PEREZ17102022

Un corto verano en Boston
Lídice Ramos Ruiz 

La Atenas de los Estados Unidos

Monterrey.- Este verano de 2024 ha resultado prodigo de enseñanzas, desaprendizajes y sorpresas para mi persona. En días pasados en el recorrido por el noreste de Estados Unidos de Norteamérica, tuve la oportunidad de estar en la ciudad de Boston, fundada en 1630 en el territorio conocido entonces como La Nueva Inglaterra, donde migrantes puritanos llegaron de Europa en plena época de las guerras de religiones en el mundo.

Ellos estaban en desacuerdo con las reformas de la iglesia anglicana y sus diferencias con la iglesia de Roma; trataban de “purificar” sus prácticas religiosas a través de su teología calvinista. Su protestantismo presbiteriano o bautista reformado, parte con ellos anclado en sus barcos y sus creencias al Nuevo Mundo. En nuestros tiempos dentro de México, el concepto “puritanismo” está asociado a moralista, austero, estricto. Cuando la gente dice “santurrón” es ligado al catolicismo romano y la intermediación de sus santos, y no consideró a esta relación de los calvinistas y las reformas en Inglaterra en el siglo XVII. Sin duda el estudio de la secularización en los modelos religiosos resulta de gran apoyo cuando pretendemos relacionar los preceptos religiosos con la moral cívica que se ira construyendo, tanto en Europa como en los Estados Unidos, con las discusiones de La Modernidad y la idea de ciudadanía.

Nueva Inglaterra, Estado de Massachusetts, hoy día como parte de la Unión Americana, ofrece y presume a Boston como una “ciudad intelectual”. De inmediato vinieron a mi mente recuerdos de charlas con mi padre sobre las escuelas y la educación, cuyo sesgo él proponía durante toda su vida profesional. De pequeño fue enviado a estudiar en Chicago, y decía que toda la zona noreste de este país estaba envuelta en un halo de sabiduría, en un compromiso de forjar métodos pedagógicos fuera de las ideas liberales europeas. Lo relacionaba con sus estudios de John Dewey, y ahora que recorremos estas tierras, gozo al entender sus palabras de ayer para apoyar a la niñez y la juventud mexicana.

Fue en Boston donde se instaló la primera escuela pública de los Estados Unidos, en 1635; y al año siguiente se funda la muy nombrada Universidad de Harvard en terrenos de este territorio noreste americano. Siglo y medio después, en 1861, se crea el MIT, o Instituto Tecnológico de Massachusetts. Pero no sólo estas instancias privadas de educación superior son relevantes. Tienen más de 50 universidades en la zona metropolitana de Boston con escuelas de música, artes, idiomas y sobre todo investigación biomédica o ingenieril. Allí te cuentan que uno de los escritores norteamericanos de tierras costeras al Atlántico y al río Mississippi, Mark Twain, escribió: “En Nueva York se pregunta ¿Cuánto dinero tiene? En Filadelfia, ¿Quiénes fueron tus padres? Y en Boston la pregunta obligada es ¿Cuánto sabes?

El área de Boston cuenta con el sistema más antiguo de escuelas públicas del país. Ya dijimos que en primaria está la Escuela Latina de Boston, de 1635. La secundaria en 1821, llamada English High. Cuenta con escuelas parroquiales privadas en todos los niveles educativos y es importante este sistema para la economía del estado por los aportes económicos en los arrendamientos y transportes que se pagan y dan empleos; pero quizá lo mas relevante sea para el área de medicina, donde las farmacéuticas tienen conectadas las investigaciones a las universidades de este espacio territorial.

Tiene bibliotecas públicas en sus principales universidades desde el siglo XVII. También en el Estado, en 1704 se comenzó a publicar un periódico privado con bastante regularidad, creo que se llamaba Boston News-Letter. Tuvo sistema-metro en septiembre de 1897, antes que Chicago o Nueva York. ¿Cuán importante debió ser este puerto para el comercio con Europa y para los beneficios de la Corona Británica? ¿Cuán importante su tradición fundacional que ahora se le reconoce como una zona de innovaciones tecnológicas en electrónica, finanzas, medicina, biotecnología, donde la población joven trabaja con buenos índices de nivel de vida y aspira a tomar cursos en sus prestigiosas y caras universidades, o para ¡estar en el Maratón de Boston!

