebé de 9 meses, para usarlos como escudo humano o intercambiarlos por miles de terroristas encarcelados en Israel.

Al reclamarle ese apoyo me dice que yo tengo mi historia; y en efecto la tengo. Mis familiares fueron brutalmente asesinados por los nazis, que al igual que Hamas, trataron de borrar a los judíos sobre la faz de la tierra.

Mi historia dice que miles de judíos han sido parte de los movimientos revolucionarios que le han cambiado la faz de la tierra. Fueron judíos los que ayudaron a derrotar a la judeófoba España, a favor de Holanda en el siglo XVI. Fueron judíos los que ayudar a derrocar al zar, aunque luego Stalin se ensañó contra ellos.

En mi historia están las misiones de rescate israelíes ante desgracias naturales alrededor del mundo. ¿Cuántos de esos países votaron en contra de Israel en diversas resoluciones políticas, como las que niegan la presencia judía en Jerusalén, que sin duda, al igual que su dios, antecede y por mucho a cristianos y musulmanes.

Mi historia personal ha resentido el odio judeófobo, desde la imbecilidad de que los judíos queremos apoderarnos del mundo, hasta la de que matamos a Cristo. Una vez respondí que de poder, podemos apoderarnos del mundo, pero no queremos, porque nos da flojera manejar a este mundo tan envilecido; ¿te imaginas manejar judeófobas? A más de un siglo de que los judeófobos rusos anunciaran la existencia del plan secreto, los judíos no nos hemos apoderado del mundo, será por abulia, negligencia o porque era propaganda. En cambio, hemos alimentado muchos avances mundiales en ciencia, tecnología, medicina; no en vano, proporcionalmente hay una gran cantidad de judíos premios Nobel; Israel es un prodigio científico que beneficia a la humanidad.

De aquello de que matamos a Cristo una vez le respondí a un subnormal: “claro que lo matamos, para que sepan con quién se meten”. Nunca entendería el alegato jurídico de Haim Cohn (The death and Trial of Jesus) que niega tal patraña, creada por los cristianos para congraciarse con Roma, que es quien lo asesinó.

En el espectro de comentarios que abundan ahora en la guerra, una experta comentó que no tiene sentido discutir con los fanáticos, porque no hay ni lógica ni información que los eduque.

A la convocante le envié un artículo que demuestra la inexistencia del genocidio en Gaza; le di criterios, definiciones, números, pero fue a marchar contra el genocidio.

Ella me insistió que está en contra de la guerra, en contra del asesinato de civiles, en contra del sufrimiento de los inocentes (creo que esto no lo mencionó), pero nunca se estremeció, ni marchó, ni protestó por el secuestro de un bebé de 9 meses, por la violación de niñas hasta romperles la pelvis, el asesinato de un bebé en un microondas enfrente de sus padres, familias quemadas juntas. Todos los horrores de la masacre medieval de Hamas no ameritaron elevar su voz, como tampoco lo hicieron los 8 mil 500 misiles enviados desde el sábado negro de octubre 7. Tampoco puso una vela en la ofrenda en el zócalo por las víctimas judías.

Si los que llaman a la paz lo hacen solamente criticando a Israel, son defensores embozados de la violencia en contra de los judíos.

Todas las muertes en Gaza, Sderot, Yemen (que lanza misiles contra Israel), sean adultos o niños, son dolorosas y deben evitarse; pero el problema de la real politik es que no se determina por criterios morales (aunque hay reglas de la guerra), ni por llamados a veces hipócritas por la paz. El secretario general de la ONU se espanta por la violencia en Gaza, pero nunca limpió las agencias de la ONU de funcionarios judeófobos.

La política es descarnada y su versión armada no se tienta el corazón, véanse las guerras mundiales, los verdaderos genocidios como en Camboya, China, Rusia y el holocausto judío de la segunda guerra mundial.

La sociedad paga el precio de las locuras, prejuicios y odios de los dirigentes, y los que los comparten levantando la voz para condenar al otro, así no abonan para la paz y mucho menos para construir un mundo mejor.