Monterrey.- Existen dos conceptos básicos en el mundo: partícula y onda. La partícula es una porción de materia cuya posición y velocidad se localizan en una región del espacio que podemos delimitar, por ejemplo la trayectoria y la velocidad de un balón de futbol, de un satélite o de un electrón.
La onda, a diferencia de la partícula, no está localizada en una región determinada del espacio, la onda se origina por la perturbación de un medio. Este medio puede ser mecánico, como el aire en el caso de las ondas de sonido. En otras ocasiones el medio que oscila es un campo electromagnético, la luz visible es una onda electromagnética.
En otros casos, el medio oscilante es un campo gravitacional. Las ondas gravitacionales fueron predichas por Alberto Einstein en el año 1915 en la Teoría General de la Relatividad. Es maravilloso cómo cien años después, en 2015, los físicos del observatorio LIGO (Laser Interferometer Gravitational-Wave Observatory) del MIT[ii] (Massachusetts Institute of Technology) detectan las ondas que el gran genio predijo matemáticamente utilizando sólo lápiz, papel y un cerebro maravilloso.
Los físicos de finales del siglo XIX, conocían los modelos matemáticos que determinan la posición y la velocidad de las partículas y todo tipo de cuerpos materiales macroscópicos como piedras, balas, personas, vehículos, hasta planetas, satélites y estrellas. También ya se conocían las matemáticas para entender el movimiento ondulatorio. Las leyes de Newton, las leyes de la Termodinámica y las leyes de Maxwell habían generado las condiciones teóricas para el avance de la tecnología. Las ciudades se iluminaron, las comunicaciones se intensificaron y los medios de transporte se modernizaron al no depender del viento o de la tracción animal.
Sin embargo, no todo estaba dicho, el surgimiento de la mecánica cuántica a inicios del siglo XX reveló un mundo subatómico muy diferente al mundo macroscópico al que estamos acostumbrados. Planck, Einstein, De Broglie, Heisenberg y Schrödinger, Feynman, Higgs, Hawking, entre muchos físicos más, estudiaron las características de esta realidad tan diferente a la que describían Galileo, Newton, Carnot, Hertz y Maxwell.
Las partículas subatómicas se rigen por la mecánica cuántica. Es así como la naturaleza corpuscular de un electrón a veces se esconde y se presenta como una onda. Los experimentos hechos con electrones arrojan resultados sorprendentes: antes de ser observado, el electrón se comporta como una onda y por lo tanto no se localiza en ningún punto, de hecho está en todos los estados o posiciones al mismo tiempo, pero cuando se le observa, este colapsa, es decir, se presenta en uno de los múltiples estados. Ante estos sorprendentes hechos, Howard Weiseman, de la Universidad de Griffith, en Australia; el norteamericano, Premio Nobel de Física Richard Feynman; y muchos físicos de gran prestigio conjeturaron que no existe una única realidad, las realidades son múltiples. Existen múltiples universos paralelos y el que habitamos sólo es uno de ellos, en donde nuestra realidad colapsó, en el que las partículas se manifestaron.