Harvard merece unas líneas. Esta universidad situada en la zona de Cambridge y fundada en 1636, toma el nombre de Harvard en 1639, por considerar al pastor evangélico John Harvard su primer benefactor, ya que donó parte de su patrimonio económico y sus libros para la que es hoy la gran biblioteca de la universidad. Te impresiona saber que esta biblioteca es la segunda del país en volúmenes registrados, después de la biblioteca del Congreso de los Estados Unidos. Maravilla estar en sus escalinatas, en sus corredores y sentir la sabiduría que encierran estos libros. Siempre que puedo explico a mis estudiantes lo importante de las bibliotecas para la memoria y conservación de los adelantos de los seres humanos, desde su construcción, luminosidad y por supuesto organización bibliotecaria especializada. Cuando tuve a mi cargo cursos iniciales, el recorrido por la Biblioteca Magna de la Universidad de Nuevos León era obligado.

Los jardines centrales de la universidad tienen en sus alrededores las edificaciones de las facultades, donde resaltan la biblioteca y la capilla. Nos tocó en reparación la estatua de su primer benefactor y no pudimos cumplir con la leyenda de tocar la punta de sus zapatos, que garantiza volver a estos espacios. Mucha ciencia, sí, pero también leyendas e imaginarios de la escuela de negocios o de las innovaciones médicas que fueron las que me tocaron visitar, entre premios nobel, presidentes de los países, están las risas y sueños de la actual juventud.

En la realidad esta universidad cuenta con Facultades, Escuelas e Institutos de Estudios Avanzados, no preparatorias. En su larga historia, puede verse una primera etapa que va desde su formación (1636) hasta después de la Guerra Civil (1861-1865), con un modelo pedagógico. Otra segunda, de 1869 a 1909, cuando Charles William Eliot estuvo en la rectoría y transformó el sistema educativo en base a la investigación. Desde entonces y todos los años anteriores a la Segunda Guerra Mundial solo tenían acceso las élites políticas y económicas de este país. El espíritu de forjar a parte de la burguesía mundial y su “Destino Manifiesto” permeaba las clases electivas y de grupos pequeños. Situación que se percibe igual hoy día con algunas adaptaciones al acontecer de este siglo XXI. Entre estas, sobresale el proyecto de becas de preferencia para estudiantes internacionales en sus máster o cursos de posgrado en general.

Dicha adaptación se da a partir de 1945, que construye una nueva etapa y Harvard inicia dicho programa. Benefactores es el concepto erigido para sus diversas fuentes. Donaciones empresariales, legados testamentarios, asociaciones de exalumnos, campañas de recaudación de fondos. En este siglo XXI, su propia empresa financiera: Harvard Management Company, Inc. Invierte en diversos mercados financieros y de las ganancias, para solventar los presupuestos.

El modelo educativo, si bien ha tenido sus transformaciones, está basado desde hace 120 años en la investigación. Grupos selectos de alumnado continúan llegando en pleno siglo XXI. No más allá del 5% de la solicitud centrada en aceptar sólo estudiantes de alto rendimiento académico, con talentos e intereses extracurriculares y de servicios comunitarios y con comprobado currículo del solicitante. Por ello prioriza solicitudes de gobiernos de los países, de instituciones de salud oficiales de Latinoamérica o de África. Cooperación entre investigadores y proyectos innovadores. Desde los años sesenta incluye mujeres entre estos talentos excepcionales. Estos son algunos de los rasgos del actuar en educación superior que Harvard vende al mundo ¡y se lo compramos!

