Lo sorprendente no es que Trump haya sido derrotado, sino que consiguiera 73 millones de votos, entre los que van muchos millones que también eran afectados por sus decisiones.
Sorprendente que Italia se haya volcado hacia el profascismo y que Meloni llegara al poder con 35% de los votos, con una agenda que incluye euroescepticismo, o falta de confianza en la Unión Europea, que en Inglaterra provocó el Brexit, que ha llevado a inestabilidad política con 3 primeros ministros en unos meses y que no sepan cómo manejar a una economía que no termina de ajustarse ante la cancelación de dinámicas disparadas por la globalización que ellos mismos impulsaron; promoción de políticas contra la inmigración, reducir los derechos de la comunidad LGBTQ y el acceso al aborto. Al igual que la derecha sueca, que también llega al gobierno, incluye entre sus miembros a neonazis. ¿Debe sorprendernos que el ultraderechista estadounidense Steve Bannon haya visitado a Maloni? Bannon, que está condenado a prisión, jugó un papel importante en el intento de descarrilar la elección presidencial en Estados Unidos en 2020.
En Francia la ultraderechista Le Pen se llevó el 41% votos y con esto la posibilidad de incidir en decisiones políticas que tienen el potencial de afectar posiciones progresistas en Francia y Europa.
En conjunto el 17% europeo votó por opciones ultraconservadoras que promueven visiones intolerantes, represivas y contrarias a los intereses de las grandes mayorías que los votaron.
En Israel el derechista Netanyahu, que ha desmantelado el aparato de seguridad social y dinamitado las posibilidades de paz con sus vecinos, está en posibilidad de regresar al poder, no obstante estar siendo juzgado por corrupción. En el pasado el político contó con la ayuda de destacados republicanos estadounidenses.
No se puede dejar de mencionar a Hungría, Irán y tantos otros países gobernados por la derecha y ultra derecha, algunos de forma tiránica.
¿Acaso hay un proyecto internacional de la ultraderecha, que busca imponer lo más descarnado del capitalismo salvaje, que por un lado súper explota a la naturaleza y a las sociedades, mientras cierra la puerta a la cooperación con los explotados, y trata con toda energía a los que huyen del desastre causado?
¿Por qué millones de personas votan por políticos que evidentemente los agreden y ponen en peligro su existencia y la existencia del planeta? Se sostiene que de haber ganado Bolsonaro, la gran perdedora hubiera sido la Amazonia, con lo que perdía el planeta, ya que se agrede a uno de los principales pulmones del mundo. La presidencia de Trump generó déficit y deuda récord, que presionó a los pobres y redujo la posibilidad de asistirlos.
La historia de la derecha es de violencia e intolerancia que incluye golpes de Estado, genocidios y posturas anti democráticas.
Es incomprensible que se pueda manipular los votos de millones de personas aun en contra de sus intereses; por un lado se manipula los recursos del Estado y se realizan campañas manejadas para generar triunfos electorales, ocultando las consecuencias del voto, como por ejemplo el Brexit; o las posturas anti-inmigrante, que han convertido en gran cementerio al Mediterráneo en Europa y la frontera entre Estados Unidos y México.
Las fuerzas que se articulan para imponer agendas regresivas son anti democráticas y están en plena agresión en el mundo; no sería descabellado que se articulen tratando de crear algo similar al modelo franquista de uniformación católica. No sorprende en este terreno que el oligarca Elon Musk se haya apoderado de Twitter, desde donde seguirá apoyando a la ultraderecha y fomentando noticias falsas y el discurso de odio. Trump se apresuró a aplaudir este paso tenebroso del oligarca, que se cree con la autoridad para mediar en la guerra en Ucrania.
Los resultados electorales son una señal de preocupación para la democracia y para la armonía y buena convivencia social en el mundo y por supuesto, a la frecuencia de conflictos sociales armados, golpes de Estado y guerras.