En política no hay amigos, solo intereses
Mérida, Venezuela.- Venezuela es mucho más que un asunto Latinoamericano… Venezuela es hoy un asunto ya de alcances globales… Un reloj digital marca las ocho y veintisiete minutos de la mañana en México, y comienza en vivo como a él le gusta otra de sus acostumbradas entrevistas; es el día nueve de agosto del 2024 cuando el doctor Alfredo Jalife-Rame, analiza pormenorizadamente a la nación sudamericana.
Jalife-Rame, actualmente es considerado por Reseau Voltaire como el principal experto en geopolítica de Latinoamérica, pero muchos nos atreveremos a decir que su influencia en varias partes del mundo es importante.
Una de su más reciente obra escrita en el 2023 es el Nuevo orden geofinanciero multipolar: Desdolarización y divisa BRICS. Valioso análisis para comprender la nueva geopolítica en las economías emergentes.
Lo primero que debe decirse ante quien vaya a analizar Venezuela, es que humilde y respetuosamente este país pretende reconocerse como la principal esfera del planeta, pero, para conocer la mirada que el mundo entero mantiene sobre ella desde el año 1999 es necesario saber sobre su máximo recurso: el petróleo.
Estas tierras no son el descanso de una sana paz. Sobre su territorio se desarrolla quizás el detonante que desde ya varias regiones conforman como una III Guerra Mundial, claro, está no será en América Latina, estallará de seguro en los paralelos veinte y cuarenta, es decir, sobre el Golfo Pérsico y sus cercanías. Pero, si la mecha está ubicada sobre el crudo venezolano.
En estos tiempos muchos periodistas hablan del tema Venezuela. Pero muchos desconocen antecedentes los cuales vienen desde Nicholas Spykman, geopolitólogo holandés—estadounidense, quien describió muy bien el área de influencia de Estados Unidos la cual va desde el Golfo de México hasta el Mar Caribe.
Pero el medio para que la disputa se haga posible está en los crudos convencionales y no convencionales de Venezuela, como primera reserva mundial, esto, más toda su cadena de recursos: gas, oro, tierras raras y muchos otros minerales.
No importa quién esté en el Palacio de Miraflores, si está al servicio de Estados Unidos puede permanecer sin ningún tipo de problemas, pero como en la presidencia han estado dos adversarios de Washington quienes con sus formas han defendido sus recursos, entonces para el Norte son dictadores.
Así otras formas de gobernar están en las mayorías de las petromonarquías árabes, nadie se atreverá ni siquiera a mencionar. Su poder impresionante e influencia sobre varias partes del mundo avasalla.
Por eso hay una oposición estimulada desde el exterior y su problema es controlar sus hidrocarburos. Por eso Jalife—Rame describe muy bien al sudamericano país al señalar que Venezuela se escribe con P de petróleo.
Después de la II Guerra Mundial las tesis del periodista y profesor universitario Nicholas Jhon Spykman (1893—1942) cobran más valor. Este investigador considerado uno de los padres de la geopolítica en Estados Unidos, escribió entre otras cosas que el Mar Mediterráneo de Estados Unidos es el Golfo de México.
Fueron los expertos geopolíticos Halford J. Mackinder, Alfred Teller Mahan quienes influenciaron a Spykman. Posteriormente hicieron lo mismo George F. Kennan, Henry S. Kissinger, Jhon Foster Dulles y Sbigniew Brzezinski, todos bebieron de las tesis de Spykman.
Su estrategia geopolítica consistía en que sobre toda la Tierra existe un corazón llamado o conocido como el Heartland. Este no es más que un punto, pero su principal característica es estar rodeado por un “anillo de tierras”. Son “Tierras de borde” o Rimland, y a las mismas les es obligatorio controlar, es decir a la periferia, alrededores de países los cuales como un anillo bordean a Estados Unidos: Latinoamérica y el Mar Caribe.
Fijémonos en el término Mar Caribe, algo muy mal nombrado en su estructura geográfica, pues este no es otro que el Océano Atlántico, pero los norteamericanos con el fin de hacerlo local y separarlo de la gran masa continental y de otros imperios lo hicieron un nombre local, solo nucleado para ellos. Toda esta zona sufrió una ruptura de historias para llegar a su actual control.
Pero la cosa es mucho más grave. Los mismos norteamericanos definen al Océano Atlántico como también lo hacen los canadienses: “Caribe Oriental”. Para ellos nace en Canadá y viene a morir justo en la zona en disputa con Venezuela: Guyana.
Con todos estos antecedentes muy pocos logran comprender que el intelectual brasileño José Luis Fiori, apenas con diecinueve años, fue forzado a exiliarse en Chile tras el macabro golpe de Estado de 1964. En su ensayo “En busca del disenso perdido”, (1995) se queja abiertamente de la influencia neoliberal en las izquierdas.
Allí está el principal problema de la zona: No hay unión ideológica sobre lo que es Latinoamérica como para que muchos entiendan que un pensamiento progresista y liberador sería la fórmula para identificarnos y apoyarnos, hoy es todo lo contrario.
