Una nueva realidad áulica
José Ángel Pérez

Monterrey.- Durante la pandemia estuvimos pendientes observando y analizando muchas clases en línea, aprovechando las facilidades que, amablemente, nos dieron los maestros y maestras de física de Segundo Grado de Secundaria de nuestro Estado, nos dimos cuenta que que existe un grave problema con la tecnología actual, cuando se tiene y se emplea para la enseñanza: las videoconferencias no son una realidad virtual, son interactivas pero, no “inmersivas” y no hay un mundo virtual común. Es por ello que la reanudación de las clases presenciales ofrece la oportunidad a maestros y alumnos para prepararse en la “nueva virtualidad”.

La realidad áulica, esa que se abandonó hace dos años y que empujó a gran parte de la sociedad a refugiarse en espacios virtuales para estudiar, trabajar y comerciar. Esa realidad ahora se presenta como “una novedad” para nuestros estudiantes; es por ello que los maestros tenemos una tarea ardua y una gran oportunidad para hacer placentera la presencialidad física, que gustosamente se vuelve a recuperar en las aulas.

Aunque por lo pronto no se puedan abrazar, ni estrechar las manos como antes, se evidencia en los alumnos y alumnas de educación básica una nostalgia por recordar y recuperar lo que un virus les arrebató. Es el momento de construir un Modelo Educativo centrado en el Estudiante y en la Escuela; un Nuevo Modelo que, aunque apuntalado por la tecnología digital, no sea falso, politiquero e inviable como todos los anteriores, sino un Modelo Educativo en el que maestros, padres de familia, gobierno y toda la sociedad civil participen con un solo objetivo orientado en formar plenamente a las nuevas generaciones para enfrentar con éxito los problemas que aquejan a la sociedad de la segunda mitad del siglo 21, como son: la contaminación, la pobreza, las injusticias sociales, la ignorancia, la pseudociencia… Dejémonos de falacias, pues el ánimo, las ganas de trabajar, las ganas de estudiar, las ganas de construir el progreso desde la escuela, no se generan con imágenes montadas en plataformas digitales y mucho menos con Tik Tok, por más guapos que sean “los actores”.