A lo largo de 27 años, el Seminario se ha consolidado como punto de convergencia para todas las izquierdas del mundo. En un espacio para las reflexiones, debates, propuestas y acciones, pues el complejo contexto actual nos exige hacer análisis, plantear perspectivas y generar alternativas.
Este año me correspondió expresar la más cordial, fraternal y solidaria bienvenida a 274 dirigentes de 112 partidos políticos de izquierda, provenientes de 41 países de los cinco continentes, además a 350 delegados de los 32 estados de la República Mexicana, quienes los días 5, 6 y 7 de octubre participaron en la edición XXVII del Seminario, en Ciudad de México.
Por el abordaje de temas como defensa de la democracia, construcción de poder popular, lucha contra el colonialismo, redefiniciones geopolíticas y geoeconómicas, así como multipolaridad y poderes fácticos, entre otros, planteamos la necesidad de presentar verdaderos proyectos alternativos que nos lleven a revalorar ¿qué estamos haciendo?, ¿hasta dónde hemos avanzado?, y ¿qué necesitamos hacer juntos en una misma dirección?
Los temas fueron tratados a profundidad por destacados dirigentes, con visiones distintas de las luchas que enfrentan en sus países, bajo la perspectiva de género, de juventud y de los pueblos originarios, pero con una misma mirada anticolonial y antiimperialista.
Gracias al esfuerzo organizativo del Partido del Trabajo, año tras año se generan posibilidades para producir estos intercambios amplios, abiertos y plurales, que aporten a la socialización de las problemáticas y de las causas populares de las comunidades del mundo y que muchas veces es desconocida.
Por ello, creemos que poner alto a la barbarie del sistema capitalista y de su modelo económico neoliberal, amerita conjugar esfuerzos y coordinar la perseverante lucha por los pueblos de América Latina y del mundo.
La unidad mundial resulta fundamental para lograr una contundente oposición contra el neoliberalismo capitalista, que ha mantenido a la sociedad en una situación de desigualdades, desgracias y desventajas.
Necesitamos ir a la unidad de todas las fuerzas progresistas y revolucionarias de izquierda de todos los pueblos de nuestro orbe.
No es posible que las grandes mayorías de los ocho mil millones de pobladores del planeta, sobrevivan en condiciones tan difíciles de vida. No es posible que la población siga padeciendo guerras, hambres, problemas de salud, educación, vivienda y migración galopante.
¡Todas estas injusticias e inequidades tienen que acabar!
Tiene que haber quién levante la bandera mundial para que nos oriente y guíe. En el Partido del Trabajo, junto con los partidos de izquierda del mundo, asumimos ese compromiso de ir en la búsqueda, día a día, por la paz, la justicia, la democracia y el progreso de todos los pueblos.
Nuestro llamado es a construir juntos una nueva sociedad, ya que las luchas atomizadas, donde no hay unidad o esfuerzo conjunto, son estériles.
La solidez de nuestras luchas fortalece y estimula que las organizaciones de izquierda irrumpan y prosigan la transformación social mundial, en la ruta para construir juntos la anhelada nueva sociedad.
Largo aliento al Seminario para que siga siendo punto de encuentro internacional y de las grandes causas por una sociedad más libre, equitativa, solidaria y sostenible. Sin importar diferencias geográficas nos une el amor por nuestros pueblos y la lucha por la justicia social y la paz.
Ofrecer una visión universal del acontecer mundial desde las izquierdas, mucho nos enriquece cuando hay entendimientos, apoyos mutuos y, sobre todo, resultados del trabajo unido, solidario y organizado en la tarea de hacer realidad la utopía de una mejor sociedad, porque…
¡Otro mundo es posible!