Visitar el Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT por sus siglas en inglés), era obligado por la relación que tiene con el Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Monterrey. Fue fundado en 1861 por William Barton Rogers, como respuesta al proceso de industrialización que se estaba conformando en los Estados Unidos, con un modelo pedagógico parecido a los tecnológicos alemanes, en base a laboratorios para la investigación científica básica de física y sistemas de navegación. También institución privada con su equipo de administración y de asesores pedagógicos, que durante los años treinta, con Karl Compton se trasladan a laboratorios de computadoras o radares. Hoy día las ciencias marinas, las de aeronáutica son de mayor interés. Se publicitan sus 76 premios nobel logrados hoy en día. Los años que van del siglo XXI, promueve clases en línea sin acreditación formal de los aportes de sus asistentes y apertura a algunos de sus privados laboratorio. Como Harvard, implementa su programa de becas y cuenta con una escrupulosa vigilancia de sus instalaciones, donde muchas visitas no logran entrar, más que a ciertos sitios, como es mi caso, por no contar con una invitación previa.

En la posguerra de los años sesenta expande su oferta educativa a la biología, economía, administración. Ya en nuestro siglo la informática, la aeronáutica y los retos energéticos están presentes. En ese claustro estudió Eugenio Garza Sada, hijo de Don Isaac Garza Garza y Doña Consuelo Sada Muguerza, parte de la élite económica de Nuevo León.

Este personaje de la burguesía nuestra estuvo durante la época de la Revolución Mexicana exiliado con su familia en los Estados Unidos. Por lo que su formación desde la preparatoria pudo realizarla en ese país, tanto en la Militar Western Academy como en el MIT, en el cual estudió ingeniería civil de 1910 a 1914. Años después se integra a la Cervecería Cuauhtémoc y ya para 1936 0 1938 junto con su hermano Roberto tienen un conglomerado adecuado a los suministros de su cervecería. La expansión empresarial crece durante la Segunda Guerra Mundial y en 1943 forma con un grupo de empresarios la Sociedad Civil “Enseñanza y Educación Superior”; y ese año se da la creación del Instituto Tecnológico de Monterrey, de acuerdo con la visión del Instituto Tecnológico de Massachusetts.

Este corto verano en Boston me ha dejado emociones y percepciones, no sólo en el ámbito educativo. Y ya no abordaré la Universidad de Boston, que merece unas líneas aparte. Universidad privada como las dos anteriores, fundada en 1869 como Instituto Bíblico Metodista. En el día a día de este corto verano, vivimos en una zona de colinas cerca de la parte médica de Harvard, con bastante gente joven que renta cuartos en sus cercanías. Desde el Ático que nos sirvió de morada por unos días, se lograba ver una iglesia. ¡Imposible no visitarle! Porque mi curiosidad se dio por la melodía agradable que se escuchaba cada hora desde el lugar.

Resultó ser la Basílica de Nuestra Señora del Perpetuo de Socorro. Allí se dan misas en español, inglés y lenguas africanas. En este barrio de Mission Hill, en las tierras altas de Boston, se consagra en 1878 y es atendida por los misioneros redentoristas, que daban abrigo y consuelo en ese entonces a esclavos arrancados de sus territorios y llevados al trabajo de la zona. Ahora siguen dentro de su monasterio atendiendo a migrantes de origen latino. Las señoras congregadas en sus jardines de la calle platicaron con alegría y en español sus tareas de apoyo. Sus charlas con jóvenes que les piden orientación y refugio, y conmigo sobre la comunidad católica en medio de otras religiones que allí se tienen.

Llama la atención que la mayoría de los carros son negros, gente muy bien vestida de las oficinas de las farmacéuticas, hay pocas motos; la gente camina por sus calles a la orilla del río, o se instala en centros comerciales como los nuestros a la hora de la merienda. El nivel de vida se percibe alto en las zonas del centro y de los muelles. Se dice que su inglés es muy especial, estilo bostoniano y muestra dificultad para entenderse.

Sin duda la cultura norteamericana del noreste de este país es bastante diferente a la que tenemos con nuestros vecinos cercanos de Texas. Mi alforja regresa a casa con preguntas y deseos de estudiar el mosaico cultural del vecino país y recuperar la historia de sus reglas y estilos de vida.