Los mexicanos, tan proclives al verticalismo autoritario, hemos trasladado este atavismo al campo de la política y al ejercicio del poder público para alimentar figuras como el caudillismo o vicios como el "culto al jefe" y la corrupción en cascada. Así como la impuntualidad o el ausentismo del "jefe" se reproduce y magnifica en los subordinados; el espíritu de servicio, la responsabilidad en el manejo de los recursos públicos y en la rendición de cuentas, son virtudes que, practicadas por "los de arriba", pudieran marcar y acotar el desempeño de "los de abajo". Cosa que, por desgracia, sucede poco en la política y en la administración pública en México. Y, en Yucatán, ni se diga…

Para desgracia de Yucatán y de los yucatecos, la alternancia de partidos en el poder, no trajo como consecuencia la erradicación de los vicios que procrearon y ejercieron con mexicana alegría el PRI y los sucesivos gobiernos priístas, en sus más de sesenta años de dominio. Patricio Patrón conformó su equipo de gobierno, desde las más altas esferas hasta los niveles medios, con parientes y amigos, con "recomendados" o con personas que destacaban por sus "méritos electorales", lo que se conoce como mapachería. El desempeño gubernamental del primer gobierno del PAN en la entidad, estuvo marcado por el tráfico de influencias y por el derroche de los recursos públicos, no hubo rendición de cuentas.

La desilusión ciudadana tras el rotundo fracaso del PAN-laviadismo fue doble: primero, por haberse desaprovechado el "bono ciudadano" emitido a favor del cambio; y, segundo, al confirmarse que quienes habían hecho carrera política al amparo de la decencia y de la honradez, resultaron tan pillos y tan desvergonzados como los peores priístas de todos los tiempos.

La campaña onerosa realizada por la candidata del PRI (apenas unos meses después de haberse gastado muchos millones más en su campaña como Senadora) fue apenas un adelanto del desempeño desordenado, caprichoso, personalista, que tendría Ivonne Ortega como Gobernadora.

Diecisiete meses de "ocurrencias" y abusos nos permiten concluir que, para infortunio de Yucatán y de los yucatecos, el retorno del PRI al manejo del poder no fue para enmendar yerros pasados sino con ánimo revanchista, con fiebre facciosa. Sin obstáculos políticos que frenen sus abusos, sin contrapesos sociales que la obliguen a considerar sus excesos, la gobernadora Ortega pone el ejemplo a sus subordinados por su prepotencia, por la soberbia con que se conduce y con que se expresa. Necesario es reconocer que Ivonne Ortega nunca fue una mujer mesurada; lo suyo, en la política, nunca fue la razón, sino la fuerza (la fuerza del tío). Ivonne Ortega no creció en un ambiente de armonía, sino de disputas; no la mueve el acuerdo sino el resentimiento. Ivonne Ortega fue, como mujer, vulgar, rugosa; como política, oportunista y traicionera. Con Ivonne Ortega se comprueba, una vez más, que los altos cargos, la fama o el dinero, no pueden cambiar las raíces que hacen a las personas ser lo que son.

Reveladora, sin duda, resulta la frase que Ivonne Ortega pretende convertir en divisa de su gobierno: "Yucatán la tierra en donde nuestros sueños se hacen realidad". Tal vez, como gobernadora, pueda Ivonne Ortega convertir los sueños de muchos en realidad, pero lo que no puede es convertir en realidad sus mentiras.

Ivonne Ortega ha construido una fachada para esconder sus mentiras; mentiras que arrastra, que repinta y retoca, que repite para engañar, para esconder lo que realmente es, de dónde viene y hacia dónde va.

Ocupada en avasallar desde el gobierno todo posible obstáculo o adversario político, Ivonne Ortega se ha asegurado el control político-electoral de Yucatán. La resistencia, la posible oposición y la consiguiente derrota del PRIVONNISMO no vendrá, no puede esperarse de los partidos o de los grupos políticos, tampoco de los medios de comunicación, sino de la sociedad. Será la sociedad yucateca la que reaccione y combata, indignada, a la promiscuidad con que ahora se gobierna. Un gobierno promiscuo, es lo que ha sabido, lo que ha podido construir esa nueva mayoría que se autopostuló como transformadora de Yucatán y de la política yucateca. (OJO: no comparto la tesis que circula en libelo anónimo, de estar gobernados por una lesbocracia. Yo pienso que la nueva mayoría que nos gobierna practica y promueve la porcicracia, concepto innovador que explicaré y sustentaré en próximas entregas).

Si lo sucedido en los pasados 17 meses en el gobierno no ha terminado de convencer a los yucatecos pensantes y libres de la degradación ética que se vive y se promueve desde el poder público, si todos los excesos, los caprichos y ocurrencias, si el silencio cómplice y el silencio impuesto, no han sido suficientes para prevenir, para hacer reaccionar a la sociedad yucateca, lo que viviremos en las próximas semanas y meses -de la "imposición" de candidatos del PRI al término del proceso electoral- dará motivos de sobra para enfrentar y combatir la promiscuidad que ahoga al grupo en el poder y que éste trata de difundir en la sociedad.

                                          Mérida, Yucatán  29 dic. 2008.

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