Fiori afirma que la superpotencia subsistente se impone a la fuerza y la fuerza es la guerra, no conocen otra forma o manera de conseguir su don deseado para imponer la globalización neoliberal.
Pero, José Luis Fiori también afirmó en su obra: El geopolítico Nicholas Spykman y América latina; que quien tiene el poder mundial no es quien controla directamente el “corazón del mundo”, pero si quien es capaz de cercarlo, como desde Estados Unidos lo hicieron durante toda la Guerra Fría, y lo siguen haciendo hasta nuestros días.
El tema global con su disputa es el “Pivote geográfico del Mundo”. ¿En dónde está? ¿Dónde se encuentra? Es el corazón del mundo y quien controle las áreas geográficas entre Berlín y Moscú, dominarán la isla mundial conocida como Eurasia, es decir Europa y Asia, así quien controle esta isla controlará el mundo.
Por esa razón los Estados Unidos de Norteamérica infiltraron y dirigieron la caída del Muro de Berlín y la reunificación de las dos Alemanias y la desfragmentación de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas.
Mientras esto se daba, acá las discusiones sobre América Latina estaban en la lucha por el control de América del Sur. Es la radical separación entre lo que se conoce como la América Anglosajona y la América de los latinos.
Esta otra historia comienza por el control de todas las tierras debatidas en la guerra entre México y EE. UU. Por dos años hasta 1848 tras el tratado de Guadalupe Hidalgo el país Azteca se vio obligada a perder lo que hoy son las ciudades norteamericanas de California, Nuevo México, Arizona, Texas, Nevada, Utah más parte de Colorado y Wyoming. Son la confluencia de lo que hoy conocemos como el Río Bravo.
El poder político y militar de los gringos desde ese entonces comenzaron a llamarlas las tierras situadas al Sur del Río Grande. Un mundo diferente a Canadá y a Estados Unidos de Norteamérica. Para ellos resulta infeliz que a sus zonas de habla inglesa se les intente llamar latina y que se practique el idioma castellano. Para ellos esta similitud nunca existirá.
Por eso el poder político de Estados Unidos está constituido entre Demócratas y Republicanos siguen las enseñanzas de Spykman, quien habla de un mundo latino dividido en dos regiones. Una mediterránea la cual parte desde México, América Central y el Caribe incluyendo a Colombia y Venezuela. Pero otra en Sudamérica.
Volvamos. La América mediterránea es la zona de supremacía de Estados Unidos. Geopolíticamente guarda todas las características de un mar cerrado del cual sus llaves están en Washington compartidas por el poder político entre Demócratas y Republicanos.
Pero aquí viene lo rudo. Estados Unidos considera que México, Colombia y Venezuela deben ser considerados inútiles e incapaces para llegar a transformarse en grandes potencias. Siempre estarán en una posición de absoluta dependencia ante Estados Unidos.
Cualquier amenaza a la hegemonía norteamericana por parte de América Latina y del Caribe; caso Cuba y Venezuela será aplastada, y la hegemonía únicamente podrá ser ejercida por las ABC; Argentina—Brasil—Chile.
Por eso allí está la actitud tan permanente hostil de Argentina, Brasil y Chile. Así debemos entenderlo. Según Spykman para todos los vecinos después del Río Bravo siempre serán para los norteamericanos solo intereses, y sus únicos líderes serán los países del ABC.
Por eso, claramente tienen a Argentina, Brasil y Chile, como los únicos con derecho autorizado a contrabalancear la zona inmediata a la supremacía norteamericana, conocidos como los grandes Estados de América del Sur.
Si alguna amenaza sufriera Norteamérica en esta área del hemisferio la región del ABC inmediatamente debe responder por la única vía: la guerra. Hay que detener la bravata intentona revolucionaria la cual se esparcirá como hongos en toda América Latina y en las islas del Caribe.
Lo mismo hicieron los Estados Unidos con Turquía, Japón e Irán. Como esté último —Irán— se zafó, ahora los cercan con Israel, un potente enemigo el cual guía a todos para ir a una gran guerra la cual seguramente desencadenará la tercera conflagración global, al menos así se aprecia.
Es la manera de controlar América Latina, todo Oriente Próximo más el Golfo Pérsico, cercar a Asia y en especial a China y destruir a quien guíe a todos sus enemigos desde el Asia septentrional; la Federación Rusa.
Así debemos entender como las conductas de Cristina Kirchner, Boric, Lula y Petro se han vuelto en contra de Venezuela. Porque va Lula a Bogotá para ofrecerle a Petro su ingreso a los BRICS y en respuesta Vladimir Putin invita al presidente Nicolas Maduro al próximo evento de estas economías emergentes.
Como vemos hay muchos caminos, enemigos y los mismos traidores que ayer creímos amigos. Aunque en política no hay amigos, solo intereses. Acá la tranca es detener el liderazgo venezolano.
Hasta más pronto…
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