GOMEZ12102020

Veneración a las pipas de agua y los tenis Nike
Eloy Garza

Monterrey.- Los chavos se trepan a la pipa de agua mientras circula por la calle. Es una colonia popular. Raza brava. Celebran, gritan, aúllan, patalean con sus tenis usados. Días y días sin baño ni aseo.

Cantan en coro aquel vallenato titulado “Quiero decirte hoy”. Me lo sé de memoria, aunque no me gusten las rolas rebajadas: “sabes mejor que yo / que siempre te quise con todita mi alma / pero te fuiste ya / y de un solo golpe derrumbaste todo”.

¿Se la cantan a una pareja que se fue? No: se la cantan al agua.

Visito con Mito un centro comercial (ya dejan a uno pasear ahí con perros). Se nos fue la tarde. Apagan las luces. Los comercios a punto de cerrar.
“Oiga, vecino, no pase por aquella tienda de tenis”, me advierte un viejo con bastón. “Hay pandilleros, malandrosos, como queriendo asaltar”.

¿Y qué hago si por ese pasillo está la única salida?

Cinco chavos, como los que se trepan a las pipas de agua, acechando por fuera el escaparate de una tienda deportiva: tenis Nike. Otros Adidas. Otros Puma. Yo no sé de eso, pero me dicen que son caros.

Y cualquier chavo, pandillero o no, ama los tenis, sin medida ni reserva.

Hace años, en una visita al Tutelar de Menores, vi en un rincón semi oculto, un altar. Ofrendas humildes. ¿Veneraban a la Santa Muerte? No. Adoraban con veladoras y flores, con incienso y escapularios, un viejo par de tenis Nike.

Mito es imprudente. Y amiguero. Y chismoso. Jalonea su correa. Se acerca a los chavos que acechan el escaparate. Apretados en bola, como conspirando. Apuntan los morros a un par de tenis en especial.

Yo espiando su plan de ataque. Los escucho atento: “Raza, ¿wacharon esos? los blanco con rojo. Mamalones. ¡Ya está! Los cincos somos casi de la misma talla. En un mes juntamos la lana y los compramos entre todos. Nos los ponemos un día cada quien. ¿Jalan? Sobres”.

Chavos capoteando la vida, resistiendo, sorteando el vendaval. Antes de la pandemia, antes de la sequía, antes de la inflación y de las eternas corrupciones.

Mejor suerte se merecen ellos, además de una pipa de agua y unos tenis Nike.