CORONA140920201

Un día en la prensa
Samuel Schmidt

Austin.- La lectura de un periódico en un solo día reportó una buena cantidad de conflictos en diversas entidades del país. La nota puede referirse a conflictos que llevan días o hasta meses sin resolverse (los hay que no se resuelven en años, pero esos no aparecieron ese día), y en ocasiones muestran un escalamiento en las expresiones del conflicto. De haberse sacado información de otros periódicos seguramente nos hubiera reportado más conflictos y en otras entidades, pero creo que haber revisado un solo periódico ejemplifica bien.

Los conflictos reportados por el periódico indican lo siguiente:

23,640 plagios entre 1997-2020

Chihuahua: Presa tomada.

Chiapas: Grupo paramilitar ataca a gente que protestaba.

Sinaloa: Acusan a empresas mineras de violar derechos de trabajadores

Estado de México: Quema del edificio de la Comisión de Derechos Humanos del Estado de México (CDHEM)

Denuncia de abusos de agentes que desalojaron edificio de la CDHEM

Hidalgo. Tax-huada. Queman semanario por insultar al patrono del pueblo

Tamaulipas. Matamoros. Bloquean alcaldía y queman un camión protestando contra abusos de la policía.

Sonora: Encuentran restos humanos en predio de Hermosillo.

Guerrero: Mina bloqueada.

Ciudad de México, protestas contra el uso de perros contra la cannabis.

Durango se colapsan tres puentes por las lluvias.

     9 de los Estados muestran conflictos sociales, laborales, políticos y religiosos, uno señala la posible ineficiencia en la construcción de las obras públicas.
Un dato a notar es el desborde de los conflictos, por ejemplo, que un grupo se moleste por un tema religioso y se lance a agredir (quemar) al medio que considera culpable, es claro que para estas personas la libertad de expresión no existe y nos remonta a agresiones como la de los islamistas radicales contra Charlie Hebdo en Paris después que el medio publicara caricaturas contra Mahoma.

     Destaca el recurso de la violencia y el recurso de incendiar como medio de protesta, esto incluye a grupos de feministas, grupos religiosos o grupos de transportistas.

     No debe pensarse que ese es un día excepcional en los temas y grados del conflicto y la protesta en México, como revisamos el domingo, cabe la posibilidad de que los conflictos fueran menos de los que se dan constantemente en el país.

     No se crea que este nivel de conflicto es algo nuevo, México se debate en conflictos a todo lo ancho y largo del país, muchos son “locales” y son ignorados por la prensa llamada nacional; muchos conflictos llevan años sin resolverse; muchas víctimas de los múltiples conflictos, se topan con muros de silencio y se ven obligadas a convertirse en activistas para que sus demandas sean escuchadas. La puerta de la ocupación de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH) pareció abrirse por la presencia de los familiares de desaparecidos que fueron insuficientemente atendidos por la Comisión Ejecutiva de Atención a Víctimas (CEAV), la que al parecer carece de presidenta, circunstancia que aprovecharon las feministas para tomar el edificio, vandalizar, destruir documentos y demandar: servicios médicos y acceso a medicamentos; entrega de despensas; programas de empleo, subsidio para la Alerta de Violencia de Género en siete estados de la República; el retiro de la campaña “Cuenta hasta Diez”, y poner fin al discurso de descalificación del movimiento feminista. Temas que superan la protesta de las víctimas ante la CNDH.

     Al parecer en el país faltan mecanismos de mediación y solución de conflictos, demandas y discrepancias que permitan atender de primera instancia a los agraviados, lo que daría satisfacción a la gente y evitaría el escalamiento innecesario.

     Hay fallas estructurales que propician conflictos mayores. El caso de los desaparecidos es sintomático. Muchas personas desaparecieron en manos del ejército, o de fuerzas “del orden” que se coaligaron con criminales y agredieron a la sociedad. Hay mujeres que deben convertirse en activistas para compensar la ineficiencia, ineficacia, o abierta criminalidad de aquellos ante los que protestan, y la gente se desgasta buscando abrir las puertas donde las escuchen, donde las atiendan, donde les resuelvan el tremendo agravio que han sufrido, muchas veces infructuosamente.

     Estamos ante una de las muestras de la inmadurez política mexicana, que tiene por una parte a los gobernantes que no terminan de hacerse a la idea de que hay que escuchar a la gente y actuar para el bien común, y ante la sociedad que no entiende que hay que iniciar un nuevo diálogo, aunque se deba esperar.

     La espera puede ser intolerable para quién lleva mucho tiempo frustrada con la bota sobre el cuello, y para convencerla los gobernantes deben empezar espabilándose y actuar con energía para que haya justicia, lo que seguramente convencerá a la sociedad de que debe esperar, la espera así siempre será menor.