Se forma de las raíces griegas “ou”, que es una negación, y de “topos”, que significa lugar. En atención a su etimología, se podría traducir como “el lugar que no existe”.
Todas las sociedades, desde las primeras civilizaciones, han tenido sus propias utopías. Por ejemplo, en Sumeria. De Ur de los caldeos, sale Abraham y “deja su parentela” para crear un nuevo pueblo.
En las cosmogonías nahuas, motivados por un lugar ideal, convergen diversos pueblos mesoamericanos, para crear una nueva cultura en la que destaca la mexica, por la fundación de Tenochtitlán.
Monterrey mismo fue fundado, en alguna medida, bajo la utopía del lugar en el que peninsulares judaizantes pudieran vivir en paz, lejos de los centros políticos y económicos de la Nueva España.
Los siglos XVIII y XIX fueron escenarios para la utopía social y económica. Aún vivimos muchas de sus consecuencias.
Sin embargo, son el siglo XX y lo que llevamos del XXI, en los cuales se vuelven más necesarias las utopías que nos ayuden a enfrentar las distopías que padecemos, entendidas éstas como lo opuesto a la sociedad ideal.
Ejemplo de estas distopías son los fascismos, en cualquiera de sus expresiones totalitarias, y que alcanzan en el nazismo y el estalinismo algunas de sus más nefastas expresiones, mas no las únicas, lamentablemente.
Otro ejemplo es el economicismo, que reduce y somete, bestialmente, todos los aspectos sociales y humanos al fenómeno económico.
La degradación ambiental es una de las consecuencias más graves de este reduccionismo económico, que margina elementos que constituyen al ser humano en lo individual y en lo social.
La utopía ecológica, en este sentido, se suma a la larga lista de cosas deseadas que parecen inalcanzables y se expresan tanto en la literatura como en la música.
En la literatura popular, Ernest Callenbach, escritor norteamericano, publica en 1975 su novela Ecotopía, en la que plantea qué pasaría si los ecologistas tomarán el poder.
En la música, hay manifestaciones de ese anhelo de un mundo diferente. Alcanza su zenit en la legendaria canción de John Lennon, Imagen, que ha sido y seguirá siendo un himno de vida para muchas generaciones.
Dice Eduardo Galeano: “La utopía está en el horizonte. Camino dos pasos, ella se aleja dos pasos y el horizonte se corre diez pasos más allá. ¿Entonces, para qué sirve la utopía? Para eso, sirve para caminar”.
Es bueno creer en la utopía, pero es mejor analizar la realidad, vivir la realidad, transformar la realidad.
Para qué querer ser de sueños si estamos hechos de realidad
Yo soy Jorge del Bosque, y esto es Visión del Bosque.