Mérida.- En el afán de ganar aceptación de la sociedad para obtener algo que, para ella, es imposible –la presidencia de nuestro país–, Xóchitl Gálvez muestra, cada día, mayor desvergüenza; miente como respira. Cuando le preguntaron en el programa Tercer Grado de Televisa, por qué repite como loro en todos sus actos que Claudia Sheinbaum es una “narco candidata”, la muy cretina respondió que porque tal cosa salió en un libro (el de Cascabel Hernández); y a una segunda pregunta: “¿Ya lo leíste?, respondió: “No”.
Si viviéramos en un auténtico estado de derecho, donde el Poder Judicial no estuviera en manos de los más ricos del país y de los partidos de la derecha que la postulan esta mujer, debería estar en la cárcel por calumniadora contumaz de la honra ajena, indigna de ocupar el cargo de presidenta.
Reparte acusaciones por doquier en contra de sus adversarios, todas sin pruebas, en mítines y conferencias, sin detenerse a meditar en el daño que causan. Entre sus más recientes difamaciones está una en contra el presidente de Morena, Mario Delgado Carrillo, al que acusó de estar siendo investigado en Estados Unidos, por colusión con un contrabandista de gasolinas de ese país a México asesinado hace algunos años. Se aprovechó de que efectivamente en aquel país están detenidos varios delincuentes homónimos del líder de Morena para lanzar su veneno, no obstante que informaciones de autoridades del mismo la desmienten.
Es mentirosa en sumo grado. Una de sus mentiras es decirse candidata ciudadana cuando todos sabemos que toda su carrera la ha hecho a la sombra de un partido, el PAN, que la ha postulado varias veces a cargos de representación y cuando comenzó la cohabitación de este con lo que queda del PRD, también por este último, como en Hidalgo, en 2010, donde fue candidata de ambos a gobernadora contra Francisco Olvera del PRI. Está haciendo lo mismo que los marrulleros políticos del PRIANRD que tratan de engañar a la sociedad con su Marea Rosa un ente falsamente “apartidista”.
Quizás, una de sus más recientes mentiras es la que lanzó en una reunión con empresarios agrícolas. Fue el martes pasado, ante integrantes del Consejo Nacional Agropecuario (CNA) donde, sin ningún pudor, hizo estallar su bulo: que una encuesta de preferencias electorales de Banamex le daba ventaja sobre Claudia Sheinbaum. “Para aquellos que piensan que esta elección era un trámite, hoy Citibanamex en su reunión de perspectivas económicas y visión de mercado presentó una encuesta de las elecciones. Su servidora tiene 40.2 (por ciento) y Claudia Sheinbaum, 39.6 (por ciento)”, exclamó.
Algunos incautos partidarios suyos en la reunión se entusiasmaron y prorrumpieron en gritos: “presidenta”, “presidenta”, mientras ella, sonriente, sin ningún cargo de conciencia, seguía adelante con su mentira: “el candidato de Movimiento Ciudadano, Jorge Álvarez Máynez, tiene 9.7 por ciento”.
Raudo y veloz, Citibanamex puso el grito en el cielo. El sondeo de que habla la candidata del PRIAN no fue elaborado por ninguna encuestadora contratada por la institución bancario, confirmó al periódico La Jornada. Explicó que en una reunión privada con clientes, fueron presentadas varias encuestas. Una de ellas fue la de la empresa Massive Caller –ligada a panistas y cuyos resultados han sido cuestionados por candidatos de todos los partidos políticos–, que arroja los datos citados por Gálvez.
Se presentaron diferentes láminas, dijo Citi, con un sondeo en cada una de ellas. Alguien tomó una fotografía con la de Massive Caller y se la pasó a la tramposa para que la hiciera pública sin decir de qué encuestadora era y atribuyéndole su hechura al banco. A mentirosa ni quién le gane. No tiene empacho en embarrar en sus embustes a personas o instituciones. Ella barre parejo. Y lo peor es que miente a sabiendas para, después, querer hacerse la inocente.
“Yo dije que la habían publicado en Citibanamex y sí fue cierto” –sostuvo, cuando le preguntaron en Durango por qué lo había hecho–. “Ya desmintió el banco”, le refutaron; “bueno, la publicaron ahí”, respondió; “La encuesta era de Massive Caller, le hicieron ver. “Pues yo no sé de quién era, pero la publicaron”, terminó haciendo gala de cinismo.
Se la pasa acusando sin pruebas a todo político adversario suyo con la facilidad y la impunidad más cínica de que alguien sea capaz. Pero hay un asunto del que nunca trata. Tiene una hermana, Malinali Gálvez Ruiz, en prisión desde hace más de 12 años, acusada de secuestradora, a punto de ser sentenciada a más de 80 años de prisión, junto con su pareja, por varios casos, en uno de los cuales –por lo menos– el señuelo fue la propia Xóchitl.
Malinali formaba parte de una banda conocida como los Tolmex. Con la promesa de que irían a un desayuno en casa de Xóchitl, a la sazón diputada del PAN, hizo subir a un taxi a sus víctimas, una señora y su chofer, y en lugar de eso, los llevó a un sitio donde fueron mantenidos dos meses en una jaula hasta que fueron rescatados.
José Alberto Rivero (El Albert), su pareja sentimental conducía el taxi que los llevaría a encontrarse con Xóchitl Gálvez, entonces diputada por el PAN. El Albert era un taxista que según sus declaraciones vendió su taxi y entró a trabajar a HAITECC (Hightech Services, empresa que pertenece a Xóchitl Galvéz), que es una constructora, “y mi labor era realizar análisis de trabajos, me los enviaban en CD o disquete y yo los regresaba, y ya me daban dinero o yo iba por él a la casa del director de esa empresa, quien aún es el esposo de Malinali, pues no se han divorciado”.
Como se puede ver, Xóchitl reparte culpas por todos lados. Ve la paja en el ojo ajeno, pero no la viga en el propio. Su adversaria, la doctora Claudia Sheinbaum pudo haberla puesto en aprietos en el debate sacando a colación el caso de la hermana. No lo hizo, la trató muy bien. Esto se llama nobleza. Ella, por el contrario, no perdió ocasión para tratar de enlodarla. ¿Por quién votar? Ni duda cabe.